jueves, 26 de octubre de 2017
QUÉ SUERTE TRABAJAR
FE ADULTA
He leído que no se puede hacer ninguna interpretación social al evangelio de los trabajadores en la viña. El dueño llama a trabajar a distintas horas y a todos paga por igual. Yo veo un profundo sentido social: Dios quiere que todos tengan trabajo y paga, no según lo trabajado –los méritos–, sino según las necesidades de cada uno.
Lo veo claro en la vida: Todos tenemos derecho a comer y a vivir. Y la renta ciudadana es una exigencia de mi ser persona. No podemos excluir de una paga digna por el hecho de no tener trabajo o ser mayores de edad o vivir con alguna discapacidad.
Suena a gratuidad, a cobrar sin trabajar. Pero es que la meta no es trabajar para cobrar, sino cobrar por ser personas, por necesitarlo. Claro que igual hay que pensar que más que sueldo hay que buscar la forma de que toda persona se sienta útil y merecedora de sueldo. El trabajo no es un castigo sino una dignificación de las personas.
No entiendo cómo no se da trabajo a toda persona en paro. Con mayor cantidad como sueldo digno, pueden montarse cantidad de trabajos a la sociedad. Me asusta el día que llueva fuerte y haya torrenteras, porque tenemos los ríos sin limpiar, las cunetas llenas de hierba, los montes sin poblar.
Lo más duro que puede sufrir una persona es que se le retrase el trabajo, que se vea privada de él. Es una concienciación nueva que hemos de propagar. El trabajo dignifica, da sentido a la vida. Se nos ha metido muy adentro la idea del trabajo como castigo. ¿No será mejor el trabajo como parte de la persona? Es algo que realiza, cumple, complementa…
Lo entiende así el amo de los jornaleros que no quiere que estén ella plaza brazo sobre brazo, porque no tienen oportunidad de realizarse. Y después cobrarán.
Cuando veamos el trabajo como oportunidad, cambiaremos y aunque no sea más que un cuarto de hora, desearemos poder hacerlo. Trabajo para todos, como vida para todos. El jornal que nos da el dueño de la vida, bien merece cualquier esfuerzo. Independientemente del sueldo, el hecho de trabajar ya nos dignifica. Me parece interesante recuperar el trabajo como realización de la persona, antes del sueldo.
Al dueño de las fincas le daba pena el ver a los obreros sentados en la plaza sin hacer nada.
Pocas cosas tan grandes como el trabajar. Tan es así, que vemos y palpamos a Dios.
“quien diga que Dios ha muerto
que salga a la luz y vea
si el mundo es o no tarea
de un Dios que sigue despierto”
EL CRISTIANISMO NO ES DE IZQUIERDAS NI DE DERECHAS
RELIGIÓN DIGITAL
Ante el "aumento endémico y sistémico de las desigualdades y la explotación del planeta", el Papa ha vuelto a encender el fuego de la solidaridad apelando a vivir "una ética amistosa" sin eludir el desafío que ennegrece el fondo del problema: cómo aunar los derechos individuales con el bien común, desafío que ha dado origen a las grandes ideologías, a los niveles de bienestar actuales y a las grandes guerras con sus enormes injusticias latentes.
La llamada de Francisco no es retórica, pues su cordialidad no está reñida con la llamada profética a la responsabilidad de todos. La ética siempre es de mínimos, es algo exigible para preservar la convivencia.
Me han enviado esta semana un mensaje muy revelador: Si nos organizamos, cabemos todos. El problema es que son muchos los cristianos que creen que el sistema actual es el menos malo, e incluso es bueno. No es mala gente, incluso algunos no son codiciosos, simplemente están cómodos en esta situación que no acaba de impactarnos con las duras cifras que provocan las desigualdades con una economía financiera férreamente controlada a nivel mundial, muy por encima de las competencias de los Estados.
Pero lejos de bajar los brazos, Jesús ante aquella sociedad teocrática rígidamente inmovilista y amenazadora en la que la exclusión social oficial organizada de manera teocrática era una realidad cotidiana, se enfrentó con el ejemplo para cambiar las cosas.
Leo en Religión Digital que Francisco concreta esta ética amistosa en que, más allá de garantizar al trabajador un salario justo, todo el proceso de producción debe adaptarse "a las necesidades de la persona, a la vez que respeta "a la creación, nuestra casa común", en clara referencia a la obligación de preservar el ecosistema del Planeta. Y añade que esto implica la necesidad de "civilizar el mercado" y "deshacerse de las presiones de los 'lobbies' públicos y privados que defienden intereses sectoriales", ya que "la acción política debe ponerse al servicio de la persona humana, el bien común y el respeto por la naturaleza".
Sus opiniones nos remiten de inmediato al desafío que el propio Papa es consciente: cómo aunar los derechos individuales con el bien común. Y dicho desafío es preciso que sea protegido por la trampa histórica en la que muchos dentro de la Iglesia siguen cayendo por ignorancia o por comodidad: estos comentarios papales son más comunistas que cristianos; el Papa entra descaradamente en política, por tanto, no le sigo escuchando; no hay derecho a las libertades que se toma, mejor haría en dedicarse a temas pastorales y eclesiales...
Helder Cámara lo recogió en una brillante reflexión: "Si le doy de comer a los pobres, me dicen que soy un santo. Pero si pregunto por qué los pobres pasan hambre y están tan mal, me dicen que soy comunista".
Que nadie se confunda, la desigualdad está dentro de nosotros, en nuestra estructura mental arraigada por innumerables realidades. Cada uno levantamos jerarquías frente a nuestros semejantes en defensa de un individualismo que entendemos como lo natural. Incluso hemos llegado a entenderlo como la esencia que defiende el Evangelio.
Lo cierto es que estos esquemas no son una caja cerrada imposible de abrir. Pero la realidad es la que es: junto a los millones de personas que se mueren de hambre y de sed, los datos de 2016 decían que la Europa comunitaria echa a perder ochenta y nueve millones de toneladas de alimentos anuales. En los hogares, se desecha el 42% y en los restaurantes el 14%. El resto, en la manipulación y el almacenamiento. La media europea de lo que cada ciudadano tiramos alimentos suma ciento setenta y nueve kilos. Quien más despilfarra, Alemania: 10,3. Francia 9, Polonia, 8,9... España, el 7,7.
Lo peligroso es que esta idea de lo sobrante perfectamente mimetizada en nuestras conciencias, es la misma que se traslada a las personas que por enfermedad, vejez, pobreza, falta de inclusión social, discapacidades varias, etc., sienten que están de más. Y lo que es peor, se sienten señalados porque el coste público de las atenciones que requieren es cuestionado desde la eficiencia. Un ejemplo bastante claro es la actitud de no pocos cristianos con los inmigrantes.
La llamada a una ética amistosa es fruto del amor de Cristo para trabajar por el Reino desde la experiencia de fe que se basa en la misericordia activa que movió toda la vida del Maestro. Si coinciden con nosotros comunistas, neoliberales, socialistas, apolíticos, bienvenidos sean. Pero nuestra apuesta no es de izquierdas ni de derechas, que son conceptos modernos. Nuestra apuesta es de denuncia profética contra las injusticias y de compromiso en preservar la dignidad de las personas.
Quien entienda esto como una distorsión del catolicismo, que se lo haga mirar con urgencia ya que los expertos en Dios que fueron contemporáneos de Jesús cayeron en la misma distorsión. Y mataron al Verbo Divino.
POR UNA TEOLOGIA INTERCULTURAL Y ANTI-ZOMBI
FE ADULTA
Recién iniciadas las clases en el Instituto Superior de Pastoral me sorprenden una vez más sus rostros y acentos y también, lo digo con dolor, su género: mayoría masculina. Capto su atención, su interés y esfuerzo por aprender que les ha les ha hecho cruzar fronteras y les ha traído desde lugares remotos a nuestro Centro. Una pregunta me interpela en este inicio de curso ¿Cómo pensar y hacer juntos/as una teología que nos despierte u ayude a despertar a otros y otras del sueño de la cruel inhumanidad y más intercultural y descolonizadora? ¿Cómo hacer y pensar y hacer una teología que no nos haga zombis ante los desgarros del planeta y la condición humana?
