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martes, 7 de marzo de 2017

Atrapados entre los hechos y las ofensivas palabras de Donald Trump

J. Jaime Hernández

Poco antes de que el canciller, Luis Videgaray asegurara que, en el inicio de la era Trump, importarán más los hechos que las palabras, el presidente Donald Trump se despachaba desde la Casa Blanca con la cuchara grande de su retórica anti mexicana para presumir ante un grupo de líderes empresariales de la “operación militar” que ha puesto en marcha para deshacerse “de los líderes de las pandillas y los líderes de los carteles de las drogas” que están ilegalmente en EU.

“Estos son los tipos malos que han llegado a este país y que hemos deportado a un ritmo que nadie ha visto antes. Esta es una operación militar … Y lo hemos hecho porque gran parte de esta gente está aquí ilegalmente. Sí, todos ellos son duros. Pero no tan duros como nuestra gente. Así es que tenemos que sacarlos”, aseguró Trump.
Las palabras de Trump, cargadas de desdén y beligerancia hacia México —“Si hay un acuerdo con México, bien. Y si no, pues también”—, iban en sentido contrario al cuidadoso discurso que casi a esa misma hora dirigía John Kelly, el Secretario de Seguridad Interna, desde la Ciudad de México:
“Quiero ser muy claro; no habrá deportaciones masivas y no habrá ninguna intervención de la fuerza militar durante estos operativos”, aseguró Kelly.
¿A quien creerle?. ¿Al presidente Donald Trump quien, poco antes, había presumido de la operación militar que ha puesto en marcha para deshacerse de los “bad hombres”?.
¿O a su Secretario de Seguridad Interna, John Kelly, quien ha prometido deportaciones muy cuidadosas, muy humanitarias y sin la intervención de las fuerzas armadas?.
El contradictorio mensaje de Donald Trump y sus Secretarios de Estado, Rex Tulleron; y de Seguridad Interna; John Kelly, ha dejado en evidencia lo que ayer resumió el canciller mexicano, Luis Videgaray:
“En este proceso importarán más los hechos que las palabras”.
Traducción: no haremos mucho caso a los exabruptos o dislates de Donald Trump, un presidente que se ha atascado en el modo de campaña electoral, mientras aprende a ser presidente de la nación más poderosa del mundo.
Al mensaje de Videgaray (que seguramente deslizó para no emponzoñar el dialogo y las negociaciones entre ambas naciones con las groseras ocurrencias de Trump), se sumó hoy mismo la urgente aclaración desde el Pentágono:
“Las fuerzas armadas no están implicadas en redadas y deportaciones de inmigrantes ilegales”, aseguraron.
A su vez, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, trataba de quitarle hierro al asunto, pero sin reconocer del todo, la metida de pata del presidente:
“El Presidente estaba describiendo claramente la manera ordenada y profesional en que sus órdenes ejecutivas se están implementando, y el énfasis de la administración en la eliminación de criminales peligrosos que están aquí en los EU ilegalmente”, dijo el portavoz al asegurar que el término militar lo usó sólo como un “adjetivo”.
La confusión creada por Trump —quien una vez más dejó en evidencia su ignorancia supina y su propensión a mentir o exagerar—, sumada al mensaje contradictorio de sus enviados a México, dejó en evidencia que Rex Tillerson y John Kelly tienen ante sí una difícil tarea a la hora de recuperar la credibilidad y la buena voluntad política del gobierno mexicano que, al parecer, intentará hacer oídos sordos ante las palabras necias de Donald Trump.
Pero, además, resaltó la enorme dificultad que tendrá el gobierno de Enrique Peña Nieto a la hora de conciliar los mensajes que prometen, por un lado, “redadas humanitarias y apegadas al derecho”, con el discurso ofensivo de Donald Trump y el drama de madres de familias, como Guadalupe García de Rayos, quien fue deportada el pasado 8 de febrero; o de jóvenes Dreamers como Daniel Ramírez Medina, quien permanece detenido tras ser capturado el 10 de febrero en la ciudad de Seattle por su supuesta vinculación a una pandilla.
Por cierto. Ninguno de los dos figuraba en la lista prioritaria de “criminales, líderes de pandillas o de los carteles de las drogas”, como ha asegurado el presidente, Donald Trump, al presumir de la “operación militar” que ha puesto en marcha para deshacerse de “los tipos malos
Fuente: Red Mundial de Comunidades Eclesiales

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