2 de febrero. PRESENTACIÓN DEL SEÑOR
Si quieres construir tu personalidad, no lo hagas de una manera extraordinaria, solo procede como un ser humano (Mohammad Rishad Sakhi)
Lc 2, 22-40
El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría
La presentación del niño en el templo, no fue un mero cumplimiento de normas y preceptos, es una manifestación de lo que él sería en la vida.
Se sentía impulsado a ser profundamente humano, como deseaba ser humana, la Sirenita de la ópera Rusalka del bohemio Antonin Dvorak, a la que una vez descubierta por el Príncipe, llamará “mi niña soñada”, como será para nosotros el “niño soñado”, presentado en el templo.
Un deseo que siempre nos acompaña, y nos incita a conseguirlo, que nos acompaña día a día, una pasión que necesitamos y debemos compartir, porque compartir con los demás, es un propósito de la vida: no hacerlo, es renunciar a ser sí mismo y porque, al final, cuando renunciamos a nosotros mismos, no somos nadie.
Y como la cosa, aunque necesaria, no es fácil, Rusalka pide ayuda a la Luna:
“Tus hechizos nocturnos asustan a las ninfas, / consigues extraños remedios / para nosotros y para los hombres”.
Con ello nos da denominación de origen y sonoridad, que nos identifica, y descubrimos también un mundo nuevo diferente, como nos revela la Sinfonía del Nuevo Mundo, del mismo compositor bohemio.
Y eso es lo que Jesús hizo “presentándonos” un nuevo mundo de ideas que nos llevaran a pensar de otra manera, fortaleciéndonos y llenándonos de sabiduría, aunque sin desarraigarnos de lo que éramos, y manteniendo cada uno su propia sonoridad: Rusalka, suena como el arpa, y el príncipe como la trompeta, significativos ambos de la personalidad de los personajes: más femenina la primera, más masculina la segunda.
Las ideas de Jesús, sonorizadas en nosotros, no nos impiden sernos, y que hace que los seres de nuestro entorno se conviertan en transparentes.
Para realizarse como humana, la Sirenita ha tenido que calzarse unos zapatos rojos, que dificultan caminar con seguridad, lo que a veces nos sucede también a nosotros cuando no somos interiormente creyentes.
Una llamada a la caza de nuestra humanidad, como la de El coro de los cazadores” de la ópera de Carl María von Weber, El cazador furtivo.
Si quieres construir tu personalidad, no lo hagas de una manera extraordinaria, solo procede como un ser humano, con esta frase, Mohammad Rishad Sakhi nos recuerda que basta con ser nosotros mismos.
EL CAMELLO
Eres como un poblado despoblado,
una aldea desierta en el desierto.
una aldea desierta en el desierto.
Quiero buscarte, Dios.
Pero por más que miro no Te veo
en ninguna parte.
Pero por más que miro no Te veo
en ninguna parte.
Arrastro mis recuerdos por la calle
de Tu vida, Señor, y por la mía.
El olvido es el único habitante
de esa aldea.
de Tu vida, Señor, y por la mía.
El olvido es el único habitante
de esa aldea.
Jamás me arrancarás de Ti y de ella,
pues Tu piel y la mía
forman un mismo sentimiento.
pues Tu piel y la mía
forman un mismo sentimiento.
El viento siempre sopla a favor Tuyo
en el desierto.
en el desierto.
A mí sólo me queda:
abrazarte y morir…
o no abrazarte.
abrazarte y morir…
o no abrazarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario