Manfred Nolte
El estado de derecho, la regla de la ley y la democracia extienden su ámbito hasta el hecho fiscal, o sea el cobro de impuestos y su posterior distribución a través del gasto público. No solo se extienden sino que se entroncan en él y en él tienen su origen, ya desde siglos atrás. Tan democrático es el atributo de la fiscalidad que desde la Edad media la más enérgica resistencia al poder de los déspotas ha provenido de los contribuyentes. El cuerpo doctrinal de la época que mejor recoge el principio de legalidad se halla en la ‘Carta magna de las libertades’ aprobada por Juan I de Inglaterra en 1215 y que limita los poderes omnímodos del soberano en materia de levas e impuestos. Un sistema fiscal transparente y avanzado se corresponde con una sociedad madura en una democracia representativa. Su contrario es lo antidemocrático y perverso.
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