Como cuando en 1958 eligieron a Juan XXIII.
La brevedad del cónclave hacía presagiar lo peor.
Todos los comentaristas esperaban a Scola, el clon de Ratzinger.
Y ha salido la sorpresa que ya augurábamos anteayer.
¡Una sorpresa y con rapidez! Muy indicativo de que hasta esos viejos quieren cambio.
¡Y un nombre que es todo un programa. ¡FRANCISCO! El poverello de Asís.
La sencillez del nuevo obispo de Roma, que reza un Padrenuestro por el obispo emérito, que sigue con una viejas gafas de pasta, que dirige su bendición a todos los hombres de buena voluntad, recordaban a Roncalli.
No dudo que se producirá un gran cambio, beneficioso para los católicos y para too el mundo.
Al tiempo… Nosotros seguiremos yendo.
Estoy contento. Pero sin fanatismo ni mitización. Ya se oye a la gente hablar por radio de otra forma.
Os abrazo. ¡Paz y Bien!
Antonio
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