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Tras la separación traumática de UPN y el PP en el 2008, los
socialistas navarros se vieron convertidos en árbitros de la contienda
política tras el acuerdo tácito entre el Presidente navarro Miguel Sanz y
el socialista José Blanco (contando con los buenos oficios de
empresario hotelero Antonio Catalán), en virtud del cual las propuestas
políticas de los socialistas navarros eran apoyadas por UPN en un
espléndido ejercicio de ventriloquismo escénico a cambio del apoyo sin
fisuras del PSN en la aprobación de los Presupuestos anuales de UPN,
quedando IU y Nabai como convidados de piedra.
Dicha política de apoyo incondicional a
UPN desde los bancos de la oposición le acarreó al PSN la pérdida de
jirones de su primitivo ideario socialista pero tras la abdicación de
Sanz en el 2009 y la proclamación de Barcina como su sucesora, le
condujo finalmente al poder tras la boda morganática de Barcina y
Jiménez (matrimonio de la mano izquierda) y la implementación del
Gobierno de coalición UPN-PSN.
Sin embargo, una vez en el poder, Barcina habría provocado un golpe
de timón de la nave foral traducido en una clara sumisión de UPN a los
dictados del Gobierno del PP, lo que provocó el enojo y descontento del
consorte Jiménez que se tradujo en coqueteos con la oposición
nacionalista, por lo que Barcina con nocturnidad y alevosía recurrió al
Tribunal de Rota político y consiguió la anulación de su unión política,
quedando en soledad parlamentaria y como “bestia negra “ del sector de
la boina de UPN (tradicionalmente se ha considerado que UPN estaría
formado por dos sectores caricaturizados como el de la toga y el de la
boina, que haría referencia al sector de votantes de UPN de filiación
urbana frente al sector rural de la Zona Media y Ribera de Navarra).
En adelante y debido a su minoría parlamentaria en la Cámara navarra,
habría llegado a un acuerdo con el Gobierno central para frenar las
leyes que pudiera aprobar el díscolo Parlamento navarro mediante el
recurso sistemático ante el Tribunal Constitucional, basándose en el
artículo 161.2 de la vigente Constitución, que señala que “ el Ejecutivo
central podrá impugnar ante el Tribunal Constitucional las
disposiciones y resoluciones adoptadas por los órganos de las CCAA” .
Así, el TC anuló la decisión del Parlamento de Navarra que obligaba a
la Iglesia Católica y al resto de confesiones del Estado español a
pagar la contribución territorial (impuesto equivalente al IBI) por
todos los inmuebles de su propiedad con la única excepción de los
destinados al culto, lo que unido al resto de recursos pendientes (del
que sería paradigma el recurso de la ley foral que otorga al Parlamento
la potestad de aprobar los ERE de empresas públicas), ha supuesto “de
facto” el vaciar de contenido las competencias legislativas de una
Cámara foral navarra devenida en barco amotinado que navegará sin rumbo
fijo hasta las próximas Elecciones Forales.
Asimismo, estaríamos en la antesala de un severo recorte de la
capacidad de la Cámara Foral para legislar impuestos (autogobierno
fiscal navarro), que se enmarcaría en el contexto de la deriva
autoritaria del Gobierno del PP que pretende la implementación de un
Estado jacobino y autoritario (Tardofranquismo) y que tendrá su
plasmación en las restricciones que se impondrán al autogobierno de la
Comunidad Foral en las próximas negociaciones sobre la renovación del
Convenio Económico Navarra-Estado y que terminarán convirtiendo a la
Comunidad Foral en un autogobierno devaluado, enconsertado y sometido a
los dictados del Tribunal Constitucional de turno.
Pacto secreto Sanz- Jiménez
Tras la escenificación de la ceremonia del desencuentro UPN-PSN plasmado
en el “divorcio político” Barcina-Jiménez, asistimos al finiquito de la
doctrina navarrista UPN-PSN que habría convertido a la Comunidad Foral
durante una década en un coto privado del establishment navarro (Teoría
del quesito de Miguel Sanz), quedando además el Gobierno de Barcina
huérfana de apoyos en el Parlamento foral.
La reacción del ex-Presidente Sanz no tarda en llegar y en otoño del
2013 (contando de nuevo con la inestimable labor mediadora del
empresario hotelero Antonio Catalán convertido de facto en Alto
Comisionado del establishment del Estado español para evitar la alianza
del PSN con Bildu), se produce una reunión secreta en Corella a la que
únicamente acuden el ex-presidente Sanz, el candidato del sector de la
boina de UPN Alberto Catalán y el dirigente del PSN Roberto Jiménez con
la intención inequívoca de lograr la reimplantación de la Doctrina del
quesito que condujo durante el mandato de Sanz a la esquilmación de las
arcas forales y a la entrada en números rojos de la Hacienda foral con
una deuda estimada de 3.500 millones € para finales del 2014.
