Con las reformas tan restrictivas y xenófobas de las leyes europeas de inmigración, la ciudadanía puede quedar entre dos
delitos manifiestos: el de colaboración con la inmigración irregular si
se ayuda a una persona en dicha situación (criminalización de la
solidaridad que ya hemos denunciado en varias ocasiones) y el de
denegación del auxilio, si no lo hace.
Sé que muchos pensarán que exageramos el
titular para hacer la entrada más sensacionalista, pero esa es la pura
realidad que podría pasarles a quienes, desoyendo la ley del mar y la del auxilio debido, pasaron de largo cuando cientos de subsaharianos se estaban ahogando cerca de las costas de Lampedusa.
Ya está bien de llorar tragedias y de horrorizarnos por unas desgracias
que no son para nada casuales, sino causales de la EUROPA FORTALEZA y de
un sistema capitalista que las provoca. Pero aquí hay demasiados
responsables:
• Berlusconi y su gentuza de la Liga Norte en Italia, primero, por la
actualidad de Lampedusa y por aprobar una ley de extranjería tan
racista que castiga a quienes ayuden a personas en situación;
• Zapatero con su restrictiva reforma de la ley de extranjería que en su
infumable Art. 53 permitía criminalizar la solidaridad, sancionando a
quienes –solidariamente- ayudaran a los extranjeros en situación
irregular;
• Rajoy, que ha ido más lejos con un nuevo golpe de tuerca al proponer la reforma del código penal con un desgraciadísimo Art. 318 bis con el que muchos de nosotros/as nos convertiremos en criminales;
• Los acólitos líderes europeos que siguen al pie de la letra las consignas de expulsión, represión y recorte de los DDHH;
• y finalmente muchas/os de nosotros, que con nuestros silencios –el
silencio de los buenos que denunciaba Luther King- y algunas/os con sus
votos, permitimos estas barbaries.
Que cada palo aguante su vela, y dejémonos ya de golpes en el pecho y entonemos la correspondiente parte alícuota del mea culpa colectivo.
Salvo al Papa Francisco quien, además de estar denunciado como ningún
Papa había hecho, al sistema capitalista, al dinero, la corrupción, o a
la barbarie de estas leyes, enseguida envió ayuda para
las victimas además de pedir por ellas. “Resulta francamente
descorazonador que hayan muerto tantas personas, irregulares en este
mundo injusto, y que sólo reciben carta de ciudadanía -como ha sucedido
en este caso- después de muertos”.
Grecia, Malta, Italia o España somos los gendarmes de una Europa fortaleza que nos manda estas insensateces que los del
Norte no quieren ver. Mis compañeros de la Asociación pro DDHH de
Andalucía -APDH-A- no se cansan año tras año de denunciar las terribles y
vergonzantes muertes en el estrecho, que se cuentan por decenas de
miles y que la Organización Internacional para las MIGRACIONES –OIM-
cifra en 25.000 l@s que murieron al intentar cruzar el Mediterráneo
desde África.(2000 en 2011 o 1300 el año pasado). ¿Cuantos miles tienen
que morir sin que se nos caiga la cara de vergüenza y nuestros políticos
europeos sigan hablando de la caducidad de los yogures o de las cuotas
de alimentos que hay que tirar? ¡Tengámoslo en cuenta en las próxima
elecciones europeas!.
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