Ya hemos encendido la tercera vela de Adviento. Estamos en la recta final del camino hacia la Navidad y en casa ya vamos a tope con los preparativos…
Hemos mantenido la tradición de decorar la casa con nuestro árbol y nuestros belenes aptos para las manos infantiles. Este año hemos tenido que hacer un apaño con las luces de la estrella que colocamos en la ventana, ya que ha dejado de funcionar y hemos preferido conservarla y apañarla a desecharla. El grado de compromiso con el lema reduce-reutiliza-recicla es muy alto. Hemos paseado por el centro de la ciudad para respirar el ambiente navideño, ver luces y visitar los primeros Belenes. Hemos diseñado nuestra tarjeta de felicitación navideña para enviar a familiares y amistades en los próximos días. Hemos cantado los primeros villancicos. Hemos comprado los primeros dulces navideños.
Y seguimos preparando… Vamos pensando en fechas para próximas visitas y salidas a ver más Belenes. Vamos escogiendo las canciones para cantar en la residencia de la abuela. Vamos pensando en los menús y juegos con los que amenizar los encuentros en torno a la mesa que traen estas fiestas. Vamos haciendo nuestros dibujos del portal de Belén y colocándolos por la casa. Vamos sacando nuestros cuentos de Navidad para ir descubriendo nuevos matices de la historia original. Vamos abriendo ventanitas del calendario de Adviento y avanzando en la cuenta atrás para recibir al Niño.
Este año, una de nuestras peques se ha dedicado a preguntar a algunos compañeros que si creen en Dios. A los que le dicen que no les sigue preguntando: “¿Celebras la Navidad?”. A esa pregunta suelen responder que sí. “Entonces, ¿cómo celebras la Navidad y no crees en Dios si la Navidad se celebra porque nace Dios?”. A esa pregunta no encuentra respuesta. Ahí la tenemos, reivindicando la esencia de la Navidad.
Al llegar el trabajo, donde estas fiestas han ido perdiendo el aspecto religioso que tuvieron antaño, me ha sorprendido gratamente ver un mensaje navideño con una invitación a la solidaridad de una ONG que trae un aire más a Navidad. Inmediatamente pienso en los conflictos que hay en distintas partes del mundo, unos de actualidad y otros no, en la cumbre del clima, en los jóvenes de los centros de menores, en los refugiados, en quienes cruzan fronteras sin pedir permiso, en quienes duermen en la calle, en quienes viven situaciones de violencia en el hogar…
Y pienso que necesitamos más mensajes que nos resitúen en el centro de la Navidad, en ese nacimiento de Dios hecho Niño que trae esperanza y dificultades, que nos invita a ser la voz de quienes no la tienen y a trabajar de manera incansable por hacer de este mundo un sitio mejor. Necesitamos no quedarnos solo con las luces, los dulces y los villancicos sino renovar el amor al prójimo, enternecernos con el recién nacido que llega en unos días y compartir la alegría que nos trae. Celebrar la Navidad porque sabemos lo que supone celebrar la Navidad en cristiano.
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