(Josep Miquel Bausset).- Este lunes se cumplen 40 años de la lectura de la pastoral del obispo de Bilbao, Antonio Añoveros, con la cual se produjo el enfrentamiento más grave entre el franquismo y la Iglesia.
Añoveros nació en Pamplona el 13 de junio de 1909. Estudió Derecho en
la Universidad de Zaragoza, fue ordenado presbítero el 1933 y fue
también capellán militar durante la guerra civil, donde destacó por su
solicitud en la administración de los sacramentos, a todos aquellos que
se lo pedían, por lo que se hubo de enfrentar diversas veces a los
militares nacionales.
En sus años de ministerio pastoral en Tafalla, ya después de la
guerra, tuvo una gran preocupación por los más necesitados. El 1952 fue
nombrado obispo auxiliar de Málaga y el 1954 pasó a ser obispo
coadjutor, con derecho de sucesión del obispo de Cádiz, Tomás Gutiérrez.
Su cercanía a los más desfavorecidos, le llevó a rechazar una importante subvención para restaurar la catedral de Cádiz. El
obispo Añoveros consideraba que una ciudad con tanta escasez de
viviendas sociales, no había de dedicar tanto dinero a la reforma de la
catedral.
En un contexto de represión franquista, Añoveros en Cádiz escribió una pastoral donde hablaba del sentido social de la Iglesia, de la no interferencia entre el poder político y el eclesiástico y de los curas obreros. Añoveros decía: "La jerarquía, la Iglesia ha de estar muy cerca de los oprimidos, de los que sufren".
El 1971 Añoveros fue nombrado obispo de Bilbao, una diócesis
con una fuerte consciencia social y política. De hecho, el 1960, 339
sacerdotes vascos habían firmado un documento contra el franquismo, el
1968 otro grupo se encerró en el seminario de Derio, y el 1970, las
ikastolas dependientes de la Iglesia tenían 12000 alumnos.
Con este contexto, fuertemente politizado, el obispo Añoveros,
preocupado por la problemática del País Vasco, escribió la pastoral, "El cristianismo, mensaje de salvación para los pueblos", un texto que fue leído en todas les parroquias de la diócesis de Bilbao, el domingo 24 de febrero de 1974.
El texto decía entre otros puntos: "El pueblo vasco, igual que los otros pueblos del Estado español, tiene derecho a conservar su propia identidad,
cultivando y desarrollando su patrimonio espiritual, dentro de una
organización sociopolítica que pueda reconocer su justa libertad".
Esta apuesta valiente del obispo Añoveros a favor de su pueblo,
continuaba así: "En las actuales circunstancias, el pueblo vasco tienen
serios obstáculos para alcanzar estos derechos. El uso de la lengua vasca, tanto en la enseñaza como en los medios de comunicación, está sometido a notorias restricciones".
El Gobierno de Arias Navarro reaccionó de una manera despótica
a la lectura de la pastoral, acusando a Añoveros de haber atacado la
unidad de España, consagrada por las "Leyes Fundamentales". Así, el
miércoles 27 de febrero, el jefe superior de la policía de Bilbao arrestaba en su domicilio al obispo Añoveros, con el pretexto que habían de asegurar su integridad personal. Posteriormente, el Gobierno dispuso un avión en el aeropuerto de Sondica, con el objetivo de expulsar del Estado al obispo,
con lo que se produjo la crisis más grave que ha existido entre la
Iglesia y el Régimen franquista. El obispo Antonio Añoveros manifestó
que no abandonaría la diócesis de forma voluntaria, y que solo lo haría,
si el Gobierno utilizaba la fuerza, o si el papa Pablo VI le pedía que dejara el obispado.
El cardenal Tarancón, presidente de la CEE, convocó el Comité Ejecutivo del episcopado, y redactó una nota donde se recordaba la pena de excomunión
que el canon 2334 decretaba para aquellos que "directa o indirectamente
impidiesen la jurisdicción eclesiástica de un obispo". Tarancón, en
caso que fuese expulsado el obispo Añoveros, daría a conocer esta nota a
través de los medios de comunicación.
Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores llegó a redactar una nota de ruptura de les relaciones con el Vaticano.
El "caso Añoveros" se solucionó por una intervención personal de Franco, que nunca quiso ningún conflicto con la Iglesia,
y mucho menos aun en aquellos momentos tan críticos. Con todo, el
enfrentamiento del Gobierno de Arias Navarro por esta pastoral del
obispo Añoveros, cuestionó el estatu quo en las relaciones
Iglesia-Estado.
A los 40 años de esta valiente pastoral del obispo Añoveros a favor
de los derechos lingüísticos del pueblo vasco, somos muchos los que
creemos que la Iglesia ha de estar al lado de los ciudadanos en la lucha por unas mejores condiciones de vida.
La Iglesia, como hizo Añoveros, ha de saber denunciar, con valentía,
las injusticias de nuestro mundo, para así hacer posible una sociedad
más fraterna, más libre y más justa
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