El capitán José Guillén Araque, de la Guardia Nacional de Venezuela, le alertó a Maduro sobre la ofensiva nazi, diciendo: “el fascismo debe ser derrotado antes de que sea demasiado tarde”. En represalia por esta advertencia profética, el patriótico y joven capitán fue atacado por un asesino respaldado por EE.UU. en las calles de Maracay, en el estado de Aragua, el 16 de marzo de 2014. Su muerte elevó a 29 la cantidad de soldados y policías asesinados desde que comenzaron las revueltas fascistas. El asesinato de un oficial prominente y patriótico en una calle principal de una capital de provincia es una indicación más de que los fascistas venezolanos están en la ofensiva, confiados en el apoyo de Washington y de una amplia franja de la clase alta y media de Venezuela. Son parte de una minoría electoral que no tiene ilusiones de tomar el poder por la vía constitucional usando medios democráticos.SEGUIR LEYENDO
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