Manolo Fossati
“La Iglesia se juega su futuro”
Santiago Agrelo, gallego obispo de Tánger todavía a sus 77 años (“el Papa no ha aceptado mi dimisión –dice con su mijita de ironía– quizá porque no ha encontrado un recambio, y claro puede que también porque tendrá algo de confianza en mí”) recogió en la tarde de este juevos en Cádiz el premio Derechos Humanos 2018 que le ha otorgado la Delegación en Cádiz de la Asociación andaluza del mismo nombre. Es un premio, concedido también a la Delegación de Migraciones de ese obispado norteafricano, que él había rechazado en principio, porque creía no merecerlo: “Siempre he creído que ayudar a los demás es ayudarse a sí mismo, y nadie debería darse un premio a sí mismo”, dijo ayer a este periódico Agrelo.
··· Ver noticia ···
No hay comentarios:
Publicar un comentario