Jesús ha pedido a los leprosos que se
presenten a los sacerdotes para obtener la autorización que los permita
integrarse en la sociedad. Pero uno de ellos, de origen samaritano, al
ver que está curado, en vez de ir a los sacerdotes, se vuelve para
buscar a Jesús. Siente que para él comienza una vida
nueva. En adelante, todo será diferente: podrá vivir de manera más
digna y dichosa. Sabe a quién se lo debe. Necesita encontrarse con
Jesús.
Vuelve “alabando a Dios a grandes gritos”. Sabe que la fuerza
salvadora de Jesús solo puede tener su origen en Dios. Ahora siente algo
nuevo por ese Padre Bueno del que habla Jesús. No lo olvidará jamás. En
adelante vivirá dando gracias a Dios. Lo alabará gritando con todas sus
fuerzas. Todos han de saber que se siente amado por él.
Al encontrarse con Jesús, “se echa a sus pies dándole gracias”. Sus
compañeros han seguido su camino para encontrarse con los sacerdotes,
pero él sabe que Jesús es su único Salvador. Por eso está aquí junto a
él dándole gracias. En Jesús ha encontrado el mejor regalo de Dios.
Al concluir el relato, Jesús toma la palabra y hace tres preguntas
expresando su sorpresa y tristeza ante lo ocurrido. No están dirigidas
al samaritano que tiene a sus pies. Recogen el mensaje que Lucas quiere
que se escuche en las comunidades cristianas.
“¿No han quedado limpios los diez?”.¿No se han curado todos? ¿Por qué
no reconocen lo que han recibido de Jesús? “Los otros nueve, ¿dónde
están?”. ¿Por qué no están allí? ¿Por qué hay tantos cristianos que
viven sin dar gracias a Dios casi nunca? ¿Por qué no sienten un
agradecimiento especial hacia Jesús? ¿No lo conocen? ¿No significa nada
nuevo para ellos?
“¿No ha vuelto más que este
extranjero para dar gloria a Dios?”. ¿Por qué hay personas alejadas de
la práctica religiosa que sienten verdadera admiración y agradecimiento
hacia Jesús, mientras algunos cristianos no sienten nada especial por
él? Benedicto XVI advertía hace unos años que un agnóstico en búsqueda
puede estar más cerca de Dios que un cristiano rutinario que lo es solo
por tradición o herencia. Una fe que no genera en los creyentes alegría y
agradecimiento es una fe enferma.
———–Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
Contribuye a despertar el agradecimiento a Dios y a Jesús. Pásalo.
Lucas, 17, 11-19
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