Me cuesta entender la fiesta de la Dedicación de la catedral de San Pedro y de otros templos dentro de la cristiandad.
Veo en el evangelio que Jesús tuvo una relación de oposición al templo. Y Él predice que desaparecerá el de Jerusalén. Dios está en todas las partes. Y todo lugar es sagrado. Jesús ora y se retira al monte y al silencio para ello. Nosotros nos aferramos a los templos como lugares sagrados y centros de nuestra fe. Jesús hizo el gesto de expulsión de los mercaderes del templo como lugar de negocio. Los evangelios nos dicen que también iba al templo, pero el verdadero encuentro con Dios lo realizaba a solas y en medio de la naturaleza.
Los primeros cristianos oraban en sus casas.
Cierto que hace falta silencio para facilitar el encuentro con Dios, para caer en la cuenta y ser conscientes de que Dios nos habita. Él mismo nos dice que “cuando estemos dos o más reunidos en su nombre, Él está con nosotros” ¿Por qué hemos dado tanta importancia a los templos y les hemos constituido como lugares de arte y de una categoría especial?
Cuánto dinero invertimos ahora en restaurar los edificios, altares, tejados… Cuánto interés en recuperar el arte de las iglesias, mientras que los pobres carecen de esos medios.
Hoy está ocurriendo en la vieja cristiandad que varios templos dejan su misión de culto, faltan feligreses y pasan a dedicarse a otros servicios, a veces no religiosos.
Todos tenemos la experiencia de celebraciones, sobre todo con grupos especiales, en lugares fuera de los templos. Y la verdad es que resultan templos muy interesantes: el campo, los salones, las casas.
Muchas veces las iglesias son frecuentadas por haber dentro de ellas algunas imágenes de santos a los que se tienen especial devoción (ermitas, santuarios…).
No podemos olvidar que la gran celebración se realizó en una habitación de la casa de Jerusalén donde se celebró la Primera Eucaristía. Fue la celebración la que la hizo sagrada.
Cada persona somos templo en el que Dios habita y dentro de cada uno podemos ofrecer el gran culto a Dios: El Amor.
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