En la historia y más aún en la de la iglesia la diferencia ha estado vista bajo sospecha y amenaza, quizás como lastre heredado de una teología trinitaria más al servicio de un Dios todo poderoso y controlador que del Dios-Relación, comunidad de amor, que asume e integra diferencias sin asimilarlas, como nos revela Jesús en el encuentro con la mujer sirofenicia o la samaritana
Un Dios que rompe con todo exclusivismo religioso y cultural y al que se le rinde culto en espíritu en verdad, allí donde emerge la autenticidad, la transparencia, donde brilla lo más auténtico del ser humano, lo más hondo. Un Dios cuyo culto y adoración no está vinculado a un lugar físico o un espacio privilegiado sino más bien a una actitud indispensable, una posición existencial imprescindible: la honradez con lo real, la reverencia ante el misterio de proximidad en que se encarna y a hacerlo en espíritu y en verdad, lo cual es posible para cada ser humano, cada pueblo, y cultura de la tierra.
Por otro lado la globalización y la movilidad humana nos desvelan una verdad que nos sigue costando reconocer y asumir: no somos hijos e hijas únicas ni nuestra cosmovisión es superior a otra. La identidad de un pueblo, una cultura, una religión no es una realidad estática sino dinámica y precisamente sólo en el diálogo y el tejido de las diferencias desde el entramado de la vida compartida se pueden desarrollar aspectos inéditos que las culturas, los pueblos y las espiritualidades y las personas portamos seminalmente (AD 11).
Porque la diferencia es también algo que llevamos dentro. Es también lo que todavía no ha sido escuchado profundamente, mirado, acogido. Es una posibilidad por estrenarse en la danza de la vida entendida como relación e interdependencia. Por tanto la diversidad no es una amenaza para la comunión sino justo su condición. El misterio de trascendencia e inmanencia que llamamos Dios es una realidad viva en el arco iris de la humanidad y del cosmos y no una verdad estática encerrada en un dogma. Como afirma Panikker la verdad es siempre relacional y cada ser humano y cultura es una fuente ontónoma de auto comprensión.
El mundo, la vida, el misterio en el que somos, nos movemos y existimos (Act 17,28) no puede ser completamente visto e interpretado través de una única ventana. Somos contingentes y contingencia significa precisamente eso: que tocamos nuestros límites: tangere y que lo ilimitado nos toca tangencialmente cun tamgere[1]. Es urgente superar el etnocentrismo y descolonizar la teología, la convivencia y la vida cristiana en general. Necesitamos vivir una fe que sea más católica en el sentido más original del término, precisamente no más romana y occidentalizada, sino más intercultural.
La palabra interculturalidad es introducida por primera vez en las ciencias sociales en 1959, por Edward T. Hall para referirse a la comunicación entre culturas. Con ella se pretende reaccionar frente a una concepción de la cultura centrada más en los valores abstractos que en los hechos y que se auto-comprende a sí misma como universal y normativa en oposición a otro “subalterno”, “no civilizado”, “bárbaro” al que hay que educar, evangelizar, integrar, en definitiva asimilar.
Hoy entendemos la interculturalidad como una forma de vida consciente en la que se va fraguando una toma de posición ética a favor de la convivencia con las diferencias. La interculturalidad es una actitud y un enfoque filosófico que a pesar de reconocer sus centros intenta ir más allá de todo centrismo apostando por no conceder privilegios a priori a ningún sistema conceptual o tradición
La interculturalidad como un sentir emergente en la teología promueve la conciencia de igualdad y reciprocidad entre la diversidad de culturas, la interacción y comunicación simétrica buscando diálogo entre iguales y sin jerarquizaciones previas. Su punto de arranque es por tanto la apertura a la pluralidad de textos y contextos considerados todos ellos como fuente de conocimiento y sabiduría y el atrevimiento a repensar de nuevo la propia tradición a la luz del diálogo crítico con otras tradiciones
En un contexto histórico en el que los fundamentalismos emergen con fuerza también bajo formas de xenofobia y racismo institucional y se pretende imponer el pensamiento único ya sea como macdonalización del mundo o desde el modelo BVA, es decir blanco, varón y adinerado, como modelo de plenitud y éxito de lo humano la interculturalidad es imprescindible para revertir y subvertir la globalización y su mandato hegemónico que es fuente de asimetrías y subalternidades que fracturan lo humano, las culturas, las religiones y la convivencia.
¿Cómo pensar y hacer juntos y juntas una teología más interculturalidad y descolonizadora, una teología que no nos haga zombis, sino que nos ayude a despertar y a despertar a otros y otras del sueño de la cruel inhumanidad… Sigo pensando mientras contemplo a mis alumnos de pieles oscuras y acentos diversos en mi primer día de clase…
Pepa Torres
[1] R. Panikkar, el diálogo indispensable, El diálogo indispensable. Paz entre las religiones, Península, Barcelona, 2001, p.41
PILAR CASAS: "LA TRATA ES UN NEGOCIO COMPARABLE AL DEL FÚTBOL, POR LAS GRANDES CANTIDADES DE DINERO QUE MUEVE"
RELIGIÓN DIGITAL
- 2.403 mujeres a nivel nacional y a unas 4.500 a nivel internacional. Son las vidas que ha salvado de la trata la Fundación Amaranta, la ONG que coordina la obra social de las adoratrices. La directora general de dicha organización, Pilar Casas, nos explica lo importante que es que abramos los ojos a la realidad de la explotación sexual de mujeres y niñas que ha echado raíces ahora hasta en España.
¿Quién es Pilar Casas?
Soy monja adoratriz y directora general de la Fundación Amaranta. Justo ahora, estoy terminando mi servicio.
¿Qué es la "Fundación Amaranta"?
Es la ONG creada por la congregación de adoratrices para impulsar y apoyar su obra social en todo el mundo. Desarrollamos proyectos nacionales, los "Proyectos adoratrices", bajo el paraguas de la "Fundación Amaranta", que ahora son "Proyectos Fundación Amaranta". Colaboramos en partenariado, como Fundación Amaranta, con los proyectos internacionales de adoratrices. Por tanto, desarrollamos el área de cooperación internacional en aquellos países donde las adoratrices desarrollan actividad.
Es un organismo, vuestra ONG, que se ocupa de todo lo social de la congregación en todo el mundo.
Sí. Apoyando y dando soporte técnico a la obra social de adoratrices como "Fundación Amaranta".
En cooperación internacional, tenemos proyectos en Francia, en Marruecos y en Tánger. Y en España en Gijón, Orense, Valencia, Baleares, Granada, Tenerife y Algeciras.
En Madrid, desarrollamos toda la actividad de sede. Es la sede central de la organización.
Estáis en muchos los países del mundo. ¿Cuántas sois, las adoratrices, en este momento?
Somos unas mil. Estamos en cuatro continentes, en África, en América Latina, en Europa y en Asia.
¿Cómo andáis de vocaciones?
En Asia, muy bien, como en todas las congregaciones. En América Latina menos y en España tenemos una novicia y una postulante.
¿A qué crees tú que se debe que, en España en concreto, la vocación religiosa en general no siga atrayendo a la gente joven?
Lo veo en dos partes: la parte interna y la externa. La parte interna es que las congregaciones religiosas nos hemos metido de lleno en las obras sociales. Por ejemplo, en nuestro caso, de las adoratrices, porque nuestra actividad configura nuestra esencia. Nuestra fundadora, crea la congregación para atender a las mujeres en contextos de prostitución. Y, antes de crearla, ella ye estaba en esa tarea.
Para hacer pastoral juvenil, de Iglesia, hace falta una dedicación plena. Hace falta que tengas personal dedicado específicamente a este acompañamiento de jóvenes. Pienso que, todas las congregaciones hemos hecho un esfuerzo muy grande, por acompañar a los jóvenes de nuestros entornos. Que vean cuál puede ser su respuesta a una llamada de Dios. Pero bueno, estamos ahí.
Personalmente, creo que si tenemos laicos comprometidos con nuestra misión, laicos enamorados de Micaela, y que están respondiendo a su llamada de Dios desde su laicidad, a lo mejor lo que ocurre es que la Iglesia está girando en una dirección que todavía no conocemos.
¿Vislumbráis que puede nacer algo nuevo de vuestros carismas?
Hablo por el movimiento de laicos que nosotros tenemos. Voy a reuniones y veo a jesuitas, a franciscanos, salesianos y, a lo mejor, hay un grupo numeroso de laicos y un religioso. Pasa con nosotras mismas, cuando voy a reuniones con mi personal, llevo un montón de laicos adoratrices.
En este sentido, veo que la Iglesia está dando un giro. Los últimos mensajes del Papa no hablan solamente de la vida religiosa, están hablando de "Iglesia: despertad, despertad, despertad". Pero todos.
Me parece muy interesante que tengamos esa misión de esperanza y de futuro. De que Dios sigue llamando, no tengo ninguna duda. Pero sigue llamando, en concreto a las congregaciones religiosas, a ser unos pocos que acompañan y forman parte de unos muchos que tienen la misión y la llamada a ser adoratrices, desde otros estados.
