En 2012, denunciaron ante Benedicto XVI la “corrupción, prevaricación y mala gestión” en la administración vaticana. (Foto: aporrea.org)
Según investigaciones del diario The Guardian, el Vaticano recibió un total de 800 millones de dólares por parte de Benito Mussolini a cambio del reconocimiento papal del gobierno fascista italiano.
Una investigación del diario británico The Guardian reveló que el Vaticano podría haber adquirido varias propiedades en Reino Unido, Francia y Suiza con el dinero recibido de Benito Mussolini, un militar que gobernó a Italia desde 1922 hasta 1943. La Santa Sede posee varios edificios en estas tres naciones por un valor total de 800 millones de dólares.
Según investigaciones del diario The Guardian, el Vaticano recibió un total de 800 millones de dólares por parte de Benito Mussolini a cambio del reconocimiento papal del gobierno fascista italiano.
Una investigación del diario británico The Guardian reveló que el Vaticano podría haber adquirido varias propiedades en Reino Unido, Francia y Suiza con el dinero recibido de Benito Mussolini, un militar que gobernó a Italia desde 1922 hasta 1943. La Santa Sede posee varios edificios en estas tres naciones por un valor total de 800 millones de dólares.
El diario, que examinó los archivos del servicio de inteligencia británico, indicó que el Vaticano a través de una red de empresas fantasmas posee edificios en Londres (capital de Inglaterra), entre ellos la tienda de Bulgari en la calle New Bond o el del banco Capital Altium en la plaza de Saint-James.
Según The Guardian, el dinero fue recibido por la Santa Sede en 1929 de Mussolini a cambio del reconocimiento papal del gobierno fascista italiano.
Tras esta investigación, el representante oficial del Vaticano en Londres, el arzobispo Antonio Mennini, se negó a comentar esta situación.
El director de radio boliviana Fides, el sacerdote Eduardo Pérez, había reseñado en un artículo que la opulencia del Vaticano “se basa en la generosidad de Benito Mussolini” quien gracias a la firma del tratado de Letran entre su gobierno y la Santa Sede, otorgó a la Iglesia católica una serie de garantías y medidas de protección.
“La ‘Santa Sede’ consiguió que la reconocieran como un Estado soberano, se benefició de la exención impositiva de sus bienes como en beneficio de sus ciudadanos, tampoco tenían que pagar derechos arancelarios por lo que importaban del extranjero”, explicó Pérez.
Asimismo, “se le concedió la inmunidad diplomática y sus diplomáticos empezaron a gozar de privilegios de la profesión, al igual que los diplomáticos extranjeros acreditados ante la Santa Sede. Mussolini se comprometió a introducir la enseñanza de la religión católica en todas las escuelas del país. Los beneficios que recibió el Vaticano fueron enormes entre ellos los beneficios fiscales, fueron preponderantes”, enfatizó.
En 1933, el Vaticano “volvió a demostrar su habilidad al entablar lucrativos negocios con los gobiernos fascistas. Al concordato de 1929, firmado con Mussolini, le siguió otro entre la Santa Sede y el tercer Reich de Adolgo Hitler (presidente de Alemania entre 1933 y 1945)”, señaló el sacerdote.
“El Papa Pio XII siempre se negó a excomulgar a Hitler y a Mussolini, su pontificado se caracterizó por adoptar una falsa pose de neutralidad. Cuando los Nazis invadieron Polonia, Pio XII se negó a condenar la invasión; Una de las mayores ventajas que obtendría el Vaticano del muy lucrativo acuerdo que mantenía con Hitler era la confirmación del Kirchensteuer, o sea un impuesto eclesiástico”, subrayó.
Este es un impuesto estatal que aún hoy día deben pagar los creyentes alemanes, y que sólo pueden eludir si renuncian a su religión. En la práctica, son muy pocos los que renuncian a ella. Esta paga representa por si solo entre el 8 y el 10 por ciento del total impositivo que recauda el Gobierno alemán.
El pasado año el Vaticano se vio envuelto en escándalos. En enero de 2012, la prensa italiana divulgó documentos confidenciales que confirmaron la lucha interna por el cumplimiento de las normas sobre la “transparencia” en la Santa Sede.
Tras esta situación, el papa Benedicto XVI creó una comisión formada por tres cardenales, Julián Herranz, Josef Tomko y Salvatore De Giorgi, para investigar la fuga de documentos internos.
La comisión se creó después de que una cadena de televisión italiana publicara unas cartas enviadas por el actual representante en Estados Unidos y exsecretario general del Governatorato de la Ciudad del Vaticano (Gobierno que gestiona este Estado), Carlo María Viganó, a Benedicto XVI, en las que denunciaba la “corrupción, prevaricación y mala gestión” en la administración vaticana.
La Santa Sede también fue sacudida por otro escándalo que desencadenó en el despido de Ettore Gotti Tedeschi, expresidente del Banco del Vaticano, por un presunto caso de lavado de dinero.
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