Sólo el perdón nos sacará de los rincones más oscuros de la historia. No sólo plumas, no sólo folklore mediático... En esa cabeza, profusamente decorada al modo indio, habita un genuino y sincero pesar por lo que hizo mal la Iglesia, un verdadero anhelo de regeneración, de hacer definitivamente las cosas de otra forma.
El Papa ha pedido perdón por los abusos de la Iglesia a niños indígenas. La vida recoja las plumas esparcidas, sane el pretérito desatino en América y tantas otras partes del mundo, sople sobre los rescoldos de las tradiciones sagradas perseguidas, perdidas. El mismo Gran Espíritu "Wakantanka" que alentó todas las tradiciones auténticas, nos conduzca a las inmensas y fértiles praderas del reencuentro.
Dicen las tradiciones indígenas, concretamente la leyenda de Mujer Cría de Búfalo Blanco que cuando pase la tormenta, el rescoldo de las tradiciones sagradas, encenderá un amanecer más resplandeciente que cualquier otro anterior: "La caza será abundante y el Espíritu se regocijará en la armonía de un nuevo orden perfecto. Todo lo que se ha roto volverá a integrarse...". Por ello, los misioneros que nunca debieron haber salido de sus parroquias, ni atravesado inmensos mares, se postran con contrición junto al Pontífice de la esperanza.
Lo sagrado, con todos sus nombres y formas, revivirá a partir de la profética semilla del perdón. Observemos por lo tanto el mundo y sus principales actores con flexibilidad de miras y generosidad en el corazón, la misma generosidad que querremos ver derrochada sobre nuestras propias actuaciones. ¡Gracias siempre Francisco!
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