La vida de Jesús se desarrolló dentro de la normalidad
propia del ambiente cultural y la religiosidad de un judío del primer siglo de
nuestra era. Los discípulos descubren a Jesús como un hombre normal, en un
ambiente normal y sin ningún tipo de manifestaciones espectaculares o ni
siquiera extraordinarias. Esta realidad de una vida normal en Jesús, hace que
entre los discípulos y él no haya ningún tipo de distanciamiento, antes por el
contrario, una vida verdaderamente humana como la de Jesús, hace que su
experiencia del Dios sea más creíble y mucho más accesible a la conciencia y a
la vida de los que le escuchan y le siguen. La actitud de Jesús, sin ningún tipo
de pretensión, va revelando una nueva imagen y un nuevo concepto de Dios. Dios
ha dejado de ser ese ser extraño y lejano, que atemoriza al ser humano, y toma
la característica del Dios original de Israel, el Dios que camina con su pueblo. IR A LA PÁGINA
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario