José María Urio Ruiz de Vergara
Notas para los obispos, …, con muy buena intención
1ª), ¿Han oído hablar de desahucios? En la actualidad es uno de los principales problemas sociales, y de los más acuciantes. Hace unos años eran causados, generalmente, por las hipotecas solicitadas para comprar pisos, que no se podían pagar, con el paso del tiempo, y la crisis. Ahora es más hiriente y triste el problema.
1ª), ¿Han oído hablar de desahucios? En la actualidad es uno de los principales problemas sociales, y de los más acuciantes. Hace unos años eran causados, generalmente, por las hipotecas solicitadas para comprar pisos, que no se podían pagar, con el paso del tiempo, y la crisis. Ahora es más hiriente y triste el problema.
Ya no se trata del pago de hipotecas muchas veces draconianas, sino de algo más sencillo, más de andar por casa: del arrendamiento, y del pago de los alquileres. Hace unos años el PP cambió la ley, en un magnífico regalo a tantos propietarios de pisos, que no los usan para vivir al calor del hogar, que lo tienen en otros lados, más acogedor y holgado, sino para especular.
Ante la facilidad y la suculencia del regalo surgieron los “fondos buitre”, que compran decenas, y hasta centenas de pisos, y no terminan ahí su ya de por sí generosos negocio, sino que con motivo de la compra, suben el valor del arrendamiento de manera astronómica. Hoy, en España, pasan de los 250 pisos los que los arrendatarios tienen que abandonar al día, muchas veces, la mayoría, sin sabe a donde ir. Muchos de los afectados, aun acabado oficialmente el contrato, siguen morando en el piso, pagando el alquiler que pagaban antes de la maniobra maquiavélica de los compradores especuladores, y esperando, y luchando, porque cambie una ley, que es, a todas luces, inicua e injusta.
La mayoría de estos inquilinos son católicos. Y si no lo fueran, ¿qué, habría que dejarlo que se pudran y desesperen? LA pregunta es: ¿algún obispo, en su diócesis, ha escrito una carta pastoral denunciando este problema, y animando y dando esperanza a los que lo sufren dramáticamente? Porque hay mucha diócesis con este desajuste, en unas más que en otras. Pero no tardará el momento en que sea mejor que la Conferencia Episcopal tome cartas en el asunto. Por causas parecidas ya se han pronunciado los obispos de la rica Alemania, y los de Holanda, y Francia, y Brasil, y un largo etc.
2ª) ¿Están de acuerdo con la implacable tarea de bloqueo político de las fuerzas de la derecha, abusando despiadadamente de su mayoría absoluta, en contra de programas, proyectos y leyes que son, con bastante evidencia, favorables a las capas más bajas de la población? ¿De verdad no tienen nada que decir? ¿No hay ni un obispo que se sienta afectado y dolorido por esta situación?
3ª) ¿Posee más fuerza y más urgencia social el asunto de las inmatriculaciones de bienes inmuebles, a favor de la Iglesia, y la protesta por parte de la jerarquía de la misma, ante lo que considera una tentativa de usurpación por parte de los poderes públicos, hasta llegar a la queja de un miembro de la CEE, o con voz en la misma, que llegó a afirmar que “se avecinaban tiempos que nos iban a recordar los de Mendizábal”, que los insufribles males de la pobreza energética, los salarios miserables, y la dificultad para vivir en una morada digna?
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