La reciente detención del presbítero Óscar Benavidez el pasado 14 de agosto se puede contextualizar mejor con este artículo escrito en abril de este año.
"Me duele respirar", un poemario testimonial del escritor nicaragüense Carlos Alemán Rivas, inspirado en la revuelta popular que estalló hace cuatro años en Nicaragua contra el Gobierno de Daniel Ortega, narra en sus 52 poemas "una poesía que duele", según su autor, y que quedará marcada por el recuerdo de las cientos de víctimas que dejó la crisis.
Alemán (Diriá, Granada, 1988) aseguró en entrevista con Efe que "nunca" quiso escribir "este poemario, porque es una poesía que duele". Pero que, desde su hipersensibilidad y sin ser un escritor político, no podía quedarse "con esas palabras, tenía que escribirlas, porque alguien tenía que hablar por los que ya no hablan".
"Fue escrito con mucho dolor, en medio de llantos, porque era recordar las muertes, a las madres llorando, a los jóvenes, a los universitarios, a los campesinos siendo flagelados, hablándolo en términos propiamente cristianos", explicó el poeta.
EL GRITO AGÓNICO DE NICARAGUA
"Me duele respirar", el título del poemario —publicado por primera vez en enero de 2020— fue escogido como un tributo al grito agónico de Álvaro Conrado Dávila, un adolescente de 15 años que fue abatido de un disparo el 20 de abril de 2018 mientras corría llevando agua a los estudiantes que ocupaban una barricada en las inmediaciones de la Universidad Nacional de Ingeniería, en Managua.
"Tomé posiblemente la última frase o las últimas palabras de Alvarito Conrado que, en su momento de agonía, reflejó en sus palabras lo que Nicaragua entera sintió en ese momento y continúa sintiendo", comparó.
El adolescente, estudiante de secundaria y que recién había cumplido sus 15 años, recibió un impacto de bala desde un sector donde estaba la Policía Nacional y fue asistido por miembros de la Cruz Roja y por manifestantes que se encontraban en lugar.
"Me duele respirar" les dijo, según el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), que investigó los hechos de violencia acaecidos en el periodo del 18 de abril al 30 de mayo de 2018, en Nicaragua.
"En ese momento a Álvaro Conrado le dolía respirar, porque una bala había atravesado su garganta. En este momento los nicaragüenses continuamos siendo atravesados por el dolor, por el llanto, por las lágrimas, por el sufrimiento. Hay personas que todavía no han podido sanar ese dolor", reflexionó.
"Álvaro Conrado gritó lo que todavía Nicaragua sigue gritando: nos duele respirar", ilustró Alemán.
EN NICARAGUA "VIVIMOS BAJO EL MIEDO"
Consultado si ha recibido amenazas a raíz de la publicación de su poemario, el escritor afirmó que "todo nicaragüense opositor a este Gobierno ha recibido de una u otra manera amenazas".
"De manera especial, la presentación de este libro estuvo rodeada por parapolicías, policías antidisturbios y fuerzas del Estado, y siempre continuamos viviendo bajo el miedo y el temor de que en cualquier momento te pueden apresar, llegar a traer a tu casa. Todavía no se circula con libertad en Nicaragua", apuntó.
En ese sentido, comentó la reciente detención de al menos tres artistas y productores musicales, relacionados con la banda rock alternativo Monroy & Surmenage, así como personal de las empresas Saxo Producciones y La Antesala, ocurridas en el contexto del cuarto aniversario de la revuelta popular contra Ortega, que consideró aquellas manifestaciones un intento de golpe de Estado.
"El Gobierno está tratando de silenciar las voces críticas. Es decir, no podés hablar absolutamente nada a través de la música, de la escritura, menos desde una posición política", anotó.
"Los últimos prisioneros políticos son artistas, (que) escribieron canciones inspiradas en lo que ocurrió en abril (de 2018) y eso es lo que hace el Gobierno de Nicaragua: tratar de silenciar todas las voces críticas", agregó.
En su caso, dijo, la gente le pregunta por qué no se ha ido de Nicaragua tras escribir un poemario testimonial que recoge en sus 52 poemas uno titulado "Maldito sea el dictador".
"Ni me voy ni me callo. Aquí me quedo. Soy nicaragüense. No me voy. No me voy a callar. Creo que los nicaragüenses no tenemos que desistir de esta lucha, porque estoy seguro de que, aunque sea difícil, tiene que cambiar y aquí estamos hasta las últimas consecuencias", sostuvo.
Adelantó que está escribiendo una novela, "inspirada en el exilio masivo que están viviendo muchísimos nicaragüenses" a raíz de las protestas de abril de 2018. Confiesa que espera que no se le "corte el hilo" que lleva de esta obra, "no por pensamiento, sino por caer preso o por la muerte", para la cual asegura estar preparado.
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