blog de Javier Vizcaíno EN DEIA
MÁS QUE PALABRAS
Algo me pierdo. 350.000 personas en la movilización número ene contra la sentencia del Procés son un pinchazo. Sin embargo, 80.000 en una manifestación constitucionalista con autobuses son un éxito del copón. Y casi es peor cuando tratan de explicarte que la cuestión está en las expectativas. Te sueltan sin mudar el gesto que en el primer caso se esperaban más y en el segundo, menos. ¿Se
dan cuenta de lo que están reconociendo con tal argumento?
No
se molesten en contestar. Era una pregunta retórica. Total, en esta
gresca lo que se impone es la quíntuple vara. Fíjense, por ejemplo,
qué cabreo más justificado con la vileza de Grande Marlaska —¡Nada
menos que ministro de Interior, aunque sea en funciones!—
sosteniendo que la violencia en Catalunya es cualitativamente peor
que la que hubo en Euskadi. Se pregunta uno por qué los que más
indignación han gastado en las soflamas contra el lenguaraz juez en
excedencia son muchos de los que hace nada aplaudían idéntico
paralelismo salido de labios de Puigdemont. Y, claro, viceversa:
bastantes de los que entonces se ofendieron por el burdo símil salen
ahora en defensa de Marlaska con la martingala de que hablaba “en
términos conceptuales”.
Ocurre
que no hay paradoja insuperable. Después de quintales de esfuerzos
dialécticos para achacar los actos violentos a infiltrados por el
unionismo o de poner a caldo de perejil a los medios que muestran las
imágenes de caos, la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie,
sentencia: “Son estos incidentes los que hacen que estemos en la
prensa internacional de manera continuada estos días, es decir, que
hacen visible el conflicto”. Jo-dó.
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