Emilia Robles (Proconcil)
Queridos/as amigos/as de Proconcil:
Quiero aprovechar este tiempo de Adviento Navidad para deciros “hasta luego” y para poner fin a una etapa. Este va a ser el último mensaje que envíe desde Proconcil. He esperado unos meses, para poder hacer un discernimiento. Y, ahora sí, siento que ha llegado el momento de la despedida.
Siempre he pensado que cualquier grupo que se organiza con una finalidad concreta, puede ser muy importante en un momento determinado, pero también es contingente y finito, no imprescindible, como también lo somos los seres humanos. Incluso, hay veces que los grupos se quieren perpetuar a sí mismos, cuando ya no pueden cumplir la función para la que se constituyeron; y permanecen al servicio de personas que fundaron su identidad en ellos, o que se valen de ellos para alcanzar intereses particulares, quedando inservibles para la comunidad.
Nuestra realidad es dinámica y cambiante. Nuestras situaciones personales también lo son; e incluso a lo que cada cual nos sentimos llamados por el Espíritu en un momento determinado de la vida, puede variar, quedando solo permanente el llamado a Ser en Él.
Proconcil es una iniciativa que se empezó a fraguar en 2001, viendo la luz en 2002. En escena, pues, 15 años bien cumplidos. Hoy son muchas las iniciativas diversas desde distintos ámbitos de Iglesia y de otras Iglesias y religiones que comparten los valores y la vocación de Proconcil: cultivar la cultura del encuentro, practicar la mediación al servicio de ella, tender puentes, practicar una comunicación positiva…y todo ello, al servicio de un mundo y unas sociedades más comprometidas con la Paz, la Justicia y la preservación de la Creación.
Podríamos seguir, como uno más, como una iniciativa pequeñita, tal como hemos venido haciendo estos años humildemente, pero hay varias circunstancias, que, desde mi punto de vista, como coordinadora y portavoz, aconsejan un cambio. Desde el año 2002 hasta ahora se han sucedido diversos procesos: a nivel de Iglesia, de la propia iniciativa Proconcil y también en los ámbitos personales de las personas que, de alguna forma la liderábamos y animábamos.
De alguna manera, se han conseguido algunos objetivos propuestos. Hay un proceso conciliar en marcha, en continuidad con el Vaticano II, impulsado por el Papa y por los cardenales del G9. Este proceso conciliar se ha visto en Aparecida, en el Sínodo de la Familia, en el actual Sínodo de los Jóvenes y en el próximo de la Amazonia. Esto, a nivel amplio, después hay encuentros locales, inspirados en ese mismo espíritu y dinámica conciliar. Los cambios sobrevenidos en la Iglesia, tras el retiro de Benedicto XVI y los cinco años de pontificado del papa Francisco no son algo menos y dejarán una huella imborrable en la Iglesia, señalando una ruta.
¿Con esto se acaba el camino? Desde luego que no. El camino de que la Iglesia se siga aproximando a seguir las huellas de Jesús, que sea participativa, corresponsable, comprometida con los pobres, reconociendo la paridad de mujeres y varones en Cristo, que dialogue y colabore con otras Iglesias, religiones y planteamientos filosóficos al servicio de que el Reino se haga entre nosotros, es un camino que se alarga hasta la eternidad (y esos son sus tiempos)
Nosotros, desde Proconcil, no hemos hecho más que acompañar una etapa, en fidelidad a una vocación, a un pedido del Espíritu. Los mimbres que teníamos eran fuertes y débiles a un tiempo. Desde 2006 a 2016 hemos funcionado como Fundación (una estructura pesada) y al mismo tiempo, como red virtual (que se basa en unas relaciones sutiles y cambiantes) El Patronato lo constituíamos 3 personas y, desde el principio quisimos contar con un equipo asesor, entre 10 y 12 personas.
De ese equipo, varias personas han pasado ya a la casa del Dios Padre y Madre: Fr. Camilo Maccise, Raimon Panikkar, Julio Lois…El resto, la mayoría, misioneros y misioneras, están dispersos e itinerantes por el mundo. Trato de comunicarme con ellos siempre que puedo, pero tampoco hy posibilidad de un contacto más estable. Desde hace algunos años, por circunstancias de los otros miembros del Patronato, he asumido mucha responsabilidad en el mantenimiento de esta red. Solicitamos dejar de ser Fundación, hace ya dos años, porque no se adecuaba a las necesidades y posibilidades del momento y en seguida nos fue concedido por el Protectorado. Pero incluso así, aún siguiendo como punto de encuentro y mediación, siento que la responsabilidad que recae sobre mi excede, en estos momentos, a mi capacidad de dar una respuesta con la profundidad que los tiempos exigen.
Os apuntaba también al nivel personal. Desde hace 13 años vino a vivir con nosotros mi madre, tras 7 años de viudedad. Desde hace tres tiene un grado de dependencia superior al 80 % y 94 años, con lo que mis tiempos de atención hacia ella son crecientes. Pero además, siento que necesito tomar una distancia de esta tarea que he venido realizando, para no caer en un activismo ni en una identificación con aquello que hago, aunque haya sido un ministerio que ha dado ciertos frutos y que muchas veces habéis agradecido y acompañado.
Es un “hasta luego”, porque, tal vez, dentro de algún tiempo, aunque no ya desde Proconcil, vuelva a intervenir públicamente en la Iglesia, bien a nivel personal, escribiendo o colaborando en algún medio, o bien desde cualquier grupo que preste un servicio concreto respondiendo a los “signos de los tiempos”. Es difícil predecir eso ahora mismo y no es el momento de pensar en ello.
Gracias a los que habéis acompañado este camino de Proconcil y seguís acompañando el proceso que no acaba, perdón a los que os hayáis podido sentir defraudados o poco acompañados, amén para que el Reino se siga haciendo realidad entre nosotros, en la sociedad y en la Iglesia y para que nosotros sigamos fieles sin perder la Fe ni la Esperanza, haciendo viva la Caridad en nuestra vida y en nuestro entorno.
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Os envío una felicitación navideña, explicada en su contexto original, que hoy, en esta realidad nuestra española, con el conflicto de Cataluña de fondo, la agitación de banderas de distinto signo, la división social que se ha generado… y la pobreza de muchos, que debería unirnos en una bandera común, cobra un gran sentido. También para algunos sectores de Iglesia que piensan que el compromiso con el pobre está desfasado y que hay que volver a mirar hacia arriba, para adorar mejor a Dios.
“Hablan los pastores”.
Con este villancico Gloria Fuertes ganó el Primer Premio del Concurso convocado por la Coral de la Parroquia de Nuestra Señora de la Mercé, de Moratalaz (Madrid, España), en 1995. La versión del villancico que se ofrece fue la publicada el 28 de noviembre de 1998 por el diario ABC. En ella la autora había suprimido ya ciertos excesos verbales que contenía la versión original.
Hablan los pastores (Villancico)
¡Ya está bien, que se va a helar!
Tanto adorar al Chaval
y nadie tiene reaños de darle sus propios paños,
sus sayas o su morral.
Tanta mirra y tanto incienso,
y Él desnudito en el pienso
-pienso que nadie le quiere-.
Su tiritera me hiere,
en esta noche tan bruta.
¡Muchachos, traed viruta,
vamos a hacer una hoguera,
antes de que se nos muera
de frío la Salvación!
Juntad todas las banderas
y haced una colcha loca,
porque Dios está en pelota
desde que vino al Portal.
¡Feliz Navidad!
Con un gran abrazo agradecido. ¡HASTA SIEMPRE!
Emilia
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