Manuel García Doncel o Manuel G. Doncel (Santander, 5 julio 1930) ha cumplido 93 años y tiene sus facultades mentales muy disminuidas. Ha sido y es un físico teórico e historiador de las ciencias conocido por sus trabajos sobre simetrías y sus trabajos sobre historia de la física, y su estrecha relación intelectual y personal con el conocido matemático español Albert Dou (1915-2009).
Manuel G. Doncel ingresó en la Compañía de Jesús en 1949. Se licenció en Filosofía en 1956 en la Facultat Sant Francesc de Borja (San Cugat del Valles, Barcelona) y en teología en la Facultad de Teología de Innsbruck (Austria) en 1962, siendo alumno, entre otros, de Karl Rahner.
Posteriormente estudió física en la Universidad de Barcelona, donde se doctora en Física Teórica en 1967,
En 1975 Doncel consigue la cátedra de Física Teórica en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), donde enseña teoría cuántica de campos, partículas elementales, y también epistemología e historia de la física.
El interés por esta última materia le llevó a fundar en 1983 un seminario de historia de las ciencias en la UAB, que más tarde —en 1995— se convertiría en el Centre d’Estudis d’Història de les Ciències (CEHIC).
Desde 2005 dirige la colección de Verbo Divino Teología y ciencias de la Editorial Verbo Divino, en la que ha editado ocho volúmenes con traducciones de algunas de las principales aportaciones internacionales al campo del diálogo teología y ciencias. De los de libros publicados, varios de ellos tienen como centro a Teilhard de Chardin, como el ya clásico de Schmitz-Moorman, Teologia de la Creación en un mundo en evolución.
Son muchas sus publicaciones, tanto científicas como de tema interdisciplinar. Estas son sus últimas aportaciones al debate ciencia-religión:
· 2004 «The kenosis of the Creator and of the created co-creator»: Zygon 39 (2004), pp. 791-800.
· 2006 «The Kenosis of the Creator, his Creative Call and the Created Co-Creators»: European Journal of Science and Theology 2.4 (diciembre de 2006), pp. 5-13.
· 2007 «Teología de la evolución (I): La autotrascendencia activa, Karl Rahner 1961»: Pensamiento 63 (2007 Serie especial «Ciencia, Filosofía y Religión», n. 1), pp. 605-636.
· 2008 «Teología de la evolución (II): La llamada creadora trinitaria, Karl Schmitz-Moormann 1997»: Pensamiento 64 (2008), pp. 783-814.
· 2009 «Teología de la evolución (III): El Espíritu Santo como fuente de la novedad emergente, Denis Edwards 2004»: Pensamiento 65 (2009), pp. 623-667.
· M. D. Doncel y J. M. Romero (edit.) Actualitat de Teilhard de Chardin. Cruïlla editorial, Barcelona, 2008 (hay edición castellana)
La Kénosis del creador (diciembre de 2006) Tal vez en este denso trabajo publicado por la European Journal of Science and Theology, [December 2006, Vol.2, No.4, 5-13] con el título “La kénosis del creador, su llamado creativo y los co-creadores creados”. Manuel G. Doncel ofrece una síntesis de su pensamiento.
En este artículo intenta enriquecer la conocida concepción de Philip Hefner sobre los co-creadores creados con dos ideas complementarias: el ejemplo dado por la kenosis del Creador, y una reflexión sobre su 'llamada creativa' a través de la cual, según Karl Schmitz-Moormann, lleva a cabo la creación continua de nuestro mundo evolutivo.
De esas ideas complementarias, G. Doncel infiere consecuencias aplicables a la emergente era de la Ciencia y de la Tecnología. En una línea cercana a Teilhard, considera el trabajo humano y la ciencia producida por agentes creados como tarea de los co-creadores (en sentido de Hefner y Schmitz-Moormann) en cuatro niveles diferentes de la realidad: cósmica, interpersonal, escatológica y global.
G. Doncel considera que la Ciencia y la Tecnología humanas como un momento evolutivo en nuestra variación cultural y genética, que se vuelve teológicamente decisivo desde una perspectiva escatológica.
Para justificar esta hipótesis, parte del programa teológico de Philip Hefner sobre el ser humano como co-creador creado, y distingue, en diferentes secciones, entre las limitaciones y responsabilidades del ser humano como agente creado, y sus posibilidades e ideales como co-creador, siendo 'imago Dei'.
También considera G. Doncel la idea profunda de la Kenosis del Creador, que constituye la raíz misma de Su "principio de amor", y luego debe ser imitada por lo que Hefner denomina los co-creadores creados. Por lo tanto, el autor destaca previamente algunos aspectos de esta kénosis presentada por Jürgen Moltmann en relación con la creación y la escatología.
Esta visión de la kénosis divina puede aclarar el propósito de Dios para el universo y su destino eterno. Pero en lo que sigue, presentaré algunas ideas nuevas de origen teilhardiano, que fueron elaboradas por Karl Schmitz-Moormann. Estas propuestas y formulaciones nuevas surgen del estudio del modo evolutivo de la creación de Dios bajo la metafísica del devenir a través de la unión.
Y estas están coronadas por la visión profunda de la creación continua de Dios como una creatio appellata, una llamada creativa, invitando a las criaturas a acercarse ontológicamente a Él en medidas crecientes en su unión trinitaria.