Tras una opípara comida regada con excelentes caldos , se llega a un
rápido acuerdo entre los allí presentes que contaría con dos vías de
actuación para lograr la defenestración de Barcina como Presidenta del
Gobierno Foral. La vía institucional consistirá en la implementación por
parte del PSN en el Parlamento Navarro de la estrategia de “acoso y
derribo” del Gobierno minoritario de Barcina y la difusión de la tesis
de la implementación de un hipotético “Gobierno de Progreso”
PSN-Nafarroa Bai-IU que daría prioridad a la regeneración de la clase
política y a la revitalización del llamado “Estado social y democrático
de Derecho” tras las celebración de nuevas elecciones forales.
Así, ante la implosión del “affaire Goicoechea”, el PSN por medio de
Jiménez planteó a Barcina la disyuntiva de dimitir y convocar elecciones
o ser defenestrada mediante la presentación por los socialistas de una
moción de censura contra ella, moción que precisa de un mínimo de 10
diputados para poder ser presentada (el PSN tan sólo posee 9) y que para
ser aprobada deberá conseguir la mayoría absoluta de la Cámara navarra
(26 parlamentarios) , lo cual requiere la suma de todos los votos de la
oposición ( IU, Aralar-Nabai, GeroaBai y Bildu) y un previo consenso de
mínimos, iniciativa que tan sólo sería una maniobra de despiste
consistente en insuflar en el electorado navarro la ilusión de la
irrupción en el escenario político navarro de la posibilidad real de una
alternativa a la derecha navarrista, quedando el PSN como adalid del
cambio progresista en Navarra.
Mientras, Barcina habría acudido buscando ayuda a Mariano Rajoy y
tras recibir sus bendiciones y su apoyo, habría afirmado su nula
voluntad de dimitir al tiempo que reta al PSN a que presente una moción
de censura, en la certeza de que Navarra es considerada “cuestión de
Estado” tras el Tejerazo de 1.981 y que cualquier cambio institucional
que se pueda producir en el viejo Reyno foral deberá contar con el visto
bueno del establishment del Estado español quien valiéndose del
endemismo recurrente de la existencia de ETA y su filiación ideológica
con Bildu, hará imposible cualquier intento de instaurar un Gobierno
progresista en Navarra, imposibilidad refrendada por el Ministro del
Interior, Jorge Fernández Días, al declarar que “Navarra es estratégica
para España porque ETA siempre ha tenido como objetivo la anexión a la
CAV, por lo que todo lo que sea poner en cuestión o en riesgo la
singularidad de Navarra, es de alguna manera, contribuir al objetivo que
perseguía ETA”.
En consecuencia, el ex-Presidente Miguel Sanz procederá a la
aplicación de la “segunda vía” , consistente en segar la hierba bajo los
pies de Barcina. Así, según noticiasdenavarra.com, en los sótanos de
UPN se estaría produciendo una maniobra soterrada por parte del sector
de la boina ribero liderado por el ex-Presidente Sanz para recabar los
votos necesarios para convocar de modo urgente el Congreso
Extraordinario de UPN ( antes de Junio) y que tendría al Presidente del
Parlamento foral Alberto Catalán como pieza de repuesto de Barcina una
vez lograda su defenestración política.
Recordar que según los estatutos de UPN, para convocar una asamblea
extraordinaria es necesario que lo soliciten el 25 % de los afiliados
con derecho a voto mediante una firma y teniendo en cuenta que UPN
contaría con unos 3.000 afiliados, serían necesarios un mínimo de 700
firmas para que prospere la sibilina iniciativa de Sanz, iniciativa que
se antoja harto factible.
Dado que en el anterior Congreso Extraordinario de UPN celebrado en
el 2013 la candidatura de Barcina venció por un ajustado margen (51,1 %
de los votos), es previsible que el llamado “sector de la boina”
liderado por Miguel Sanz logre recuperar el timón de la nave de UPN tras
ser derrotada Barcina acusada de permitir la corrupción de su Gobierno
(affaire Goicoechea) y tras la celebración de nuevas elecciones,
podríamos asistir a la reinstauración de la Teoría del Quesito de Sanz
(Gobierno de Coalición UPN-PSN), siguiendo la máxima navarrista de
“antes Navarra roja que partía”, recibiendo la actual Presidenta Barcina
como premio a sus inestimables servicios prestados en “defensa de la
identidad unitaria de Navarra” un escaño en el Congreso de Madrid y
quedando de paso la futura Cámara Foral dividida en dos bloques
antagónicos e irreconciliables que tendrá como efecto colateral una
fractura social de resultados imprevisibles.
GERMÁN GORAIZ LÓPEZ- ATTAC Navarra-Nafarroa
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