Todos hemos visto, en las últimas semanas, el terrible sufrimiento
causado a los inmigrantes y sus familias, de forma dramática en la
reciente tragedia de Lampedusa. En los últimos veinte años, miles de
personas han muerto en su intento de llegar a Europa. El Papa Francisco
visitó Lampedusa y expresó su indignación y pesar por el sufrimiento
desesperado de los inmigrantes. Los Provinciales jesuitas y los
Superiores Mayores de Europa, Oriente Medio y África-Madagascar representamos a más de 6.000 jesuitas en dos continentes.
Nos unimos al Papa en su preocupación por los migrantes, que corren enormes riesgos para encontrar una vida
mejor y huir de situaciones que ponen en peligro su vida en sus países
de origen. Hacemos esta declaración porque creemos que este es un
momento de urgencia para nuestras sociedades frente a esta grave
cuestión moral.
Salvar vidas – un imperativo moral básico
Las razones de los flujos migratorios y de los refugiados son
complejas. Entre las más significativas están las guerras, las
persecuciones, la inestabilidad económica, las catástrofes naturales y
los estados que fracasan en atender a su población. Sean las razones que
sean, la tragedia de Lampedusa nos enseña que todos estamos llamados de
nuevo a nuestro deber humano fundamental de salvar vidas. No podemos
escapar a este imperativo moral.
Detener el suministro de armas a África
Europa debe asumir su parte de responsabilidad en los flujos
migratorios globales. Muchos estados europeos o sus empresas suministran
armas a África, a menudo de forma encubierta. Estos suministros
alimentan los conflictos, que, a su vez, alimentan las corrientes
migratorias. Nuestro mundo está tan interconectado que no podemos situar
la frontera de nuestra preocupación en el Mediterráneo.
El reglamento de Dublín
Muchos países europeos son hospitalarios con los solicitantes de
asilo. Pero el “Reglamento de Dublín” -que establece que el primer país
al que se llega tiene la responsabilidad de evaluar las solicitudes de
asilo-, no facilita un reparto equitativo de los flujos de asilo. Todos los
países de Europa deben apoyarse mutuamente con solidaridad en este tema
y deben asumir la responsabilidad conjunta en temas de asilo y
migraciones.
Parar la detención de solicitantes de asilo, mejorar las condiciones de los inmigrantes detenidos
- Nos oponemos a la detención de solicitantes de asilo. Hay
alternativas a la detención; algunos gobiernos los han utilizado y han
funcionado bien.
- Los niños, ya sean inmigrantes o solicitantes de asilo, deben
contar con una mayor protección. Además, debe garantizarse su derecho a
una educación de calidad.
- Las condiciones de detención de los migrantes suelen ser inhumanas. Aunque somos conscientes de que los gobiernos y sus sistemas de protección
social se han reducido, las condiciones humanas básicas y la atención
de las necesidades espirituales son moralmente obligatorias.
No involucrarse en discursos políticos extremos
Estamos preocupados por la forma en que un amplio espectro de
políticos se deja influenciar por la extrema derecha. A medida que la
búsqueda de votos y el éxito electoral se hacen más intensos, el
discurso político se encuentra en peligro de caer en el populismo más
extremista. Hacemos un llamamiento a los políticos para que estos
extremistas no dicten el tono del debate político. La Europa del siglo
XX nos muestra la tragedia de lo que ocurre cuando se permite que grupos
extremistas fijen la agenda y tomen el control. Instamos a los países
de origen de los inmigrantes a trabajar por la paz y la justicia, para
que todos sus ciudadanos puedan encontrar un hogar seguro para sus
familias.
Apoyar a los que ayudan a mejorar las cosas
Nos felicitamos por los valientes esfuerzos de tantas conferencias
episcopales, grupos religiosos y ONGs en Europa, que han hecho del
servicio a los refugiados e inmigrantes y su defensa una gran prioridad.
Como jesuitas, agradecemos especialmente su trabajo al JRS (Servicio
Jesuita a Refugiados), al SJM (Servicio Jesuita a Migrantes) en España y
otras organizaciones jesuitas, por todo el trabajo que hacen con
compromiso y profesionalidad. Como Compañía de Jesús en Europa, Oriente
Medio y África-Madagascar, renovamos nuestro compromiso al servicio de
los marginados y los más pobres entre los pobres en nuestros países y
encomendamos a los inmigrantes a las oraciones de los creyentes y al
cuidado y la preocupación de todas las personas de buena voluntad.
Nota: Los Provinciales jesuitas de Europa y Oriente Medio aprobaron
esta declaración en su reunión anual en Roma, del 17 al 23 octubre de
2013. Los Provinciales jesuitas de África y Madagascar la aprobaron por
medios electrónicos.
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