- Por: Misiones Salesianas
23/03/2016
A falta de noticias sobre el P. Tom Uzhunnalil, NCR recoge el testimonio de la hermana Sally, única Misionera de la Caridad superviviente a la masacre terrorista en Yemen.
En plena Semana Santa, y sin noticias del salesiano secuestrado durante la masacre, se van conociendo nuevos detalles del ataque del Estado Islámico (ISIS) al albergue para ancianos y discapacitados de las Misioneras de la Caridad en Aden (Yemen) el pasado día 4. NCR ha publicado la carta de la única superviviente, la hermana Sally, en la que narra lo ocurrido.
Las misioneras tuvieron ese día, como es habitual, la celebración de la misa y el desayuno, mientras el misionero salesiano permanecía en la parte trasera de la capilla realizando las últimas oraciones y ordenando lo que había utilizado en la misa.
A las 8.30 del día 4 de marzo, miembros del ISIS vestidos de azul llegaron y mataron al vigilante y al conductor. Cinco jóvenes etíopes cristianos comenzaron a correr para avisar a las hermanas de que el ISIS estaba ahí para matarlos. Fueron asesinados uno a uno. Los ataron a los árboles y les dispararon en la cabeza.
Primero cogieron a las hermanas Judith y Reginette, las ataron y les dispararon en la cabeza. La superiora de la comunidad corrió al convento para tratar de advertir al misionero salesiano, el padre Tom Uzhunnalil. Después cogieron a la hermana Anselm y a la hermana Margarita, las ataron y también les dispararon en la cabeza.
La superiora vio a todas las hermanas y a los colaboradores del hogar asesinados. Mientras los hombres del ISIS estaban entrando al convento ella se metió en la cámara frigorífica. La buscaron por todos lados, pues sabían que eran cinco religiosas. La superiora se mantuvo de pie detrás de la puerta, sin esconderse y los terroristas entraron al menos tres veces, pero no la encontraron. Ella lo destaca como “milagroso”.
Mientras tanto, en el convento, el padre Tom había escuchado los gritos y consumió todas las formas consagradas. No tuvo tiempo de consumir la forma de la custodia, tiró el aceite de la lámpara del santuario y la disolvió en el agua.
Un vecino vio como los terroristas metían al padre Tom en un coche y como hacían añicos todos los artículos religiosos: la Virgen, el crucifijo, el altar, el tabernáculo, el atril, incluso los libros de oración y las biblias.
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