Ante la noticia de las declaraciones presuntamente realizadas por el Papa Francisco en reunión con los obispos italianos, en las que recomienda no admitir al seminario y a las órdenes sagradas a personas abiertamente homosexuales, CRISMHOM, comunidad LGTBI+ cristiana de Madrid, reitera su postura en contra de la exclusión de las personas LGTBI+ en el seno de la Iglesia.
Papa Francisco: como parte del pueblo de Dios, en el que tan acertadamente nos ha incluido en otras ocasiones, le animamos a mostrar valentía y firmeza en el seguimiento del Evangelio del Amor, que no excluye ni margina, que saca lo mejor de cada persona independientemente de sus características intrínsecas, que son, ante todo, don de Dios.
El deber de formar religiosos y religiosas verdaderamente dedicados a la causa de Jesús de Nazaret no puede fundamentarse en normas que lleven a decisiones generalistas, desfasadas y que olvidan a la persona.
Lo importante es preguntarse qué significa ser hoy sacerdote, religioso o religiosa. El reto está en formar a los futuros consagrados y consagradas en una sociedad llena de paradojas: individualista y plural a la vez, diversa y global, indiferente a las instituciones eclesiales y con sed de espiritualidad, con identidades líquidas e identidades estables, con tantos problemas económicos, ecológicos y sociales como avances tecnológicos, con diálogo interreligioso y fundamentalismos religiosos, con guerras y protestas pacíficas…
A un sacerdote se le debe pedir vocación, ánimo de esfuerzo y superación; que sea pastor con olor a oveja, como usted mismo dijo; que se encarne con la gente; que acompañe a la comunidad; que promueva la sinodalidad, el desarrollo de ministerios y la comunión en la comunidad; que opte por los pobres y marginados; que sea austero; que esté al servicio de todos; que favorezca el diálogo y acoja a todos, todas y todes; que cultive la vida interior; que se forme continuamente; que sea fiel y con espíritu crítico; que sea buen compañero y profeta social; en definitiva, que cada día se identifique más con Jesús.
Toda persona, independientemente de su condición sexual o identidad de género, puede ser un buen sacerdote, religioso o religiosa. Pecador y llamado a la santidad.
Por ello, una vez más abogamos por la no discriminación de las personas consagradas por su condición sexo-afectiva.
La Iglesia se ha construido durante más de dos milenios tanto por jerarcas heterosexuales como homosexuales, y seguirá contruyéndose con ministros ordenados y laicos, tanto heterosexuales como homosexuales.
Hay que desterrar de los seminarios y del clero la superficialidad, el infantilismo, el carrerismo, el fundamentalismo, el espiritualismo y el postureo.
Es más necesaria que nunca la autenticidad, la búsqueda de la verdad, la mirada compasiva y optimista al mundo, la tolerancia, el respeto al diferente, el servicio, el trabajo, la disciplina, la espiritualidad y, sobre todo, mucho amor.
Como de costumbre, queremos terminar tendiendo nuestra mano arcoíris a la construcción de un Reino inclusivo y amoroso. Le animamos a no
desaprovecharla.
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