Enviado a la página web de Redes Cristianas
Estos días no he cuidado mi blog porque he estado, justamente,
ocupado con obispos. El obispo auxiliar de Madrid, Fidel Herráez, nos
hizo la visita pastoral el domingo pasado, y estuvo con nosotros,
incluida comida y sobre mesa de dos horas, mano a mano los dos, desde
las 11 de la mañana hasta las seis de la tarde. Y ayer el señor
cardenal, D. Antonio Mª Rouco Varela, tuvo una encuentro con el Consejo
Pastoral de la parroquia, y después celebró la Eucaristía, departió un
poco con los fieles, y cenamos juntos, en la casa parroquial, junto con
cl vicario de esta Vicaría IV, y el chofer del cardenal.
Como comprenderán mis lectores, hay
obispos de todos los estilos y tendencias, unos más cercanos y cordiales
que otros, y no todos provocan la misma simpatía. Pero una cosa puede
afirmar, y afirmo: puedo ser muy crítico con la jerarquía, sin perder,
por eso, de vista que la Iglesia es apostólica, y que el obispo de mi
diócesis es el apóstol que representa la verdadera y auténtica conexión
con el Señor Jesús. Si bien esto no me quita la libertad para exponer
las cosas según mi opinión, y respetando mi amor a la verdad. Como
hicieron los primeros cristianos, de lo que nos han dejado prueba cabal
en los Hechos de los Apóstoles y en las cartas.
Sin embargo, ahora quiero hablar de otro obispo, que, erre que erre,
parece que no se ha enterado del cambio de aires y de horizontes que nos
llega desde que el bendito Padre, Maestro y Pastor francisco aterrizase
en Roma, como pregonero de aquel que deja sus huellas por los montes, y
que merece que se diga de él: “Dichosos los pies del mensajero que
anuncia la Paz”. Pero no, el señor Reig Plá no se entera, o no quiere
enterarse, o si se entera no le importa no hacer caso. Sé que estos
comentario míos no gustan a los prelados. Pero estoy seguro, también,
que no los hago para incordiar ni molestar, sino porque, en conciencia,
pienso que es necesario que los fieles comentemos lo que en las palabras
y actuaciones de nuestros obispos encontremos de inadecuado y , sobre
todo, de poco, o nada, evangélico.
EL obispo complutense ha arremetido contra el “feminismo”. Y ha
dejado joyas como éstas: “del feminismo de la igualdad” y del “feminismo
de cuota”, “se ha pasado a la pretensión del empoderamiento de la
mujer, al feminismo radical o al feminismo ginocéntrico”. Y, además, la
condenación general, y sin matices, de la ideología de Género. Así como
reclamar para los documentos de la Iglesia el verdadero concepto del
auténtico feminismo. ¡Cómo si sobre eso se pudiera desprender algo de
las palabras o actuaciones de Jesús, más que el hecho de que trató
maravillosamente a las mujeres, también a la prostitutas, a las que
colocó en la delantera del Reino de Dios! Y, también, ¡Qué manía tienen
muchos obispos españoles a la dichosa ideología de género! Lo que los
lleva a olvidar que eso que ellos llaman ideología comporta una nueva
figura de delito, que preocupa no solo a las autoridades y a a los
jueces y fiscales, sino también a toda la población. Recomendaría a
monseñor Plá tres cosas:
A. Que no se meta dónde nadie lo llama,
B. Y que recuerde cómo el papa Juan Pablo I, de más feliz memoria en
su vida que en su muerte, afirmó que Dios no solo es Padre, sino
también Madre.
C. Y que no reserve toda su admiración y respeto a la Virgen, como
modelo de feminidad, como hacían los caballeros medievales, que la
proclamaban modelo y paradigma para todas las mujeres, cuando ellos las
maltrataban y abusaban de su debilidad. Y, tiene que reconocer el señor
obispo, en términos socio-culturales, no serviría hoy ese modelo, por
ser justamente medieval.
Artículo del blog “EL guardián del Areópago”
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