Vuestro carisma sigue siendo muy actual. Además, ahora, al cuidado de las mujeres de la prostitución, se ha sumado la lucha contra la trata de personas. Eso, es algo que llega mucho a la gente joven.
Nuestra fundadora ya relata historias, en 1860, de situaciones de mujeres que eran víctimas de trata. De hecho, la congregación nació porque la santa fue a ver a una mujer, a la que llamamos "La mujer del chal", al hospital.
La santa visitaba el hospital con otras mujeres ricas de Madrid. En una de esta visitas, se encontró con una mujer, en el hospital de San Juan de Dios, que tenía un chal de cachemira encima de la cama. Le preguntó de dónde lo había sacado, y la respuesta que le dio relata la historia de una verdadera situación de trata.
Una vez, cuenta que fue a rescatar a una mujer en esta situación a una casa de prostitución y que le temblaban las piernas, porque, en el piso de arriba, estaban las personas que la tenían encerrada, y no sabía qué iba a decirles.
La trata ha salido ahora a la luz por la realidad y la importancia que tiene en cuanto a falta de derechos humanos, y en cuanto a negocio económico.
El otro día, en la fiesta por los diez años de la fundación, decíamos que es un negocio comparable al del fútbol, por las grandes cantidades de dinero que mueve. La vulneración de derechos y las situaciones de esclavitud de las mujeres es sangrante. Y va en aumento.
Afortunadamente, los Estados dan voz a estas mujeres y reconocen que están ahí. Y todavía, estamos en la lucha de que los gobiernos reconozcan que no estamos haciendo nada por esas menores, que sabemos víctimas de la prostitución y de la trata para la explotación sexual, y nadie las ve. Nadie lo denuncia. Las únicas que las ven y lo denuncian son las otras mujeres a las que acompañamos, que se encuentran en contextos de prostitución y ejerciéndola, y nos avisan.
Eso quiere decir que hay trata en España.
Sí.
Porque siempre pensamos que eso es de otros sitios. Vosotros, ¿tenéis experiencia de que en España hay trata?
Llevo años en este espacio de acompañar a mujeres en contextos de prostitución, y cuidando de los hijos en unidades familiares con este perfil. Siempre lo ha habido.
En el tema de la trata, siempre hablamos de los países de origen como algo de fuera, pero, en estos momentos, podemos decir que España es uno más. Y estamos en una situación verdaderamente de alerta, porque tenemos las famosas redes sociales, en las que los jóvenes están haciendo que sus compañeras, sus novias y sus amigas, entren en una situación que, realmente, podríamos comparar a trata.
Estamos viendo cómo, en territorio español, se desmantelan redes donde participan hombres y mujeres, tratantes españoles que están esclavizando y abusando de menores españolas.
O sea, que hay trata, también de menores, en este momento en España.
Sí. En este momento en España, hay menores en contextos de prostitución, en explotación sexual. Y no sabemos cómo responder a esa realidad, que está ahí.
Y los servicios sociales, ¿qué hacen ante ese problema? Porque vosotros, estáis haciendo, me imagino, una labor de suplencia adonde no llegan ellos.
Fundamentalmente, lo que estamos haciendo es dar la lata, denunciando que esto existe y que no lo estamos viendo.
¿Quieres decir que no os hacen demasiado caso, o que no tenéis demasiado eco en las autoridades?
Sí y no. Nos hacen caso porque realmente estamos consiguiendo cosas. Pero no nos hacen caso porque, cuando tenemos el problema en la mano, nos faltan soluciones.
¿Soluciones, quiere decir recursos?
Sí, pero recursos también quiere decir que existan leyes que acojan y que protejan. Porque cuando tienes una ley, se puede articular un recurso. Pero sin amparo legal, esto es imposible; no podemos demandar que existe una realidad a la que hay que dar respuesta.
¿Por ejemplo, tú eres partidaria de prohibir la prostitución? ¿Crees que la ley debería prohibirla y, por lo tanto, así se terminaría con esa lacra? ¿O no?
Mira, con esa lacra, no se ha terminado en otros países que conocemos: no se ha terminado en Francia porque se haya hecho una ley hace un año, donde se penaliza al cliente. Tampoco en los lugares donde la prostitución es legal, y las mujeres están expuestas en un escaparate, pero con la misma vulneración de derechos y la falta de garantías de acceso a los derechos de ciudadanía.
¿Qué solución propones tú para ese tema?
Nosotros, en concreto en ese tema, no nos definimos. Porque lo que nos interesa es acompañar a las mujeres y que ellas decidan cuándo es el momento de abandonar esta actividad. Date cuenta de que no digo ni "trabajo", ni nada que se parezca. Porque lo importante no es la actividad. Es que la mujer se sienta con las capacidades y con los recursos oportunos para no tener que acercarse a este mundo.
¿Muchas de ellas, no lo dejan porque no tienen otra salida? ¿O hay de todo?
No lo dejan, porque no hay posibilidades de encontrar una vida mejor.
¿A cuántas mujeres estáis ayudando vosotras, directamente?
Directamente, en todos los programas que estamos haciendo, estamos ayudando a 2.403 mujeres a nivel nacional y a unas 4.500 a nivel internacional.
Todas estas mujeres a las que estáis ayudando, ¿consiguen dar el paso de abandonar la prostitución?
De todas estas mujeres a las que estamos ayudando, algunas consiguen abandonar la prostitución, y otras consiguen tener las capacidades suficientes para llevar una vida normal con sus hijos. Nosotros, hablamos siempre de acompañar a la unidad familiar.
Cuando una mujer tiene los medios adecuados para organizarse su vida y realizar una tarea de empoderamiento real, realizando un trabajo con el que puede mantenerse y vivir, la mujer abandona la prostitución en el 100% de los casos.
Tenéis historias concretas que demuestran esto, claro.
Claro. Lo que pasa es que nosotros llegamos y acompañamos procesos: la vida. Ofrecemos posturas nuevas, formación y acompañamiento en todo el proceso. Y las mujeres en uno, dos, o tres años, abandonan la prostitución.
Y en el caso de las mujeres víctimas de trata, ellas tienen que pagar una deuda de 30 o 40.000 euros.
¿A las mafias, a los proxenetas?
A las mafias organizadas. Algunas son muy valientes y, con mucho coraje, son capaces dde enunciar, no pagar la deuda y afrontar una vida con muchas dificultades.
Otras, continúan en el ejercicio de la prostitución, haciendo formación y capacitándose. Y, al final, cuando han pagado su deuda, te dicen: he pagado mi deuda. Ya soy libre. Y por qué te dicen "libre": porque estamos hablando de una verdadera esclavitud. De una situación de opresión y de riesgo con las mujeres.
¿Tenéis recursos suficientes como para acoger a esta gente? Imagino que ayudáis a las mujeres que están intentando salir de este mundo, en casas o en albergues. ¿Cómo lo hacéis?
Tenemos casas de acogida, programas normalizados y programas de inserción y de acercamiento al medio. Damos apoyo, primero, en casas de acogida, luego, en pisos de emancipación y más tarde, en pisos de apoyo y en pisos de seguimiento de calle. Tenemos recursos: ¿suficientes?... Nunca es suficiente.
¿La Iglesia, institucionalmente os ayuda, me imagino, a través de Cáritas?
No. Lo que pasa es, que como fundación, accedemos a los recursos de subvenciones y ayudas públicas y privadas. De esta manera, vamos construyendo realidad y ofreciendo los recursos que tenemos.
Lo que ofrecemos es un apoyo integral: de casa, comida, acogida incondicional, apoyo psicológico, apoyo sanitario y jurídico. Y lo más importante, apoyo para la inserción socio-laboral. Porque si no hay trabajo ni vivienda, difícilmente integramos a las personas.
En ese proceso tenéis éxitos, claro. Y supongo, que también algún fracaso.
Cuando uno tiene cáncer y se cura al 60%, tú cómo lo llamarías: ¿éxito, o fracaso?
Éxito, sin duda.
Pues entonces, estamos hablamos de éxitos cien por cien. Unas mujeres llegan al cuarenta; al cuarenta de lo que a mí me parece. Algunas llegan al cincuenta y otras al cien por cien.
Hay mujeres que viven una realidad de gran presión por parte de la familia. Debemos tener en cuenta que la mayoría de las que llegan a Europa, o las mujeres nacionales que integran este mundo de la prostitución, son lo mejor de su familia, muchas veces.
