Las clínicas sociales, solidarias y autogestionadas organizadas por
el personal sanitario griego han lanzado la voz de alarma: “los enfermos
dejados fuera del sistema están muriendo a miles”. Según las propias
cifras oficiales, ya hay 3 millones de ciudadanos sin seguro médico. Y
otros 3.300.000 están apunto de perderlo. El ministerio de Sanidad acaba
de reconocer que ya no puede garantizar “el acceso de todos los ciudadanos a la salud pública”.
“Nunca imaginé que tendríamos que establecer clínicas sociales y trabajar de forma voluntaria”
Los recortes presupuestarios masivos de la sanidad pública en Grecia
están actuando como un auténtico terremoto que amenaza con quebrar los
cimientos y hundir el sistema sanitario. Ante esta situación, ha surgido
en todo el país una red de 40 clínicas dirigidas por profesionales de
la sanidad voluntarios, autogestionadas por ellos mismos, abastecidas
por la solidaridad ciudadana y dirigidas a ofrecer tratamiento gratuito a
los millones de griegos que, al haber perdido su trabajo, han sido
expulsados del sistema de salud público.
El médico Giorgos Vichas, fundador de la Clínica de la Comunidad
Metropolitana de Helliniko, en Atenas, para griegos necesitados sin
seguro de salud relataba recientemente a la BBC cómo “la crisis en
Grecia ha provocado una crisis humanitaria
en términos del sector de la salud. Nunca imaginé que tendríamos que
establecer clínicas sociales y trabajar de forma voluntaria”.
El recorte en el sistema de salud público griego alcanza ya el 30%.
No es sólo que los recortes hayan supuesto, por ejemplo, la reducción
del 40% de las camas hospitalarias, que haya que pagar entre 700 y 1.200
euros para parir o que en los hospitales públicos no haya vendas o
medicamentos básicos como la aspirina, sino que decenas de miles de
ciudadanos inválidos, enfermos o con enfermedades raras se ven
condenados a una muerte segura a corto plazo debido a su expulsión del sistema público y la supresión de los subsidios a los medicamentos
“La intervención y el saqueo de la troika amenaza con desatar una
auténtica catástrofe humanitaria” El 27% de la población desempleada no
tiene derecho a la asistencia sanitaria, pues al finalizar el seguro de desempleo
de un año de duración se quedan sin atención médica. La mayoría de
médicos del Hospital General Evangelismos, uno de los más grandes del
país en el centro de Atenas, practican la desobediencia civil y violan
la ley cada día al negarse a pedir el seguro a ningún paciente. Para
evitar el colapso del hospital, las enfermeras a veces deben trabajar
tres semanas seguidas sin un día de descanso, pues en paralelo se ha
producido una migración masiva al sistema público de
salud de ciudadanos -normalmente funcionarios y propietarios de
pequeños negocios- que antes podían costearse un seguro médico privado.
Sólo en la primera mitad del 2011 ha habido un aumento del 52% en
casos de SIDA tras los recortes del gobierno en los programas de
prevención. En la región de Laconia, en el extremo sur del país, el
rebrote de enfermedades como la malaria ha hecho aparecer a Grecia en la
lista de países donde la enfermedad es endémica. En la isla de Creta,
la tasa de suicidios ha aumentado en un 80% entre 2010 y 2012. La
malnutrición hace estragos entre los niños de la escuela primaria y el
hambre empieza a manifestarse en las grandes ciudades del país, cuyos
puntos neurálgicos se encuentran ocupados por decenas de miles de
personas sin techo, hambrientas y en harapos.
En 2012, año de su fundación, la Clínica de la Comunidad
Metropolitana de Helliniko trató más de 1.000 casos. El mismo número
que ahora tratan en un solo mes. En ella trabajan de forma voluntaria -y
gratuita, pues nadie gana dinero ni se aceptan donativos personales- un
amplio equipo de médicos de distintas especialidades (pediatras,
ginecólogos, cardiólogos), farmacéuticos, enfermeras, personal
sanitario,… Particulares, empresas farmacéuticas y médicos jubilados
donan las medicinas y el material médico. Retiran maquinaria de
hospitales y centros de salud que renuevan material. Desde hace poco,
como mucha gente que quería apoyar no tenía otra forma de hacerlo que
donando dinero, han pasado a aceptar aportaciones sin hacer mención del
donante.
En la clínica, además de la atención básica, se suministran
medicamentos gratis (bajo receta) a enfermos crónicos, cuyos recursos
familiares a menudo ni siquiera alcanzan para alimentarse. También
atienden a 200 familias que reciben ayudas por maternidad con recursos
básicos como leche y pañales donados por particulares.
La política de intervención y saqueo de la troika ha conducido al
hundimiento de la economía y de la población griega en una recesión y un
marasmo cada vez más grande, amenazando con desatar una auténtica
catástrofe humanitaria en tiempos de paz. Y no se trata sólo de Grecia.
Porque lo mismo, con distinta intensidad, puede empezar a ocurrir en
Portugal, España, Irlanda, Italia… y en todos los lugares donde la
aplicación de estos planes de austeridad draconianos conducen al mismo
resultado.
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