Cuando el Gobierno apruebe definitivamente la reforma energética, el
sol pasará a ser de pago. Habrá que abonar un peaje por la generación
eléctrica casera mediante placas fotovoltaicas, así como pequeña y
mediana eólica y otras tecnologías. Aquellas personas que tengan una
placa solar en casa para autoabastecerse, deberán pagar en función de la
energía que produzcan. Los días que no haya sol, no pagarán, pero si
luce el astro, habrá que pagar.
Según cálculos de la Unión Española
Fotovoltaica, el peaje que se pagará por generar energía en un domicilio
será un 27% más alto que el que se abona por el uso tradicional de la
red. Además, no registrarse como autoconsumidor en el Ministerio de
Industria, y no comunicar la instalación de una placa solar, supondrá
incurrir en una falta muy grave sancionada con hasta 30 millones de
euros.
Varias cooperativas de energía verde que han ido surgiendo en los últimos años, y la Plataforma por un nuevo modelo
energético, han iniciado una campaña bajo el título de “Desolbediencia”
con el objetivo de concienciar a la ciudadanía de la necesidad de
desenchufarse del oligopolio energético integrado en UNESA por las cinco grandes compañías del sector (Endesa, Iberdrola, Gas Natural Fenosa, E-on España y HC Energía), el lobby responsable en gran medida de los resultados de la reforma energética.
Se trata, en una primera fase, de una campaña informativa que,
mediante pancartas, pegatinas y chapas pretende difundir el activismo
por un cambio de modelo
energético. La campaña insta además a reducir las necesidades de energía
de cada uno en su hogar, contratar la electricidad con una cooperativa
verde, y producir la propia energía verde. En este último aspecto,
cooperativas como Som Energia, que cuenta ya con más de 11.000 socios y
administra más de 9.000 contratos de luz, promueven la instalación de
placas fotovoltaicas después de llegar a acuerdos con distribuidores
españoles para ofrecerlas con hasta un 50% de descuento.
Con ello se pretende presionar al Gobierno para que no apruebe la reforma energética en los términos en los que
está planteada. Una segunda fase de la campaña consistiría en la
desobediencia civil, es decir, en el caso de que se aprobase el peaje
previsto para la auto-producción eléctrica, no pagar el impuesto. Se
está estudiando, además, la posibilidad de crear una caja de resistencia
para hacer frente a las eventuales multas.
“La energía fotovoltaica es rentable”
Antonio Quijada, ingeniero naval de profesión, coordina el grupo local de Som
Energia en Madrid. Hace un año y medio que se hizo socio de la
cooperativa y hace unos meses que decidió implicarse activamente en el
proyecto. En su ático en Guadalajara se ha instalado dos placas
fotovoltaicas de 0,25 kw. cada una, que generan la energía equivalente a
su consumo de cuatro meses. “El coste de una placa son 650 euros, con
lo cual en cinco años está amortizada. Del 5º año al 20º, más o menos lo
que se estima la vida de las placas, la energía saldría, entre
comillas, gratis. Si todo el mundo hiciera eso, cualquier eléctrica
tendría un descuento en los beneficios de un 30%”, explica.
20131123_135850[Imagen de la instalación de las dos placas fotovoltaicas]
La energía fotovoltaica, asegura Quijada, es totalmente rentable. “No
necesita ayudas ni primas, sino que simplemente se deje instalarlas a
los ciudadanos que quieran ser autosuficientes”.
Desincentivar el ahorro energético
Al golpe a las energías renovables se suma las trabas que pondrá el
Gobierno a una de las máximas de la energía verde: la energía más verde
es aquella que ni se produce ni se consume. Y es que el texto
desincentiva el ahorro energético al incluir la subida de hasta un 63%
en el precio del término fijo en el contrato, la potencia. De esta
forma, el consumo realizado no importa tanto en el precio final de la
factura. Es la lógica inversa de la que sigue, por ejemplo, Som Energia,
que apuesta por bajar el término fijo (la potencia), y subir el
variable (el consumo), con el fin de premiar el esfuerzo por ahorrar en
el gasto de energía.
Quijada lamenta que el Gobierno haya rechazado implantar el balance
neto, existente en la mayor parte de los países europeos. Se trata de
medir, por un lado, la cantidad de energía que vuelca a la red un
pequeño productor, cuando produce más de la que necesita; y por otro, la
energía que adquiere a la comercializadora cuando necesita más de la
que produce. De esta manera, cada cierto tiempo, se realiza un balance y
se determina si el pequeño productor debe pagar a la comercializadora, o
viceversa. “Eso en España no se ha contemplado, lo que se hace es
penalizar el autoconsumo, porque al final sale más barato comprar
energía de la red eléctrica que producírtela tú”.
“Bájate la potencia”
La política del Gobierno español en materia energética está
fuertemente influenciada por un lobby donde tienen butaca, entre otros,
los expresidentes del Gobierno Felipe González, como consejero
independiente de Gas Natural Fenosa, y José María Aznar, como asesor de
Endesa, eléctrica fue privatizada durante su mandato.
Pero también ha provocado un aumento de las iniciativas de promoción
de las energías limpias y la apuesta por un cambio de modelo. Veinte
organizaciones, entre las que se encuentran Greenpeace y la Asociación
de Consumidores de Energía, han puesto en marcha una campaña con el
nombre de “bájate la potencia”, que anima a los consumidores a calcular
la potencia que realmente necesitan para su consumo, y reducirla si no
necesitan tanta. “En muchos domicilios la potencia contratada es mayor
de lo necesario, beneficiando únicamente a las compañías de suministro
eléctrico”, señalan los promotores.
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