Desde luego, todas las mujeres de origen no nacional, son las mejores. Las familias, las escogen para realizar este sueño migratorio de todo el grupo familiar. Ellas son las responsables de mantener a sus casas. A veces, hay mujeres que están trabajando limpiando, o de dependientas, que han hecho un proceso precioso de empoderamiento y que las ves que siempre están escasas de dinero. Si preguntas, te dicen que, si ganan doscientos euros, tienen que mandar ciento ochenta a sus casas, donde están sus padres y sus hijos.
Y en el caso de las mujeres españolas en esta situación, te dicen: "es que no tengo otra posibilidad para mantener a mi familia".
¿La mayoría, siguen procediendo de África?
No. Tenemos un tanto por ciento muy elevado de Brasil, Rumanía, Camerún y Nigeria por supuesto. Podríamos hablar, sobre todo, de brasileñas, rumanas, República Dominicana y nigerianas.
Las de habla hispana tienen unas posibilidades muy diferentes de las que tienen que empezar con un idioma nuevo. Las de habla africana, tienen una gran presión psicológica y espiritual que las otras no tienen. Las africanas se dicen: "yo no puedo hacer esto, porque el yuyu me va a matar".
¿Qué es el yuyu?
La práctica del vudú. Es un rito religioso que -yo siempre digo- les ata el cuerpo y el alma. Deshacerse de eso es complicado.
¿Hay vudú también en África? Siempre lo asociamos con Haití.
Sí. En Nigeria hay iglesias que practican vudú. Es una especie de religión. Yo diría que es una religión.
En concreto, el rito del vudú se hace, a primera vista, para dar suerte, para propiciar. Y el juramento es: "tú no vas a decirle esto que está pasando a nadie y si lo haces, morirás. O tú, o tu familia". Entonces, las mujeres nigerianas, que son unas mujeres tremendamente fuertes, con un coraje increíble -yo las tengo que querer- se enfrentan a muchas situaciones que les toca a lo más profundo de su ser, que es el espíritu, que es el corazón. Que es el alma. Están amenazadas con eso.
Las mujeres latinas obtienen mucha fuerza y mucho coraje, apoyándose en la religión: ellas creen que Dios las va a ayudar. La nigerianas tienen mucha fuerza y mucho coraje, apoyadas en una religión que las maldice.
Lo tienen más difícil.
Sí. Cuando una mujer nigeriana decide salir de la trata, denunciar e iniciar una vida, no solo tiene que enfrentarse a una situación de fracaso con el proyecto migratorio de la familia, sino que, además, tiene que enfrentarse a la red que la amenaza con una creencia religiosa muy fuerte.
En este décimo aniversario, ¿estáis haciendo balance, mirando hacia atrás para coger impulso hacia adelante?
Sí, así es. En este momento, estamos poniendo en marcha -ya llevamos un año- un proyecto de frontera que llamamos "Mujeres de arena". Es para acompañar y ofrecer apoyo a las mujeres que están en tránsito en frontera. Lo estamos trabajando en Algeciras, en Ceuta y en Tánger, con el propósito de entrar en contacto con las mujeres que van a iniciar este periplo por el mar. Digo periplo, porque suelen llegar por este mar terrible que se traga a las personas. Es un proyecto apasionante, como digo, de apoyo, acompañamiento y de dar herramientas a las mujeres para que puedan, si así lo deciden, solicitar ayuda.
Me ha sorprendido el color de vuestra página de la fundación. Es el color podemita.
Es color amaranta.
¿Qué es amaranta?
Es una planta. Cuando quisimos darle nombre a la fundación se barajaron muchísimos nombres. Pero, de todos los que planteamos a las hermanas de la congregación, salió este. Amaranta es una flor que no se muere nunca. Dicen que los incas lo empleaban como signo de inmortalidad y de fortaleza. Y pensamos que nos representaba bien.
Entonces, es originario de Perú.
De América Latina.
¿Y el color institucional morado?
Porque el morado es el color de esta planta, y también es el color del movimiento feminista. Pero para nosotros, es el color que nos identifica con estas mujeres que no se rinden y con estos profesionales que no se rinden. Y es un signo de empoderamiento y de coraje. De lucha y de afianzamiento: de aquí no nos movemos. Y crecemos y florecemos, seguro.
El Papa os está ayudando mucho en vuestra tarea. Le oigo continuamente hablar y concienciar sobre la lacra de la trata.
El Papa nos ayuda mucho a abrir los ojos, a decir: "no y no a la trata infantil". Estos, como él dice, son niños. Y continuamente está lanzándonos mensajes.
El Papa creó el Grupo de Santa Marta, que es un grupo de obispos y de policías nacionales. Y es el que nos ha impulsado, muchísimo, a las congregaciones a dar respuesta a esta realidad. A intervenir sobre esta realidad.
Nosotros conocemos al Papa. Las hermanas de Argentina lo conocen porque él, ya en Argentina, estaba muy implicado apoyando a los proyectos que trabajaban con mujeres en contextos de prostitución. Lo que quiero decir es, que este interés no le ha venido ahora, que este hombre ya lo tenía en sí. Ya tenía esta preocupación, esta alerta sobre sus feligreses: "cuidado, que hay personas que son explotadas, y hay personas que son tratadas".
Nos sentimos muy apoyadas y muy fortalecidas. Con mucho coraje. Y a cualquier sitio que vayamos decimos: "el Papa dice..,"
¿Te gusta que sea así de claro, de profético, de valiente?
Me encanta. Porque es claro, conciso y va al grano. No hay texturas canónicas; aquí las personas se mueren, las personas son explotadas, las mujeres son masacradas, los niños son abusados..., y esto, no es evangélico.
Es Evangelio puro. En vivo y en directo.
Más claro no nos lo pueden decir: "Es que nos hemos confundido con el derecho canónico..."
No, perdona: Es, que el Papa, el jefe de la Iglesia católica, dice que esto es pecado. Pero no solo dice que es pecado, dice que es una injusticia social.
Y además, nos urge a vivir el Evangelio. Yo creo que no podemos decir más.
¿Qué pedirías, para que se concienciase más, a la sociedad española respecto a este tema?
Que se abrieran los ojos. Que miráramos por la calle y, cuando viéramos a una mujer que está ejerciendo la prostitución, que pensemos que es una mujer que está vendiendo su cuerpo pero, sobre todo, que hay un hombre que lo está comprando.
Que hay un ser humano que compra a otro ser humano, solamente por diversión. Que no podemos comprar a un perro por diversión, pero sí, a un ser humano.
Y que esta gente, cuando pase, vea que esa mujer tiene detrás toda una familia por la que ella está luchando. Que no es una mujer que está en la calle vestida con una falda corta y con unos tacones provocando a los hombres: es una mujer, que está ahí porque no tiene otro sitio donde estar.
Bien dicho.
Por cierto, ¿cómo hacéis para contactar con ellas?
Tenemos diversos medios. Trabajamos con otras entidades, como en una red. Con las fuerzas y cuerpos del Estado, tanto Policía nacional, Guardia civil, policías autonómicas... Hay toda una red de trabajo, información y soporte mutuo que nos facilita el contacto con estas mujeres.
También tenemos unidades de calle, que llamamos de "acercamiento al medio", mediante las cuales acompañamos a mujeres, o les ofrecemos apoyo a mujeres que están en clubes, en pisos o en calle.
Salís en su búsqueda, de alguna manera. La "Iglesia en salida", esa que dice Francisco.
Diría que más que salir en su búsqueda, salimos a ofrecer un apoyo, para lo que tenemos las unidades de calle. Ofrecemos información sanitaria, social y jurídica. Y también, la posibilidad de que vengan a nuestros centros de vida, de atención... Para lo que necesiten.
Me imagino que habréis tenido algún problema, con los proxenetas o con los tratantes, cuando os acercáis al medio. ¿O no?
No. Quizás, en la calle, cuando te acercas a una mujer, inmediatamente se acerca un hombre y te aparta de ella. Pero nosotros, somos muy prudentes porque quienes corren más peligro, cuando hacemos esta actividad, son las mujeres, no nosotros.
No podemos hablar de problemas en el acercamiento en el medio, en general. Pero esto no significa que no haya que ser prudentes, ¿eh? No todo vale.
Ya me imagino que tenéis la experiencia y el saber hacer del que lleva mucho tiempo.
Dices que estás en salida, que dejas la dirección de la fundación. Ahora, ¿a qué te vas a dedicar?
Dejo la dirección de la fundación y paso al área de cooperación internacional. Voy a vivir en Vietnam.
¡Qué bien!
