Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara
(Sobre una iniciativa del cardenal Marx)
El cardenal Reinhard Marx ( Geseke, Paderborn, 21 de Septiembre de 1953) es el arzobispo de Munich, y está de moda. Si no, vean: ha escrito un libro con el mismo título, “el Capital”, que su “colega Karl Marx”, como el mismo cardenal lo llama; es solicitado frecuentemente por la universidad de Princeton, donde desarrolla sus tesis sociales, materia de la que es experto, con sus duras críticas al Capitalismo; piensa encomendar a laicos parroquias de sus diócesis de Munich, que no están servidas por presbíteros; fue delos primeros pesos pesados del Colegio Cardenalicio que se alineó con Francisco en la tarea de dar la comunión a divorciados y separados que han vuelto a vivir en pareja formal; y se permite denunciar al gobierno alemán, y, de rebote, a toda la organización política de la UE, por mirar a otro lado ante el aumento alarmante y escandaloso de la desigualdad social.
Por lo que se ve, para los medios de comunicación, para los alemanes, para los europeos, y, ¡lo que más nos interesa a nosotros en esta esquina!, para los cristianos, un genio, un crac. Por eso está levantando ronchas entre sus colegas en el cardenalato. Así que me voy a dedicar en esta entrada a tocar leve, pero claramente, y el verdadero alcance de las posturas de Marx, -¡el cardenal, claro!-, y lo que significan de bendición para la Iglesia, y para el mundo.
1º) Autor y escritor, y profesor de libros y artículos de economía social. Como he dicho antes, el simpático cardenal muniqués tuvo la ocurrencia de aprovechar la igualdad de apellido con el iniciador de la filosofía-economía-sociedad marxista, y recomendar la lectura, otra vez, y con la perspectiva y los condicionamientos modernos, del “Capital”, en cuya lectura él descubre, o mejor, demuestra, porque hace mucho tiempo, y su tocayo ya lo había descubierto, que el Capitalismo, como sistema socio-político-económico es un fracaso, y así puede llegar a la conclusión clara, y así lo afirma, sin complejos, que el sistema capitalista no tiene pasado, o lo tuvo alimentado por guerras monstruosas, ni presente, ni menos, futuro. Afirma: “Un capitalismo sin humanidad, solidaridad y justicia no tiene ni moral ni futuro”. Como introducción escribe un comentario a modo de carta a Karl Marx, en la que asegura entre otras cosas, que la caída del los regímenes políticos comunistas no solo significó supuso “la crisis del marxismo; también obliga a buscar, en una economía social de mercado a escala mundial, las mejores alternativas para superar la injusticia y la pobreza”. Otra cosa de mucho interés, que pocos advierten, o recuerdan, es el movimiento social que hubo en Alemania, como recuerda el cardenal Marx a su querido tocayo: “Cuando usted aún no había nacido, ya había cristianos comprometidos socialmente, como Franz von Baader y Adam Heinrich Müller, que criticaban duramente el capitalismo naciente del siglo XVIII y denunciaban la miseria de los obreros que se mataban a trabajar en las nuevas fábricas”. También hace mención de que el obispo de Maguncia, Wilhelm Emmanuel von Ketteler (1811-1877), se hizo famoso, y fue conocido como el “obispo de los trabajadores”.
2º) Ya ha expuesto su decisión de poner a laicos de encargados de parroquias. En el último Consejo arciprestal del arciprestazgo de San Ramón, al que pertenece mi parroquia de Nª Sª de la Piedad, salió el tema de cómo preparar a los adultos. Yo intervine para recordar que desde que volví de Brasil, año 1985, es decir, hace 32 años, estamos hablando en Madrid de eso, y no damos ni un solo paso significativo que demuestre nuestra confianza en el laicado. Y les hable de la propuesta del cardenal de Munich. Mis colegas me dijeron que no era un tema para abordarlo, y, el señor Vicario, que la situación de nuestras parroquias no es como las de la diócesis de Munich, o se parece muy poco. Y yo pregunté, entonces ¿por qué se están organizando “unidades pastorales”, unificando parroquias, y reuniendo el clero, que ya no puede, y en menos de quince años, podrá todavía mucho menos, atender a todas las parroquias de Madrid? Y como suele pasar, mi intervención, y mi advertencia, quedaron desapercibidas, o desatendidas, sin más.
3º) Ha sido uno de los primeros de ayudar a Francisco en la interpretación menos moralista en la concesión de la Comunión a los separados. No voy a insistir en mis ideas sobre este punto, que ya he ido dejando muy claras y expeditas. Pero esa ayuda fraterna y eclesial al pontífice de Roma, que el Cardenal Marx asegura ser importantísima “Nuestra lealtad al Papa es sustancial como católicos”, le está costando algún contratiempo. Tal vez sea por esta proclamada lealtad al Papa que el cardenal Müller (Gerhard Ludwig) ha hecho a nuestro cardenal el reproche de que las Conferencias Episcopales no tienen poder legislativo, ni magisterial, en referencia a su praxis de concesión de la Comunión a los divorciados, y a la excesiva confianza en los seglares. ¡Pues bien!, esta afirmación de Müller entra en abierta y flagrante contradicción a lo que su querido jefe Ratzinger enseñaba en sus años mozos, cuando de verdad actuaba como teólogo, y que, después, corrigió, siendo ya un miembro eminente de la Jerarquía.
(Seguirá)
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