Germán Gorráiz López, analista
La implementación del Estado Islamista-Erdoganista por Erdogan, supuso el finiquito del Estado Secular que en 1923 implantó el Padre de la Turquía Moderna, Mustafa Kemal, quien creía que “el secularismo y la europeización de Turquía eran los medios más aptos para transformar su país en una nación industrial moderna”, con lo que el kemalismo dejó como herencia una crisis de identidad en la sociedad turca, (europeizada pero no integrada en las instituciones europeas y musulmana pero extraña al mundo islámico). Turquía se habría convertido de facto en un régimen autocrático, especie de dictadura invisible sustentado en sólidas estrategias de cohesión (manipulación de masas), control de los medios de comunicación y represión social, síntomas evidentes de una deriva totalitaria que se plasmaría en las severas restricciones a la libertad de expresión en forma de cierre de medios de comunicación y encarcelación de periodistas opositores, de lo que sería paradigma Idil Esser, directora de Amnistía Internacional en Turquía y condenada a 16 años por defender las continuas violaciones de los Derechos Humanos en el país otomano.
El desencuentro Erdogan-EEUU
La nueva doctrina geopolítica de Erdogan pretende dejar de gravitar en la órbita occidental y convertirse en potencia regional plasmado en la reciente compra de sistemas antiaéreos S-400 a Rusia que sería un claro desafío a la OTAN. Asimismo, Erdogan se negó a participar en las sanciones occidentales contra Moscú y compró a China misiles de defensa antiaérea HQ-9 y manifestó su deseo de integrarse en la Nueva Ruta de la Seda permitiendo inversiones del Banco Industrial y Comercial de China (ICBC). El desencuentro Erdogan-EEUU llegó a su punto de inflexión tras el intento fallido de asonada militar en Ankara y Estambul y la negativa de EEUU de extraditar al líder político y religioso Fethullah Güllen, acusado por Ankara de organizar la intentona golpista, tras la cual Erdogan procedió a una exhaustiva purga del Ejército así como de los aparatos de Justicia, Educación, Policía, Universidades y Mass Media aunado con la posible restauración de la pena de muerte, medidas extremas que alarmaron a todas las cancillerías occidentales así como a la misma ONU y cuyo penúltimo episodio sería la detención de un empleado turco de un consulado de EEUU acusado por Ankara de espionaje y la posterior cancelación mutua de visados entre EEUU y Turquía.
Además, la lealtad de Erdogan a los intereses anglo-judíos en Oriente Próximo estaría en entredicho debido al acuerdo turco-ruso-iraní-sirio para dibujar la futura cartografía de Siria y por el previsible apoyo de Erdogan a la facción palestina Hamas y a los Hermanos musulmanes y al consiguiente enfrentamiento con Israel y Egipto así como la guerra sin cuartel declarada contra el PPK kurdo y su aliado sirio el PYD, medidas que chocarían con la nueva estrategia geopolítica de EEUU para la zona y que podrían provocar el Magnicidio de Erdogan al haberse convertido en un obstáculo para la estrategia de EEUU en la zona. Así, la obsesión de Erdogan sería impedir el surgimiento de una autonomía kurda en Siria que sirva de plataforma al PKK por lo que el Congreso turco habría aprobado una ley que permite al Ejército turco (TSK) entrar en Siria e Irak para combatir a “grupos terroristas”, eufemismo bajo el que se englobarían no tanto el ISIS como el PKK y el PYD kurdo-sirio, aliado y hermano del PKK, plasmado en el despliegue de tropas turcas en la franja fronteriza entre Turquía y la provincia siria de Idleb.
Erdogan y el avispero sirio
El acuerdo alcanzado por Putin y Trump y desarrollado en un memorandum por expertos de Rusia y EEUU reunidos en Jordania que supondría la creación de una “zona de distensión” en las regiones del Suroeste de Siria (Darra, Al Quneitra y Al Sweida), habría suscitado la enérgica protesta del Premier israelí Netanyahu quien, según el diario Haaretz habría denunciado que “el acuerdo perpetuará la presencia iraní en Siria”, país que según funcionarios israelíes “intentará aumentar considerablemente su presencia en Siria estableciendo una base aérea y otra naval”, lo que podría convertir a Siria en el portaviones continental de Irán y su grupo aliado Hezbolá, algo inadmisible para Israel que se vería obligado a dormir con sus más acérrimos enemigos.