Ahí estoy: entre el ¡qué bien!, y el susto.
Esperamos que desde allí nos cuentes cosas, de vez en cuando, de aquella realidad, que nos pilla un poco lejos.
Seguro, porque estaremos en Vietnam, en Camboya y en Filipinas.
Entonces, seguimos en contacto. Y muchísimas gracias.
Un placer.
La unidad de España, bien moral. ¿Qué significa eso?
Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara
El cardenal Cañizares, (Antonio Cañizares Llovera (Utiel, Valencia, 15 de octubre de 1945), suele afirmar frecuentemente ese aserto, y parece decirlo convencido, porque ha sido muy, ¡muchísimo!, reiterativo. A mí también me gusta que se mantenga la unidad de España, me parece algo bueno, provechosos para todos, mucho más positivo que lo contrario, que sería la división, más útil más barato, mas bonito, y mucho más sencillo y ventajoso: y, por todos esos motivos, mucho más lógico. Lo que no entiendo es que quieran decir con que la unidad española sea un “bien moral”. Se me escapa el sentido y alcance de esta afirmación. Afirmar lo mismo de modo negativo sería más fácil de entender: que la unidad de España NO es un mal moral. Pero o todo lo que no es un mal moral es, automáticamente, un bien en ese sentido. Que nazca espontáneamente, traída la simiente por el viento, un cardo en mi jardín no es, evidentemente, un mal moral, pero tampoco un bien. NO es ni una cosa ni otra. Es decir, no usamos ese tipo de conceptuación, no hace falta, y hasta puede confundir usar categorías morales en realidades que son indiferentes para la el mundo moral.
Los obispos ya usaron esta expresión cuando Don Antonio Mª Rouco Varela, (cuya onomástica es hoy, día de San Antonio María Claret, ¡vaya mi felicitación. Don Antonio) era presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE). Y no me extraña ni mucho ni poco que los señores obispos usen tan pronta, diligente y fácilmente, la expresión moral, y, en general, los conceptos que se refieren a la bondad, o a la falta de ésta, en los comportamientos humanos. Y me parece saber el motivo de esta tendencia, que, en mi opinión, no sería otro que el hacho de considerarse ellos, los obispos, en los guardianes y los guías de la moralidad ambiental. Ellos mismos suelen decir, y así han aprendido a expresarse los demás, sobre todo los políticos, que la Jerarquía de la Iglesia no se debe meter en política, sino solo en moral. Y una de las formas elegantes y descomprometidas de meterse en Política, sin que lo parezca, es convertir un problema o situación de ese carácter, en otro de índole moral, en el que sí pueden, y según ellos, deben, pronunciarse los obispos.
YO no estoy de acuerdo en ninguna de las dos afirmaciones, en que puedan, y deban, pronunciarse los pastores de la Iglesia sobre los aspectos morales del comportamiento. Además, no es muy leal ni honesto, convertir un problema, o una situación conflictiva, que lo es en el terreno político y social, en un evento, o comportamiento, o situación cambiante, de carácter moral. La unidad de España, o de Italia, o de Francia, o de Alemania, es un problema y una realidad político-social, que nada tiene que ver con la moralidad de las acciones que vayan encaminadas a romperla, o a conseguirla, se entiende que estoy hablando de la unidad de un país, o mejor de una nación, o mejor todavía, de un Estado nacional. Es muy posible, y bastante probable, que haya acciones morales por ambos lados: los que pretenden mantener la unidad, y los que pretenden romperla. Y acciones, o comportamientos inmorales, también, e indistintamente, por ambas orillas.
Como todos saben, la palabra moral procede de la latina mos, moris, de la 3ª declinación, y que significa costumbre. Pero no todas las costumbres son éticas por el hecho de que se mantengan mucho, o bastante, o poco tiempo, en uso y actividad. Todos aquellos comportamientos que minan el respeto debido a todas las personas, o las humillan, o las usan para fines materiales cosificándolas, por mucho que se mantengan no serán éticas, de modo alguno. Es el caso de la esclavitud, de la injusticia social, del abuso en la retribución salarial a laos trabajadores, permitiendo pingües, y hasta colosales y escandalosas ganancias a los empresarios, a costa, literalmente, del sudor de sus empleados. O los regímenes políticos basados en la imposición por la fuerza, y la promulgación de leyes injustas e inicuas.
Y muchos en la Iglesia pensamos que es por estas líneas rojas de comportamiento socio-político por las que nuestros obispos deberían transitar, y pronunciarse, sobre la moralidad, o inmoralidad, ésta, más comúnmente, de esas situaciones ¡que he descrito. Transmitirían lo que podemos llamar un “ética evangélica”, que es, en opinión de grandes historiadores, sociólogos, psicólogos, y promulgadores de lo verdaderamente humano, del Humanismo profundo y radical, la que más se aproxima al sueño que la humanidad tiene del modo ideal de su propia convivencia , por encima de fronteras y de valores circunstanciales.
Entidades cristianas advierten que el 155 “pone en riesgo la convivencia y tiene consecuencias incalculables”
Jesús Bastante
“HACE FALTA INICIAR URGENTEMENTE UNA NEGOCIACIÓN POLÍTICA JUSTA, DEMOCRÁTICA Y RESPETUOSA”
Denuncian que “desde el Gobierno español se han ignorado las legítimas aspiraciones del pueblo catalán”
Una docena de entidades cristianas catalanas, entre las que se encuentran Justicia y Paz, la Escola Pía de Catalunya o el Grup Sant Jordi han emitido un comunicado “en defensa de las Instituciones y el autogobierno de Cataluña”, en el que denuncian la aplicación del 155 por parte del Gobierno, que consideran “un grave atentado a los principios democráticos y una violación del derecho al autogobierno del pueblo de Cataluña y de sus instituciones”. ··· Ver noticia ···
American Curios. Disidencia deportiva
David Brooks
Poner una rodilla en el suelo durante el himno nacional antes de un encuentro deportivo se ha vuelto una expresión de disidencia tan fuerte que el comandante en jefe del país más poderoso lo percibe como una ofensa intolerable a la patria, que amerita el despido o alguna sanción contra cualquier jugador. Con ello atletas profesionales (y de equipos de universidades y escuelas públicas y privadas) han detonado un gran debate sobre la violencia gubernamental contra comunidades de color y se han colocado entre los disidentes más efectivos en Estados Unidos. ··· Ver noticia ···
Domingo 29 de octubre, 30 Tiempo ordinario – A (Mateo 22,34-40): Creer en el amor
José Antonio Pagola
La religión cristiana les resulta a no pocos un sistema religioso difícil de entender y, sobre todo, un entramado de leyes demasiado complicado para vivir correctamente ante Dios. ¿No necesitamos los cristianos concentrar mucho más nuestra atención en cuidar antes que nada lo esencial de la experiencia cristiana?
Los evangelios han recogido la respuesta de Jesús a un sector de fariseos que le preguntan cuál es el mandamiento principal de la Ley. Así resume Jesús lo esencial: lo primero es «amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu ser»; lo segundo es «amarás a tu prójimo como a ti mismo».
La afirmación de Jesús es clara. El amor es todo. Lo decisivo en la vida es amar. Ahí está el fundamento de todo. Por eso, lo primero es vivir ante Dios y ante los demás en una actitud de amor. No hemos de perdernos en cosas accidentales y secundarias, olvidando lo esencial. Del amor arranca todo lo demás. Sin amor, todo queda desvirtuado.
Al hablar del amor a Dios, Jesús no está pensando en los sentimientos o emociones que pueden brotar de nuestro corazón; tampoco está invitando a multiplicar nuestros rezos y oraciones. Amar al Señor, nuestro Dios, con todo el corazón es reconocer a Dios como Fuente última de nuestra existencia, despertar en nosotros una adhesión total a su voluntad y responder con fe incondicional a su amor universal de Padre de todos.
Por eso añade Jesús un segundo mandamiento. No es posible amar a Dios y vivir de espaldas a sus hijos e hijas. Una religión que predica el amor a Dios y se olvida de los que sufren es una gran mentira. La única postura realmente humana ante cualquier persona que encontramos en nuestro camino es amarla y buscar su bien como quisiéramos para nosotros mismos.
Todo este lenguaje puede parecer demasiado viejo, demasiado gastado y poco eficaz. Sin embargo, también hoy el primer problema en el mundo es la falta de amor, que va deshumanizando una y otra vez los esfuerzos y las luchas por construir una convivencia más humana.
