FE ADULTA
No hay lugar adonde ir salvo a cualquier parte, así que sigue caminando. (Jack Kerouac)
24 de enero. DOMINGO III DEL TIEMPO ORDINARIO
MC 1, 14-20 Venid conmigo y yo os aliviaré (V17)
Acompañar a los demás en el camino de la vida es un servicio que nos demanda la existencia, pues la soledad no es buena compañera de viaje.
Jesús nos acompaña cada día bajo los parámetros de un proyecto de fraternidad, depositada en la memoria del recuerdo: una sucesión de lecciones que ben ser vividas con otros para ser mejor comprendidas.
Él era un caminante infatigable -y sigue siéndolo- que siempre nos acompaña a cuantas partes vayamos.
Por otra parte, basta un paseo por las estanterías destinadas a temas de acompañamiento para percatarnos de lo importante que es esta materia tan humana.
Y el evangelista Marcos dice en 11, 28: “Venid a mí los que andáis cansados y agobiados y yo os aliviaré”.
“No temas, que contigo estoy yo te acompañaré, desde oriente traeré a tu estirpe; desde oriente te reuniré”, dijo el Señor a Isaías” (Is. 43, 5)
“No hay lugar adonde ir salvo a cualquier parte, así que sigue caminando” Jack Kerouac
Poema Serafín de Sarob (monje ruso del siglo XVIII-XIX)
Cuando ores, sé como el océano:
calmado en lo profundo,
aunque sus olas suban y bajen.
Mantén la calma en tu corazón
y los malos pensamientos
desaparecerán por sí solos.
Cuando ores, recuerda que el aliento
que nos convirtió́
en vivientes de Dios procede y a Él regresa.
Une la palabra y la oración
con la corriente de esta vida
y nada se interpondrá entre ti y
el Dador de todo don.
Cuando ores, sé como el pájaro
que canta sin cesar ante el Creador,
elevando como incienso su melodía.
Ora como la tórtola
con la alegría de la libertad confiada
y Dios hará́ nido en ti.
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