La Creación o Encarnación es una manifestación de esta kénosis
Siguiendo el hilo del denso estudio de Manuel G. Doncel, podemos decir que la Creación o Encarnación (sinónimos para Teilhard) es una manifestación de esta kénosis.
Pero ¿en qué sentido hablamos de kénosis, vaciamiento de Dios?
La idea cristiana de la kénosis se basa en un versículo de un himno del Nuevo Testamento (Filipenses 2,7), y se ha aplicado tradicionalmente al Logos encarnado.
Pero, bajo la influencia judía del zimzum místico, la kénosis se aplica ahora también en la teología cristiana al Creador. Esto lleva a un cambio de énfasis en el concepto de Dios: del "poder absoluto" al "amor absoluto". Según Hans Urs von Balthasar, tal kénosis (característica de todo amor verdadero) debe presuponerse en la relación amorosa eterna de las Personas divinas.
Lo que consideramos en la Creación o Encarnación es una manifestación de esta kénosis interna en la relación externa de Dios con las criaturas, lo que añade su naturaleza vulnerable a la kénosis.
Podemos imaginar la kénosis del Creador como una "auto-restricción" en Su ser divino, libremente cumplida en el respeto amoroso por las criaturas que han de ser creadas, con el fin de ofrecerles un juego metafísico, de existir y de actuar como seres creados autónomos.
Concebimos específicamente que el Dios trino, "antes" de su decisión de crear el universo, aceptó libremente que "ya no era" la única "condición suficiente" de cada efecto particular. Al decidir sobre un universo de criaturas físicas y personales libres, la kénosis del Creador encarnaba una variedad de elementos que debían indicarse.
El concepto teológico de kénosis nos remite a una idea esencial: el propósito de Dios es construir personas libres para una vida eterna de amor La esencia del Dios trinitario es el amor, que se intercambia entre las Personas divinas en una eterna pericoresis. La nueva aplicación de la kénosis divina pretende introducir todo un mundo de personas creadas dentro del ser personal de Dios, lo que equivale a una especie de pericoresis extendida. Tales criaturas deben construirse con tacto respetuoso, para que se conviertan en personas, y también deben experimentar la restauración de los desórdenes. Esta kénosis de naturaleza vulnerable llegará a su fin, junto con todo mal físico y moral, cuando estas criaturas personales sean consagradas en el amor indefectible y vivan en comunicación interpersonal con Dios. 3. La llamada creadora y la metafísica de la unión El "fiat lux" bíblico ya ha presentado la creación como una llamada, una palabra creadora. Pero, como muestra Karl Schmitz-Moormann, el estudio de la cosmobioevolución descubre una creación continua.
Esto es suficiente para explicar el continuo surgimiento de una nueva riqueza del ser. Debido al parentesco de la materia y el espíritu, esto puede incluso aplicarse a la "hominización" o surgimiento de seres humanos y espirituales [11, p. 79]. Los teólogos recientes enfatizan este punto de vista de la causalidad como autotrascendencia, y ven su dinamismo divino como la obra vivificante del Espíritu Santo.
Así, el Creador respeta totalmente la autonomía de la cosmobioevolución como elemento de Su kénosis libre. Por otra parte, la metafísica de la unión enunciada por Pierre Teilhard (plus esse = plus a pluribus uniri) exige que este devenir más rico se haga mediante la unión de elementos en totalidades cada vez más complejas con unión cada vez más rica.
El agente creado bajo la kénosis de Dios y la llamada creadora Si Dios trabaja kenotéticamente en la creación, nosotros, los 'tecno sapiens', debemos hacerlo aún más. Nos sentimos agentes creados (contingentes, defectuosos y causantes del mal y la vulnerabilidad).
Tal como hemos sido creados, estamos sometidos a la llamada creadora general, que sólo Dios, como causa primera, puede dirigir al proceso de cosmo-bio-evolución, "después" de establecer sus leyes. Por lo tanto, estamos condicionados en todos los aspectos: en el ecosistema en el que surgimos, en el genoma y la cultura que heredamos y en el grupo humano muy reciente al que pertenecemos. Pensemos, pues, en nuestras limitaciones como técnicos humanos, también desde nuestras tres perspectivas (la física, la personal y la escatológica).
Implicaciones de una teología kenótica de la ciencia y de la técnica
Esta reflexión de Manuel G. Doncel desemboca en el "principio del amor" universal y los "derechos" de las culturas del mundo.
El "principio del amor" debe comenzar por amar al prójimo "a quien vemos". Pero en nuestro mundo de Internet y televisión, todas las naciones del planeta son nuestras vecinas, y también las generaciones futuras en la tierra.
El punto central de nuestra misión personal es desarrollar las dimensiones humanas y sociales a través de la dirección de nuestras culturas. Genéticamente, somos una sola especie, pero culturalmente somos una pluralidad de culturas contradictorias.
Debemos defender a cada uno de ellos y su biodiversidad estableciendo los "derechos de la cultura", no solo los de la persona individual. La universalidad del principio del amor debería abarcar cualquier cultura "humana" y todos sus valores positivos, a pesar de las amenazas que pueda crear una unificación de culturas. Una densa aportación del profesor Manuel G. Doncel a la fundamentación teológica del diálogo ciencia, tecnología y religión.
Leandro Sequeiros
Religión Digital
Leandro Sequeiros. Presidente de ASINJA (Asociación Interdisciplinar José de Acosta) y colaborador de la Cátedra Hana y Francisco J. Ayala de Ciencia, Tecnología y Religión
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