Hace unos años, el pensador francés Jean Onimus escribía así: «El cristianismo está todavía en sus comienzos: nos lleva trabajando solo dos mil años. La masa es pesada y se necesitarán siglos de maduración antes de que la caridad la haga fermentar». Los seguidores de Jesús no hemos de olvidar nuestra responsabilidad. El mundo necesita testigos vivos que ayuden a las futuras generaciones a creer en el amor, pues no hay un futuro esperanzador para el ser humano si termina por perder la fe en el amor.
Domingo 29 de octubre de 2017, 30º del tiempo Ordinario
La legislación de Israel estaba orientada a mitigar los efectos del empobrecimiento de las grandes masas de campesinos. El exilio, el desplazamiento forzado por causa de la guerra, la usura… se convertían en una amenaza para la convivencia y, sobretodo, contradecían los fundamentos éticos del pueblo de Dios.
El «código de la alianza» hacía énfasis, no sólo en las rúbricas litúrgicas o en las orientaciones religiosas, sino en la protección de los sectores más vulnerables de la sociedad: forasteros, viudas, huérfanos, jornaleros y pobres en general. Los forasteros porque, en la mayoría de los casos, eran exiliados de la guerra que habían sufrido el desplazamiento forzado y llegaban a las tierras de Israel sin otro recurso que sus propias manos. ··· Ver noticia ···
miércoles, 25 de octubre de 2017
MISA CON NIÑOS
IÑAKI LETE SDB
“Amar a Dios y al prójimo” 29 de octubre de 2017
(Con esta celebración concluye el mes de octubre. Quizás hay que dar algún aviso en relación a la recaudación conseguida para el DOMUND. También se puede decir algo sobre la fiesta de Todos los Santos o la celebración de los difuntos. Tener pensado qué es lo que se quiere comunicar.
La celebración de hoy nos invita a poner el corazón en Dios, pero mirando siempre al que está junto a nosotros, el más “próximo”.
EL MANDAMIENTO PRINCIPAL
Te amaré Señor, con todo mi corazón
te amaré mi Dios, con mi alma y con mi ser
y a mis hermanos amaré en Ti, mi mayor Bien
como aprendo a amar mi vida, en Ti, para calmar mi sed
Te amaré Señor, con todo mi corazón
te amaré mi Dios, con mi alma y con mi ser
en quienes me quieren mal y en quienes me quieren bien
amaré todo lo que hay en mí, de grandeza y pequeñez
Te amaré Señor, con todo mi corazón
te amaré mi Dios con mi alma y con mi ser
te amaré con mi palabra, y a los sin voz prestaré
mi voz, mi canto, mi vida.... a Ti, en mí, regalaré
A Ti, en mí, regalaré....
A Ti, en mí, regalaré....
Salomé Arricibita
¿DÓNDE ESTABA LA IGLESIA DURANTE LA REVOLUCIÓN BOLCHEVIQUE?
RELIGIÓN DIGITAL
El 7 de noviembre, según el calendario gregoriano, se cumplen 100 años de la Revolución Bolchevique. También es conocida como la Revolución de Octubre, debido a que, según el calendario juliano, los hechos ocurrieron el 25 de octubre de 1917.
Dicho acontecimiento marcó definitivamente la caída de la Rusia zarista. Previamente, en febrero de 1917, había sido derrocado el zar de Rusia, instalándose un gobierno provisional. Posteriormente, en octubre de ese mismo año, el gobierno provisional también fue derrocado para instalar el gobierno comunista dirigido por Vladimir Lenin. Comienza así una cruenta y larga guerra civil que culminó con la instalación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en 1922.
Fue un acontecimiento mundial de gran impacto, que cambió radicalmente el curso de la historia.
Alrededor de 80 años después, el gran teólogo y sacerdote belga, José Comblín, volvía a recordar la Revolución Bolchevique para despertar la conciencia de la Iglesia Pueblo de Dios, en torno a una pregunta incisiva y fundamental. Con tal cuestionamiento quería desentrañar dónde estaba el corazón de la Iglesia institucional, frente a un gran acontecimiento de la historia. En este caso, la institucionalidad eclesial quedaba remitida a la Iglesia Ortodoxa rusa, que para el discernimiento era un perfecto símil de su par católica.
Normalmente, las instituciones y las personas, en su lenguaje discursivo, buscan convencer a los demás respecto de la nobleza, bondad y rectitud de sus intenciones. Sin embargo, los hechos muchas veces contradicen tales declaraciones y se convierten en la prueba irrefutable de las motivaciones reales que se ocultan detrás de sus actos.
Jesucristo, buen conocedor del corazón humano, enseñaba -a sus seguidores- criterios de discernimiento sencillos, para ayudarlos a desentrañar estas ambigüedades que asaltan a la conciencia humana. En ese contexto les dijo aquella frase inconfundible: "donde esté tu riqueza, allí estará también tu corazón" (Mt 6, 21).
Con ese mismo prisma, José Comblín, teniendo presente los acontecimientos de la Revolución Bolchevique, ayuda a desentrañar dónde estaba el corazón de la Iglesia en tales circunstancias históricas:
Tal vez no sea mera casualidad que el ateísmo más virulento, el ateísmo que predica una verdadera mística de la negación de Dios, el ateísmo destructivo, esto es, el ateísmo del comunismo ruso, haya nacido justamente en el país en que la visión contemplativa del mundo y el cristianismo oriental de la transfiguración estaban más desarrollados. Tal contemplación de la transfiguración aparece finalmente como un inmenso escándalo: ¿cómo pueden dejar de ver lo que acontece en la realidad? A la negación del mal del mundo, el ateísmo responde por una negación de su transfiguración.
Hay episodios cargados de significado. El día en que en San Petersburgo, Lenin invadía el Palacio Imperial y destruía el Imperio ruso, los obispos estaban reunidos a poca distancia para discutir algunas reglas litúrgicas. Es todo un símbolo. ("O Espiritu Santo no mundo", Páginas 100-101, Paulus 2009. Traducido por Juan Subercaseaux).
O sea, que mientras el mundo parecía caerse a pedazos, los obispos estaban mirándose el ombligo, preocupados de la "rúbrica", o sea de las reglas de la liturgia.
Los hechos descritos por Comblín tienen una sorprendente actualidad. Hoy, 100 años después de la Revolución Bolchevique, entre muchos signos de esperanza y fuertes signos de muerte, a ratos, el mundo también parece caerse a pedazos.
La realidad global muestra el registro de guerras cruentas en distintas partes del mundo; la amenaza de nuevos mega conflictos que involucran a grandes potencias; gigantescos desplazamientos humanos que escapan del hambre, de la sequía y de la muerte; la mantención de graves conflictos tribales en amplios sectores de Africa; el resurgimiento de movimientos fascistas en diferentes latitudes; la expoliación económica y cultural que sufren numerosos pueblos originarios; el terrorismo y la violencia de Estado; la preocupante densidad de catástrofes naturales; el descontrolado avance del cambio climático; la multiplicación de la pobreza; el desbordamiento del narcotráfico; la corrupción y una larga lista de lacras sociales describen parte del panorama mundial actual.
Siendo ésta una realidad global objetiva, resulta desconcertante una Iglesia que, mirándose el ombligo, se divida entre si dar o no la comunión a separados y divorciados vueltos a casar; que se empecine en marginar de la mesa eucarística a los más hambreados y sedientos de Dios; que consuma su energía eclesial en reorganizar sus estructurales curiales y feudales; que se atrinchere en moralismos añejos para hostigar precisamente a quien, como Papa, busca precisamente reconectar a la Iglesia con los verdaderos problemas del mundo.
Resulta vergonzoso que habiendo tanto por hacer, aparezca ante los ojos del mundo, esa Iglesia enajenada de una realidad que la interpela a desplegar toda su capacidad de servicio, para multiplicar esperanza y testimoniar que el verdadero tesoro de la Iglesia no es el poder, sino su capacidad de servir a los más pobres de un mundo que los abandonó, porque en medio de los pobres y sufrientes es donde debe estar el corazón de la Iglesia.
EN NUESTRA IGLESIA HABLAMOS MUCHO DE RELIGIÓN, PERO LOS GRANDES AUSENTES SON JESÚS Y EL EVANGELIO
RELIGIÓN DIGITAL
Eduardo Arens es uno de los mayores biblistas latinoamericanos. Especialista, entre otros temas, del divorcio, el teólogo peruano desgrana en esta entrevista todas las claves de la necesaria reforma en la Iglesia, el papel del Papa Francisco y de sus críticos, y el futuro de la Iglesia latinoamericana.
