LEIDO EN ATRIO
queremos resaltar éste de Valencia, por
unir realismo y utopía.
Ante la convocatoria de elecciones
europeas
El sueño europeo, que se identificó desde sus orígenes como espacio de
derechos humanos, trabajo y paz entre naciones históricamente enfrentadas, ha
sido copado por burócratas y élites de poder. En consecuencia, se ha convertido
en una pesadilla que hace crecer el euroescepticismo, la impotencia generalizada
ante mecanismos económicos que golpean a la gente más débil y la barbarie de
grupos racistas y xenófobos.
Constatamos con indignación que se ha priorizado el mercado por encima de las
personas y las culturas; que los intereses de los grupos financieros y de
presión han prevalecido sobre los pueblos; que ha interesado más la construcción
del mercado común que la de un espacio social, abierto y solidario; que los
países más ricos se han impuesto a los más pobres; que ha nacido una burocracia
distante y ajena a las preocupaciones de la ciudadanía. Todo ello es un lastre
que exige cada vez más recortes sociales, precariedad y sacrificios, dejando
personas inmigrantes muertas en el mar; jóvenes que se desplazan a otros países
de la Unión buscando trabajo y son rechazadas; paradas que, por millones, quedan
expulsadas de los dinamismos comunitarios; otras que viven en precario sin poder
salir adelante; minorías étnicas. Toda esta gente “innominada”, anónima y sin
rostro, reclama tener parte en la construcción europea.
La construcción de la Unión no podrá superar este lastre sin una mayor
democracia, participación ciudadana y justicia social. Por eso es
urgente una llamada a la participación en las próximas elecciones europeas, para
convertir la Unión en un proyecto de libertad, emancipación y justicia social
que suponga un auténtico cambio de sistema. No podemos dejar vía libre
a grupos organizados de ultraderecha o a movimientos que impidan la construcción
de la Europa social.
El proyecto europeo sólo es sostenible cuando se centra en la justicia
social. Reducido a la consecución de una zona de libre comercio, sólo interesará
a los mercaderes. La prueba de idoneidad europea radica en el compromiso
inequívoco por la igualdad, a través de
políticas fiscales redistributivas que persigan mayor equidad entre los países y
de políticas sociales que garanticen las prestaciones sociales básicas.
Fiel a su anhelo de libertad, Europa ha de ser espacio de
asilo que ofrezca protección internacional a la vida de los seres humanos
perseguidos, para que puedan vivir dignamente. Si sólo se interesa por construir
su propio bienestar, el proyecto europeo quedará abocado al fracaso.
La Unión Europea irá realizando su aspiración a la
fraternidad si, por encima de sus instituciones políticas y económicas,
hay una sociedad civil basada en una cultura del encuentro, la participación, la
solidaridad y la tutela de los derechos humanos. Lo que va forjando esta amistad
cívica es fundamentalmente los intercambios de jóvenes y de centros de
investigación, las redes de asistencia sanitaria y el voluntariado
internacional, que cultiva el sentido de pertenencia.
Por todo ello, apoyamos las candidaturas de las fuerzas sociales y políticas
cuyo programa electoral refleje un compromiso por la construcción de una
Europa social y de los pueblos, con las siguientes opciones:
- Recuperar la soberanía social y política frente a los mercados, y el protagonismo de la sociedad civil por encima de los poderes económicos.
- Apostar por el establecimiento de políticas fiscales redistributivas que persigan la corrupción, supriman los paraísos fiscales y las diferencias entre países ricos y pobres, promuevan el empleo (especialmente el juvenil) y garanticen unas prestaciones sociales dignas.
- Buscar una integración que respete la pluralidad de nacionalidades, culturas y lenguas existente en los países miembros, así como el derecho a la autodeterminación.
- Trabajar para que el Parlamento Europeo promueva una ciudadanía inclusiva desde la tolerancia, el reconocimiento de las diferencias y la defensa de la libertad y los derechos humanos.
- Favorecer la construcción de una Europa laica, como espacio de diálogo, cooperación y convivencia respetuosa entre las diferentes religiones y creencias.
- Propugnar una nueva Constitución Europea elaborada con la participación activa de las bases, a través de los movimientos ciudadanos que promueven acciones cívicas innovadoras y redes transnacionales.
- Propiciar una Europa multicultural con una política de fronteras justa, que supere las tendencias xenófobas y respete la prioridad de las personas y de sus necesidades.
- Promover una mayor colaboración con los pueblos empobrecidos, a través de relaciones comerciales y sistemas financieros equitativos y de la cooperación al desarrollo.
- Consolidar los programas de becas para favorecer los intercambios culturales y la creación de redes entre la población joven.
- Garantizar un desarrollo sostenible y respetuoso con la naturaleza y con la salud de las personas, promoviendo una cultura de la paz, el desarme y la desnuclearización.
Como ciudadanas y ciudadanos creyentes en Jesús de Nazaret, que nos interpela
a la construcción de una sociedad al servicio de la vida plena de las personas,
apoyamos el proyecto de una Europa abierta, libre y solidaria, que promueva la
convivencia en paz y justicia para todos los pueblos y despierte la esperanza en
otra Europa posible.
València, mayo de 2014
Grup de seglars i rectors del dissabte
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