José Carlos Enríquez Díaz
El joven se tiró al suelo y cubrió a Samuel con su cuerpo. Recibió golpes y patadas que iban destinadas a la víctima. Un segundo senegalés trató de ayudar apartando a los agresores.
La única persona que no dudó en ayudar a Samuel de todas cuantas había —y eran muchas— a las tres de la madrugada del sábado en el paseo marítimo de Riazor, entre el Playa Club y la avenida de Rubine, es un chico senegalés que se encuentra en situación irregular en España.
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