Tienes varios libros sobre el divorcio, un tema que sigue estando de actualidad. Ahora parece que se están abriendo puertas, no tanto en cuanto al divorcio, pero sí en cuanto a rupturas o fracasos matrimoniales, o como los queramos llamar.
Hay que meter una buena dosis de humanidad a todo el tema. Una dimensión de Jesús que se nos ha escapado y estamos recuperando. Y la dimensión que el Papa nos está poniendo por delante.
Si la dimensión humana fracasa, todo lo demás es construir sobre ruinas.
Pasa que, durante mucho tiempo, para la ortodoxia más pura, esto de hablar de la humanidad de Jesús más allá de los relatos navideños y demás, parecía que implicaba casi negar su divinidad. Cuando la fe consiste, precisamente, en que Dios se hizo hombre para que el hombre se hiciera más de Dios.
La encarnación es un dogma que no acabamos de asumir. Cuando yo tengo clases del curso de la Humanidad de Jesús, muy raro es que no salga alguien preguntando: pero era Dios.
No nos desprendemos de esa idea para ver la divinidad en su integridad. Nos cuesta, porque nos cuestiona a nosotros mismos. Esa humanidad cuestiona mi humanidad. Y lo tenemos claro en el Credo "padeció bajo el poder de Poncio Pilato", lo cual significa que vivió.
Y vivió en una época determinada, haciendo muchas cosas que son la base de nuestra fe, que es el Evangelio. El Nuevo Testamento que, a veces, hemos tenido demasiado aparcado.
Sí, porque nos sirvió para la doctrina abstracta, metafísica. Para justificar nuestra religiosidad devocional. Pero que no compromete ni cambia a la sociedad.
Nos olvidamos del Jesús histórico; del Jesús de carne y hueso, el Jesús de Nazaret. Y nos hemos concentrado en Cristo de los cielos.
¿Seguimos siendo una Iglesia que aunque ha asumido a Cristo continúa demasiado anclada en El Antiguo Testamento, en ese Dios castigador, y que se mantiene alejado del hombre?
Es cierto que en el día a día, como con el problema del terremoto, vemos a un Dios castigador y justiciero que controla el mundo, y nos olvidamos de Jesus de Nazaret. Hay gente que me pregunta ¿por qué Dios me castiga, por qué me pone a prueba, cuál es su plan? Y yo les pregunto: ¿qué imagen tienes de Dios metida en la cabeza?
Para mí es terrible, porque la imagen de Dios es el punto de partida y el sustento de toda religión. Esa imagen sobre la que fue construido todo nuestro tinglado se viene abajo fácilmente y se encuentra sin nada. Y eso te puede hacer pasar momentos muy duros.
Aumenta la culpabilidad, el miedo.
Exactamente. Y la posibilidad de que te lleve a problemas psicológicos y psiquiátricos. A una neurosis patológica; es impresionante lo que puede destruir la religión mal entendida.
Precisamente el tema de Jesús es el de un Dios paternal. Observa que Jesús nunca pregunta a las personas sobre su religión; si es cananeo, fenicio, pagano, romano o judío. Él preguntaba por las necesidades, porque la persona era lo fundamental.
Veo la genialidad de Jesús en dos cosas sobre todas. Incluso si fuera ateo, lo tendría que admitir.
La primera es haber puesto en el centro al hombre en nombre de Dios, que el ser humano es lo más importante. Y nosotros lo hemos desplazado, hemos puesto a Dios en el centro y el hombre tiene que agacharse ante un Dios aplastante. Jesús hace todo lo contrario. Los fariseos, los escribas y las autoridades religiosas tenían a Dios por encima y creaba poder y autoridad. Por eso, Jesús tiene que advertírselo al poder. Porque es el hombre lo más importante, tal como es.
La segunda genialidad de Jesús es el nombre de ese Dios que pone al hombre en el centro, y en el centro del hombre pone: "Amar". No religión, sacrificios, culto, ayunos: "Amar", que es positivo y pro activo. Es: sal de ti mismo y entretente.
Esa famosa sentencia que tenemos en castellano de: "no hagas a otro lo que no te gusta que te hagan", Jesús la plantea como: ama, muévete, actúa.
No evites el mal, sino promueve el bien.
Estas dos cosas me parecen descomunales.
Lo que es innegable es que pocas civilizaciones -ateas o de cualquier otra condición y aunque sea muy criticable la actuación de la Iglesia en la historia- ponen en cuestión la figura y la vida de Jesús. Pueden poner en cuestión que existiera, pero no la potencia de esa figura y de su mensaje, generadores de cultura y de sociedad. La cultura occidental tal como la entendemos, y el desarrollo de los valores humanos, tienen mucho que ver con el Evangelio.
El Papa como jesuita, lo está haciendo muy bien poniendo a Jesús por delante. Lo humano.
Las catequesis de Santa Marta y las audiencias de los miércoles, que algunos le critican por ser sencillas, están repletas de Evangelio que no está reñido con la sencillez.
Al contrario, está cerca.
Y además, el que todo el mundo pueda entender sin tanta mediación y pueda sentirlas es bueno. El Papa pone muchos ejemplos y experiencias propias. Eso, para alguien que es el líder global reconocido por todos, y líder moral además, es muy potente. Es un arma muy interesante la que está utilizando Bergoglio.
Y lo que está cuestionando: precisamente lo que tenemos que hacer es recuperar la humanidad. Ese es el gran reto -creo- del cristianismo, entender bien el Evangelio. No la palabra "evangelio", que cubre cualquier cosa; el Evangelio de Jesucristo. El que tenemos en El Nuevo Testamento, que leemos en todas las misas a trozos y que había que leerlo todo: Marcos, Mateo, Lucas, Juan.
¿Y cuál es la "Buena noticia"? Pues, como decía González Faus: "otro mundo es posible". Cambiemos el mundo en una clave más humana.
El ir por todo el mundo, que genera lo que tú decías antes: sal y ama.
Eso. Inconscientemente, en nuestra Iglesia cristiana hablamos mucho de iglesia, de religión y de Dios. Pero el gran ausente es Jesús de Nazaret. Y también el Evangelio.
Hablamos de la doctrina, del dogma, de si es o no es ortodoxo, pero nos falta lo más importante.
Estamos casi preparando un cisma por una nota al pie de exhortación.
¿Cuánto puede mover todo el tratado de la Trinidad? A mí, nada. Si a ti sí, felicidades. Pero a mí no me mueve el tratado sobre la encarnación teológica, y más si es metafísico y escolástico -como están promoviendo nuevamente en los seminarios, formateando el cerebro de nuestros jóvenes para ser los curitas que vienen hablando cosas irrelevantes- porque no cambia el mundo un milímetro.
Si la teología es un tratado sobre un teólogo, de qué vas a hablar.
¿Cuál es el estado de salud de la teología? Porque hace mucho tiempo que no surge un teólogo que haga teología nueva. Estamos haciendo estudios teológicos sobre otros, como tú dices. Analizando documentos, pero, ¿innovamos?
Estamos en una suerte de limbo tratando de digerir las propuestas que tienen que ver con la Biblia, El Nuevo Testamento, el Jesús judío, la tercera etapa de Jesús histórico, el Jesús humano, que no murió para salvarnos sino que lo mataron por, precisamente, vivir un proyecto de vida contrario a los poderes de la época, tanto religiosos como políticos. El re-descubrimiento de este Jesús, nos está tomando tiempo asimilarlo.
Creo que ahí hay mucho, todavía por delante, por hacer. No en cuanto a descubrir facetas de Jesús que hemos pasado por alto y que quizás son importantes, como lo que te acabo de mencionar de que Jesús nunca preguntó por las religiones. De que la religión no es tema para él, que la religión se vive de otra manera; no se discute, no es práctica de rituales. Se vive en “tú y yo”, buscando y caminando juntos. En el acercarse al otro. Por eso es tan importante lo que dice Papa Francisco: la compasión es absolutamente medular.
Hizo una catequesis sobre la compasión y sobre el salir a amar. Y es muy potente, sí.
Y eso nos cuesta, porque son huesos duros. ¿Por qué? Porque es mucho más fácil tener doctrinas e ideas en la cabeza que no comprometen.
Normas, seguridades. Como El joven rico: yo cumplo los mandamientos e iré al Reino. ¿Qué más tengo que hacer?
Los movimientos de las últimas décadas, que te alimentan esto: te dan seguridades pero no te comprometen en nada.
Y eliminan un poco la libertad. Un poco bastante.
Mientras papá me diga lo que tengo que hacer, yo no soy responsable de nada: la obediencia se convierte en fundamental y no el compromiso libre y maduro. En una Iglesia madura esto no hace falta, tenemos que compartir, educarnos.
