La Jornada
Los ricos y famosos se dan cita en Davos para el Foro Económico Mundial.
La reunión de este año se inició ayer con una retórica manipuladora. El
triunfalismo sigue intacto, pero ahora se encuentra convenientemente
atemperado. Se impone el mensaje central de que la economía mundial se
recupera. Pero ese anuncio es suavizado con un alarde de falsa humildad,
pues se reconoce que hacen falta estructuras de gobierno para encauzar
mejor la globalización. Nada mejor para desviar la atención que admitir
que la globalización neoliberal tiene algunas fallas y que es necesario
corregirlas.
Desde hace tres años se habla con
insistencia en Davos de los retoños verdes, testimonio de la
recuperación de la economía mundial. Esos supuestos brotes van desde la
reducción en el desempleo en Estados Unidos hasta el hecho de que ya no
se habla de la salida de Grecia de la esfera euro. Se dice que otras
señales de que la crisis es historia son el tímido repunte en la
economía estadunidense y el anuncio de que la Reserva Federal seguirá
reduciendo su programa de compras de activos e inyección de liquidez.
Por último, se insiste en que el dinamismo de los mercados emergentes
constituye un factor prometedor para la economía mundial. Los personajes
que se dan cita en el carnaval de Davos se regocijarán al escuchar sus
fantasías sobre la globalización. Pero el resto del mundo se estremecerá
al entender el mensaje: las cosas no van a cambiar, el estancamiento
llegó para quedarse un buen rato y la desigualdad seguirá empeorando.
El análisis de los signos vitales de la economía mundial confirma que
los brotes verdes son una ilusión óptica. Primero, la economía de
Estados Unidos ha ingresado en una fase de semi-estancamiento que durará
varios años. La principal causa es que los agentes no terminan de salir
del sobre-endeudamiento y la reducción del apalancamiento seguirá
frenando el consumo. El sistema financiero estadunidense mantiene la
misma estructura que generó la crisis. Además, la guerra contra los
salarios seguirá siendo el factor clave para explicar el desplome de la
demanda agregada y la caída en la inversión productiva.
Al crecimiento mediocre le seguirá un profundo deterioro del mercado
laboral en Estados Unidos. El desempleo amplio (que incluye a los que
abandonaron la búsqueda de empleo y a los que desean un empleo de tiempo
completo pero no lo encuentran) hoy rebasa 14 por ciento. Vaya retoño
verde.
La desigualdad en Estados Unidos expresa el fracaso de la teoría
neoliberal de que la riqueza termina por filtrarse de las capas más
ricas a los pobres. O como dijo el maestro de cinismo, la teoría del
goteo (trickle-down) siempre es válida porque en la medida en que los
caballos de los ricos coman abundantemente, a su paso siempre dejarán
algunos granos en los montones de estiércol.
La economía en Europa no está mejor. Mientras la integración
neoliberal no se modifique de raíz, el estancamiento persistirá. La
asimetría europea está peor que nunca. Alemania mantuvo el crecimiento
del PIB per cápita, pero el resto de Europa está estancada o en caída
libre (sobre todo Grecia, España, Portugal, Italia y hasta Francia). La
austeridad frenó el crecimiento y llevó a un problema de desempleo
estructural inédito.
China tiene un problema de fuerte adicción al crédito. El capitalismo
chino no es distinto: el endeudamiento ha sido el motor del
crecimiento, pero el exceso terminó por crear una cascada de burbujas
que constituye grave amenaza para toda la economía. Las reformas en
China deben pasar por un aumento de la demanda agregada doméstica. Pero
eso pasa por aumentar salarios, lo que restaría competitividad
internacional. Aún si dicha transformación estructural es exitosa (y eso
está por verse) en la transición el crecimiento será mucho menor al
experimentado en las últimas dos décadas.
El principal problema de la economía china es el exceso de capacidad
instalada. El indicador clave es el nivel de capacidad instalada ociosa
que alcanza el 20 por ciento en una muestra de 3 mil 500 empresas
industriales. Los peores ejemplos están en la industria de cemento,
aluminio, vidrio, construcción naval y acero. Para afrontar esta parte
del problema la directiva china ha impuesto condiciones severas, entre
las que destacan el freno a nuevas inversiones. No es la mejor receta
para promover el crecimiento.
Así que quedan los (muy) mal llamados mercados emergentes. India y
Brasil no pueden constituirse en motores de la economía global. Ambas
economías enfrentan serios problemas internos. En Davos se hablará de
México e Indonesia, como los nuevos chicos del barrio. Pero ni son tan
nuevos ni están en buena salud. Sus contradicciones les impiden crecer
de manera sostenida.
La importante novela de Thomas Mann La montaña mágica (1924) se
desarrolla en el sanatorio Berghof en Davos. Ahí iban los consentidos
del sistema a curarse, como le recordara Naphta a Hans Castorp. Hoy el
capitalismo mundial es el que necesita una cura, pero no la encontrará
en Davos.
Twitter: @anadaloficial
Fuente: Red Mundial de Comunidades Eclesiales
No hay comentarios:
Publicar un comentario