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La corrupción, tanto económica como "del corazón", de la que es muy difícil volver atrás. Es lo que más ha hecho sufrir al Papa Francisco en estos diez años de pontificado, y de ello habla en la entrevista con Francesco Antonio Grana, vaticanista de la fundación ilfattoquotidiano.it, publicada en vísperas del aniversario de su elección.
El Papa reitera que la corrupción 'spuzza' (apesta), como dijo en Nápoles en 2015, 'hace que se pudra el alma' y por eso 'los mafiosos están excomulgados: tienen las manos sucias de dinero manchado de sangre. Hacen negocio con las armas y la droga. Matan a los jóvenes y a la sociedad" y en la Iglesia "¡no hay lugar para los mafiosos!" Los beatos Pino Puglisi y Rosario Livatino no pactaron con la mafia y pagaron con su vida".
Escándalo de abusos: el punto de inflexión empezando por "escuchar a las víctimas"
Del escándalo de corrupción al de la pederastia en la Iglesia, valientemente denunciado públicamente por Benedicto XVI, quien -recuerda Francisco- ya como cardenal "luchó con todas sus fuerzas contra la omisión y el encubrimiento que durante décadas encubrió a quienes cometían abusos en la Iglesia". "Yo -subraya- me he puesto en el camino trazado por él". Y, reitera, hoy "no hay lugar en la Iglesia para quienes se manchan con este abominable pecado contra Dios y contra el hombre".
El cambio de mentalidad más radical en la Iglesia para afrontar este escándalo, para el Pontífice, ha sido "empezar por escuchar a las víctimas. Para un pastor esto es fundamental". Benedicto XVI empezó a hacerlo en sus viajes, y luego lo hicieron por primera vez muchos presidentes de las conferencias episcopales, para preparar la cumbre mundial sobre la pedofilia en el clero de febrero de 2019 en el Vaticano, y 'lloraron junto a ellos: el don de las lágrimas'.
En la Iglesia con la valentía de nuestras ideas, pero unidos en la misma mesa
El Papa Francisco habla también del debate interno en la Iglesia, por el que "nunca ha perdido el sueño", porque "es hermoso que entre hermanos se tenga el coraje de decirse las cosas a la cara, con los pantalones, no alimentando las habladurías que matan" y muchas reconstrucciones son "totalmente inventadas". La Iglesia no es una orquesta en la que todos tocan la misma parte, reitera, por lo que "debemos luchar por la unidad, que no significa uniformidad. ¡Somos hermanos! Debemos tener el valor de nuestras ideas, el valor de decírnoslas directamente, pero después debemos reunirnos en torno a la misma mesa".
Sufro por la globalización de la indiferencia
Para el futuro, el Papa desea paz "en la atormentada Ucrania y en todos los demás países que sufren el horror de la guerra" y menos indiferencia en el mundo. Porque una cosa "que me hace sufrir mucho es la globalización de la indiferencia, volver la cara hacia otro lado y decir: '¿A mí qué me importa? ¡A mí no me importa! No es mi problema'". E indiferencia, recuerda, es la palabra que a Liliana Segre, superviviente de la Shoah, le gustaría escribir en el andén 21 de la estación de Milán, desde donde partían los trenes hacia los campos de concentración nazis. Hace reflexionar "porque aquella masacre de millones de personas tuvo lugar ante la cobarde indiferencia de tantos que prefirieron volver la cara y decir: 'A mí qué me importa'".
Una Iglesia que esté en medio de la gente, como Don Tonino
Para la Iglesia, Francisco espera que aprenda realmente a "salir, debe estar en medio de la gente", y trae el ejemplo de Don Tonino Bello: "Un gran obispo de Apulia que estuvo en medio de su pueblo y luchó con todas sus fuerzas por la paz. Un hombre incomprendido en su época porque estaba muy adelantado. Hoy se le redescubre. Un profeta". Y recuerda que ya es venerable y va camino de la beatificación.
"Sueño -añade- con una Iglesia sin clericalismo, la "cosa más fea que le puede pasar a la Iglesia, incluso peor que en los tiempos de los Papas corruptos". Un sacerdote, un obispo o un cardenal que se enferman de clericalismo hacen mucho mal a la Iglesia'. Y aún peor "son los laicos clericalizados", una "peste en la Iglesia". El laico debe ser laico".
Gobernar sintonizándose con el Señor, no con el mundo
Por último, el Pontífice reitera que su programa de gobierno ha sido y seguirá siendo "escuchar humildemente" la voluntad del Señor y ponerla en práctica. "Puede parecer una tarea muy sencilla, pero no lo es. Hay que sintonizarse con el Señor, no con el mundo". Que es lo que expresó Benedicto XVI en la Misa de inicio de pontificado: 'escuchar, con toda la Iglesia, de la palabra y la voluntad del Señor y dejarme guiar por Él, para que sea Él mismo quien guíe a la Iglesia en esta hora de nuestra historia'.
Y a los lectores de la web les pide finalmente: "¡nunca pierdan la esperanza! Aunque les hayan pasado cosas malas, aunque la experiencia que hayan tenido con algún hombre o mujer de la Iglesia no haya sido muy buena, no se dejen condicionar. El Señor siempre los espera con los brazos abiertos".
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