¿Este modo de hablar es adecuado para un obispo diocesano?
Carta abierta al Sr. Obispo de la Iglesia católica de Asturias
Es evidente la contradicción. En su artículo en el ABC del 17 de noviembre dice lo que no debe hacer, pero luego lo hace. “Sería improcedente para nuestro ministerio si bajásemos a la arena de un debate partidista constituyéndonos en unas siglas más que aspirasen a tribunas como si quisiéramos recuperar extrañas teocracias y creyentes banderías”. “Nuestra clave no puede ser política, aunque hagamos crítica a algunas derivas de gobernanzas administrativas o legislaciones vinculantes”. De acuerdo con Ud. al cien por cien.
Es verdad que no firma como militante o dirigente del PP, VOX o cualquier otro partido similar. Pero no por ello, deja de ser evidente el lenguaje político de sus palabras. Ud. mismo se sentencia. También es verdad que el que aparezca su artículo en el ABC y visto el tema que aborda, ya da pista de que no es inocuo políticamente hablando.
Hay que reconocer que es Ud. muy claro en el decir, a veces hasta tanto que parece descarado y retador, estimo yo. No hay más que leer lo que dice para ver que se ha lanzado de cabeza a la arena política partidista, llegando incluso al ataque personal al Sr. Presidente de nuestro gobierno, sin nombrarlo, pues lo que Ud. dice es justo lo que el PP, y otros, atribuyen que ha hecho Pedro Sanchez. El carácter político lo prueban bien sus propias palabras. “Se percibe el disparate en el modo corrosivo y destructor de plantear la gobernanza de España. “Pretenden formar gobierno desde programas políticos contradichos y burlados por otros intereses espurios que terminan siendo bastardos”. Más claro ni el agua.
Lo triste es que lo haga insultando (deduzco yo, no sé si equivocadamente, lo que me gustaría y le pediría disculpas) y lo haga tan categóricamente: están “… falseando cifras de participación e introduciendo grupos desestabilizadores extremistas” (¿no es una barbaridad que llegue a decir esto último?). Y sigue en el mismo tono: “Usa y abusa de la mentira como arma política, no tiene credibilidad y le acusan sus propias trampas”. Utiliza “la insolidaridad chantajista entre regiones autonómicas como moneda de cambio para inconfesables prebendas, divide y crispa” (A mí siempre me pareció que la crispación era la oposición quien la producía. Uno no entiende nada.) Está socavando “la independencia de los poderes públicos acorralando y manipulando la judicatura y la fiscalía para amañar la ley impunemente poniendo en riesgo la misma democracia”. ¿Usted lo cree de verdad? Y… ¿no tendrá Ud. nada que decir del tiempo que lleva sin renovarse el Consejo General del Poder Judicial?
No me parece propio de un obispo interpretar tan partidistamente lo que sucede en nuestra sociedad, como tampoco escribir tan agresivamente de los que no hacen las cosas como Ud. cree que se deben hacer. Además, fíjese que quienes gobiernan lo hacen legítimamente, es decir, porque han obtenido el respaldo de los diputados necesarios para ello. Por otra parte, hablando de la ley de la amnistía, que puede gustar mucho, poco o nada, si se llega a aprobar con los votos necesarios, cuando ello suceda se podrá recurrir toda ella o en parte al Tribunal Constitucional que dictaminará lo que estime al respecto. Y a Ud. yo le preguntaría: ¿eso de la amnistía no va algo de perdón? Aunque sea para asegurarse siete escaños, el medio para conseguir ese fin no parece tan antievangélico, ¿verdad?
Me gustaría también preguntarle: ¿no le parece que les sigue faltando al respeto a los asturianos de su diócesis que han votado en la anterior o en esta legislatura a alguno de los partidos que estuvieron o están en el gobierno, o que promueven esta amnistía? Porque no es solo discrepar de nuestras opiniones políticas, que es normal, sino que su modo de decir es hiriente, como tantas otras veces. De los políticos que votamos, dice Ud., que son corrosivos, destructores, contradichos debido a dejarse llevar por intereses espurios y bastardos, falsean datos, usan y abusan de la mentira, son tramposos, chantajistas, dividen la sociedad y crean crispación, envenenan a las nuevas generaciones manipulando la educación, su proyecto político supone la destrucción de la familia. Están destruyendo el Estado de derecho dejando la democracia herida. Vuelva Ud. a leer lo que ha escrito, por favor: ¿no le parece que ha ido demasiado lejos? Añada lo que insinúa de nuestro Sr. Presidente del Gobierno. Habla Ud. de “la patológica aspiración continua de una poltrona de gobernanza por quienes (¿plural?) en su delirio egocéntrico pagan cualquier precio para ello, aun vendiendo en fullera almoneda la misma Patria, sufren una amoralidad indigna del recto gobernante”. Casi las mismas palabras que el PP ha empleado y emplea ahora también para descalificar al hoy legítimo Presidente de España, D. Pedro Sánchez.
Después de todo lo dicho sobre los políticos que no le gustan, esta es su conclusión: “cabe otro tipo de política”. La única posible, lo sabe Ud. bien, es la del PP-Vox, que propuso al Parlamento para que gobernase el Sr. Núñez Feijóo y no alcanzó mayoría, a pesar de que, según Ud., está llena de “bondad y belleza”. Ya ve. Hoy la mayoría de los españoles no pensamos como Ud. Pero en política las cosas cambian muy deprisa y con frecuencia el poder económico y mediático inclina la balanza hacia la parte donde Ud. está situado. A otros nos toca intentar impedirlo. Es el “juego” democrático que se disputa en la arena política. Entrecomillo juego, porque esto de juego no tiene nada.
José María Álvarez Rodríguez (miembro del Foro Gaspar García Laviana)
Oviedo, 25 de noviembre de 2023
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