Desde Roma, donde el obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Mons. Oscar Ojea participa como miembro de la Segunda Sesión de la Asamblea Sinodal del Sínodo, ha compartido su reflexión sobre el evangelio del XXIX Domingo del Tiempo Ordinario, donde destaca que “Jesús va camino a Jerusalén y tres veces les ha dicho a sus amigos, a los apóstoles, que va a morir y que va a ser entregado. Sin embargo, ellos parecen estar en otro camino, no van con el camino y con la lógica de Jesús, sino que van con otra”.
Fuera del camino de Jesús
Según Ojea, “en el fondo, es como usarlo a Jesús para trepar, es usarlo a Jesús, funcionalizando la relación con él para tener un cargo”. Recordando las palabras del texto evangélico en las que le dicen: “Queremos estar uno a tu derecha y otro a tu izquierda en el Reino”, el obispo argentino señaló que “están fuera del camino de Jesús. Y, por otra parte, los otros que se enojan también están fuera del camino, porque por algo se enojan, se enojan porque también ellos querían un lugar”.
Para el obispo de San Isidro, “ellos siguen esta lógica de elevarse, para tener gloria hay que elevarse, hay que estar por encima de. Y para Jesús la gloria y el poder es el servicio, y eso tiene que ver directamente con el amor”. Según Ojea, “ellos tienen que elevarse y ascender. Jesús les propone un camino de descenso, un camino de abajamiento. Ellos quieren estar por arriba, el Señor quiere sumergirse en la realidad como cuando uno se sumerge en el bautismo, ese bautismo del que habla Jesús en el Evangelio de este domingo”.
Tocar la realidad
A la luz del texto, hizo ver que “con una gran paciencia les va diciendo a los apóstoles que pretenden esos puestos: ‘No saben lo que piden’. Es como para decirles están en otro camino. Pidámosle al Señor que nos enseñe a tocar la realidad, a sumergirnos como en el bautismo y no a elevarnos. Si queremos elevarnos a estar en otro registro y nuestras relaciones van a ser funcionalizadas, vamos a pensar en hablar con uno, hablar con otro, en tener vínculos que nos hagan ubicar de alguna manera en la sociedad, usándolos como en el caso de los apóstoles”.
Frente a ello dijo que “en cambio, si nos sumergimos libremente en la realidad vamos a poder entrar en ese amor que es servicio y tocar las llagas vivas de Jesús que es en donde está la verdadera realidad”.
Monseñor Oscar Egea
Religión Digital
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