“Queremos tener el derecho a poder volver”. Este es el corazón del
discurso que pronunció la joven española Lara Hernández, emigrada a
Berlín, el pasado 13 de diciembre ante la Asamblea de Madrid. Hernández
comparecía, a petición de Izquierda Unida-Los Verdes,
como miembro de la marea granate, la que se encarga de denunciar la
situación de los emigrados y que toma su nombre del color de la tapa del
pasaporte.
El vídeo de su intervención, publicado
hace tres días, lleva ya más de 80.000 reproducciones en YouTube. “No
nos vamos, nos están echando”, afirma Hernández de forma vehemente antes
de enumera las formas en la que, en su opinión, lo están haciendo: las
medidas de austeridad, decretos, privatizaciones del espacio público y la cultura, las ruedas de prensa
en pantallas de plasma, el silencio ante los casos de corrupción,
deshaucios, privatizaciones de la sanidad, la ley antiprotesta,
inversiones en la escuela privada, los recortes en las becas de
investigación, la supresión de las horas de filosofía, los aumentos de
las tasas, las cuchillas en las vallas de Melilla, los viajes de Ana
Botella o las sumas “espeluznantes” invertidas en la candidatura
olímpica madrileña.
Después, Hernández enumera lo que sí quiere una mayoría (alternativa
al paro o la precariedad, alcaldes elegidos democráticamente, políticos
con proyecto de ciudad, alquileres sociales, más éxitos sindicales, la
vuelta de los recortes que afectaron a las calles
de Madrid, el pequeño negocio, el 15m y la marea verde, que el interés
económico deje de gobernar) y concluye: “Queremos tener el derecho a
poder volver, sencillamente eso”.
Tras un corte en el vídeo, Hernández continúa denunciando que “el
gobierno trata de transmitir una visión positiva de la inmigración, en
especial si se trata de la emigración de jóvenes. Como sucediera antaño
con el gobierno franquista el gobierno actual percibe en la emigración
una vía de reducción del desempleo”. Y termina:
Muchas de estas personas no van a poder venir a casa, no van a
poder comer el turrón con sus familias este año, no van a poder porque
tienen que trabajar porque son jóvenes, porque están atados a puestos de
trabajo precarios a miles de kilómetros de distancia de sus hogares. Y para todos y todas ellas, Feliz Navidad.
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