En consecuencia, tras la inanidad de la Administración Obama, la Cuarta Rama del Gobierno de EEUU (verdadero poder en la sombra que controla ya la Administración Trump), volvió a recurrir al holograma del ataque con armas químicas por parte del Ejército sirio para perpetrar un ataque mediático contra la base aérea siria de Al-Shairat, ataque que en realidad sería un aviso a Rusia, Siria e Irán de que deberán contar con EEUU en la búsqueda de un acuerdo internacional que se plasmaría en la Conferencia de Ginebra II sobre Siria (que será aplazada “sine die” por EEUU hasta que se equilibre la situación militar y que se englobaría en un escenario de solución global a los contenciosos existentes en Oriente Medio (Siria, Palestina, Irak e Irán).
Las premisas de la Administración Trump serían la defenestración de Al Asad y la posterior partición de Siria en tres partes. Así tendremos la Siria alawita, protectorado ruso que abarcaría desde la costa mediterránea hasta Alepo, el Kurdistán sirio tutelado por EEUU y la zona sunita del sur sirio que se englobaría en el nuevo Sunistán sirio-iraquí, lo que unido a la división de Irak consagraría el triunfo de los esfuerzos de Israel para la balcanización de Siria e Irak, quedando tan solo el régimen teocrático chíita del Líder Supremo Ayatolah Jamenei como única zona todavía impermeable a la estrategia balcanizadora de Brzezinski.
Kurdistán y la balcanización de Irak
La Administración Obama estaría estudiando implementar el llamado Plan Biden-Gelb, aprobado por el Senado de EEUU en el 2007 y rechazado por Condolezza Rice, Secretaria de Estado con George W. Bush, que preveía la instauración en Irak de un sistema federal con el fin de evitar el colapso en el país tras la retirada de las tropas estadounidenses y proponía separar Irak en entidades kurdas, chiíes y sunitas, bajo un gobierno federal en Bagdad encargado del cuidado de las fronteras y de la administración de los ingresos por el petróleo.
Así, tendríamos el Kurdistán Libre presidido por Masoud Barzani con capital en Kirkust y que incluiría zonas anexionadas aprovechando el vacío de poder dejado por el Ejército iraquí como Sinkar o Rabia en la provincia de Ninive, Kirkuk y Diyala así como todas las ciudades de etnia kurda de Siria liberadas por la insurgencia kurda del PYD sirio (región autónoma de Rojava) y el sudeste de Turquía controlado por el PKK. El nuevo Kurdistán contará con las bendiciones de EEUU e Israel y dispondrá de autonomía financiera al poseer el 20% de las explotaciones del total del crudo iraquí con la “conditio sine qua non” de abastecer a Turquía, Israel y Europa Oriental del petróleo kurdo a través del oleoducto de Kirkust que desemboca en el puerto turco de Ceyhan.
Asimismo, según un informe del portal Veterans Today, “Israel estaría trasladando armas de defensa aérea, artillería de largo alcance, helicópteros y aviones de combate F-15 a Erbil, capital del Kurdistán iraquí , para una guerra más amplia contra Irak e Irán” al tiempo que los Presidentes de Irán y Turquía, Rohani y Erdogan calificaron de “ilegítima” la declaración de independencia de Kurdistán iraquí y amenazaron con tomar “medidas más fuertes” para evitar que el nuevo Kurdistán se convierta en portaaviones de Israel en una próxima guerra contra los Gobiernos chiitas de Irak e Irán, con lo que se estaría ya gestando la próxima guerra en Oriente Medio.
¿Hacia el Magnicidio de Erdogan?
El Ejército turco (TSK) desempeña un importante papel político en la sombra, puesto que se consideran los guardianes de la naturaleza secular y unitaria de la República siguiendo los postulados kemalistas, pero tras el intento fallido de asonada militar en Ankara y Estambul y la posterior purga masiva realizada por Erdogan, el papel del TSK sería el mero ejecutor de la cruenta ofensiva de Erdogan contra los kurdos. Así, y sin el paraguas protector de la UE (al posponer “sine die” la incorporación de Turquía miembro de pleno de derecho de la UE), la suerte de Erdogan ya estaría decidida por el Pentágono y se estaría gestando el Magnicidio de Erdogan, plan elaborado por la CIA y que contará con la participación activa del Mossad israelí y el apoyo logístico del PKK turco. Mientras, las fuerzas especiales de la OTAN intervendrán en Libia previa formación de un Gobierno de Unidad consensuado entre el Parlamento de Trípoli (Bando del Oeste) y el de Tobrouk (Bando del Este), para limpiar el territorio de los yihadistas del ISIS desplazados desde Siria e Irak y así conformar un anillo de seguridad que evite las oleadas de refugiados hacia Italia y la posibilidad de acciones terroristas del ISIS en suelo europeo, quedando Siria y Turquía como portaaviones continentales de Rusia y EEUU respectivamente
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