En 1953, cuando tras el asalto al Cuartel Moncada Fidel fue apresado, salvó su vida gracias al teniente Sarriá que lo detuvo. El oficial desobedeció las órdenes del coronel Chaviano de que se le eliminara donde fuera hallado o, en última instancia, se le condujera al Moncada donde, a buen seguro, correría la misma suerte.
Sorprendidos Fidel y otros compañeros, los guardias rastrillaron sus armas con el fin de vaciar sus cargadores, pero Sarría les ordenó que no dispararan y exclamó: “¡Las ideas no se matan, las ideas no se matan!”.··· Ver noticia
Sorprendidos Fidel y otros compañeros, los guardias rastrillaron sus armas con el fin de vaciar sus cargadores, pero Sarría les ordenó que no dispararan y exclamó: “¡Las ideas no se matan, las ideas no se matan!”.··· Ver noticia
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