La primera lectura de hoy, tomada de la segunda
parte del libro de Isaías, nos habla de la misión del ‘siervo sufriente’, es
decir, de aquel imaginado redentor del Pueblo de Dios que ofrece su vida para
ver el nacimiento de una nueva posibilidad, de una nueva descendencia. Este
poema nos habla más de esperanza, de tenacidad y de lucha que de sufrimiento
pasivo o resignación. La misión del siervo del Señor no es ver su cuerpo
destrozado, sino servir de puente para las nuevas generaciones de creyentes que
se han de inspirar en su particular estilo de vida. Por esta razón la “nueva
descendencia” no se refiere, ni en el texto ni en la interpretación cristiana, a
los descendientes biológicos, sino a una nueva generación de personas
comprometidas con la Causa de Dios en favor de su pueblo, el pueblo pobre,
dolorido y oprimido.(IR A LA PÁGINA)
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