Te preguntaba lo de la teología porque a veces me da la sensación de que el Papa nos está adelantando por la izquierda a todos y planteando, con mucha valentía y libertad, cosas que no imaginaríamos nunca en un Papa. Pero parece que por detrás, el "ejército" falla. Que no hay un cuerpo teológico que pueda sostener, con una teología más creativa y actual, todo este movimiento que está generando.
Y, por otro lado, que el propio pueblo de Dios, los constructores de comunidad, también deberíamos atrevernos a dar un paso adelante y asumir nuestra responsabilidad en la Iglesia. No solo corresponsabilidad sino nuestra responsabilidad, al mismo nivel. En ese sentido, creo mucho en la teología de los talentos: yo con mis talentos soy igual de responsable que tú con los tuyos, en facetas distintas y lugares distintos, para construir el reino y hacer de este mundo un lugar mejor. Pero soy igual de responsable que tú.
Importantísimo el énfasis del papa Francisco en la incorporación de los laicos, de las mujeres y demás. Y de llamar la atención al clericalismo y al carrerismo. El clericalismo lo tenemos metido hasta los tuétanos, no lo soltamos y es terrible, porque tenemos que pensar que todos somos iguales. Lo que yo tengo, es una función que cumplo. Pero no me hace más que tú para nada. Eso cuesta porque cuestiona mis supuestas verdades y autoridad.
Es una cuestión de responsabilidad. Eso de "soy más o menos que tú" lo debato con personas que se declaran ateas e intento explicar qué es la fe para mí, qué provoca en mi vida. Y a veces cometo el error -y lo asumo- de decir: "pues me hace mejor. Más responsable. No soy mejor que tú porque haya encontrado el don de la fe; tenerlo me hace responsable de construir de una manera diferente a la tuya, pero no mejor."
Recientemente se ha hecho la crítica al Papa de que debería realizar su teología para respaldar sus documentos. Pero la teología no es un discurso abstracto a la séptima nube de verdades -supuestas verdades-. Porque no existe la verdad más que en la cabeza de la gente:
¿Qué cosa es la verdad? Filosofando, y la vida se nos escapa entre los dedos... ¡La vida!
La fe se vive. La puedes pensar y la puedes discutir, vale. Pero si no la vives, ¿de qué te sirve todo esto? Te enreda y te aniquila como persona. Tenemos que vivirla, es experiencial. Yo vivo porque es mera vida y este Jesús de Nazaret, que hablaba igual de sencillo pero que llegaba. Que se comprometía.
Y la fuerza del testimonio además. No solo la palabra.
Que es un lenguaje poderosísimo porque habla más que mil palabras. Y ahí tenemos la tarea.
En Latinoamérica una de las cosas que nos ha pasado, es que no hemos asumido, por ejemplo, la pre-teología, toda la teología y toda la parresía. La parresía nunca apareció. Por lo menos en gran parte de Perú se quedó archivado.
Y es uno de los ejes de este pontificado, de la cultura teológica de Bergoglio.
Y viene de Latinoamérica. La asumió como parte del obispo que está metido en el pueblo y en las villas miseria y que conocía a sus hermanos.
Y aparte, él fue uno de los creadores del documento de Aparecida. Estuvo allí escribiéndolo.
Pero lo de Aparecida es triste. Ni Francisco ni "Aparecida" tocan algo en Lima ni en muchas de sus diócesis. Me da mucha pena. Y el Evangelio, tampoco. Estamos en todo y en nada. Para mí es triste.
Es lo que te quería preguntar ahora, porque el Papa va a ir allá en enero. Quería preguntarte por el estado de la situación religiosa en Perú.
Ahora sí estamos al día, porque viene de visita. Pero antes, de "Laudato si" no se sabía ni de lo que trataba. De "Amoris laetitia" sí, claro. Por devoción.
Nos preguntan si pueden conseguir "Laudato si". Como la hemos vendido en la parroquia me hicieron lío: que por qué vendía esto. Que la parroquia no debería ser un lugar de comercio de productos... Y al mismo tiempo, nos llenamos la boca del santo padre cuando conviene.
Está ausente, digan lo quieran. A veces entramos en una esquizofrenia inconsciente. Parecemos bipolares.
Sí, que de cara a la galería somos los más pro-Papa y nos hacemos la foto y vamos a visitarle y después en la práctica del día a día, criticamos al otro.
En Perú, además, se acusa de tener un episcopado bastante conservador. Todos conocemos ahora a Cipriani, pero no es el único.
Ni de lejos; nosotros tenemos para rato. Pero, los que alimentan las formas del papa Francisco son pastores. Necesitamos gente, como él decía en esa linda imagen, que huela a oveja. Que vengan de abajo y que sientan. Porque no necesitamos jefes, ni burócratas, ni jerarcas. Necesitamos pastores. Acompañantes líderes que caminen con nosotros y nos apunten que vamos por este proyecto juntos. Que los sintamos que están con nosotros.
Acompañar es otra de las palabras claves.
Por supuesto. Por eso llama la atención que desde hace décadas no haya ningún documento de peso que salga del episcopado. ¿Qué pasa? Pues que tienen miedo de tener un problema de corrupción, impresionante. El sistema de justicia, simple y llanamente, no existe; se compra y se vende. Y sobre todo para los partidos políticos.
Y en este panorama no se oye la voz de la Iglesia. ¿Dónde está?
También hay un problema de explotación minera que está destruyendo parte de la Amazonía, que es el único pulmón grande que queda en el planeta Tierra.
El otro día entrevistamos aquí a un misionero bloguero de Religión digital que está en la triple frontera Perú-Brasil-Colombia, y también nos contaba. En su caso, era más por el narcotráfico.
Es claro. Y la minería informal y el petróleo están invadiendo los ríos en la Amazonía, te lo puedo decir porque lo conozco. Pasé el otro día por Puerto Maldonado y me dije: ¿Qué pasa acá? ¿Dónde estamos nosotros? ¿Tenemos todavía algo que decir o nos quedamos en nuestras capillas preocupados de la devoción?
Y de conseguir vocaciones y tener los libros de bautismo llenos.
La existencial se nos ha escapado. Estamos cayendo en una suerte de fundamentalismo o a veces la doctrina es un ostracismo. No es todo cuestión cerebral. A mí no me interesa qué es lo que piensas, me interesa qué vives.
La fe se vive, no se estudia.
Eso es lo que yo siento. Y su ausencia de un cristianismo que trasmita vida. Que enganche en la vida desde los mismos sermones.
¿Crees que hay algo de eso en la decisión de Francisco de no juntar el viaje a Colombia, con el de Perú y Chile? En Chile también se está dando esto de pastores no demasiado cercanos al pueblo y problemas de todo tipo. ¿Este viaje está pensado también en esa clave?
Posiblemente se ha tomado su tiempo por varias razones. Porque hay necesidad de repensar muchas cosas y llamar la atención sobre el clericalismo y sobre la población del clero. Sobre la cercanía al pueblo.
Supongo que está titubeando si ir o no, porque es una Iglesia muy conservadora y muy tradicional donde el papa Francisco no existe, prácticamente, más que en una foto.
Sin embargo Cipriani lo está vendiendo como que va a ser un exitazo. Está reclutando miles de voluntarios jóvenes para la Guardia del Papa, creo que se llama.
No necesita todo ese folclore. Es un país donde estamos en un caos tremendo. La Iglesia está ausente. Específicamente, Chile nos ha dejado ahora muy aparte, porque merece una atención especial de este sector Lima, como uno de tantos ejes ultra conservadores donde el seminario enseña la teología pre-Vaticano II. Con la escolástica de siempre.
Y el otro polo, la Amazonía. El Papa no se va a Cuzco, la ciudad imperial, ni a Arequipa, ciudad colonial. Va a Trujillo, sí, una ciudad colonial también muy bonita. Pero Lima y Puerto Maldonado es irse a la periferia, periferia.
Lo comentaba también César Caro en la entrevista: ese acercamiento al Amazonas, a la periferia y a lo olvidado. Donde ser cristiano no es algo que está normalizado sino que es la excepción conocer el mensaje, y participar en los sacramentos es extraño. Y donde se hace un trabajo muy potente. Y no solo de práctica ritual, sino esa fe que se vive en la persona que sufre, la denuncia de las explotaciones, etc.
Jesucristo es el sacramento por antonomasia. No el sacramento ritual estipulado. Jesucristo es sacramento del encuentro con Dios. Me encanta lo del evangelio de Juan: "rostro visible del Dios invisible". Eso habla bien de Dios.
La explicación de que tengamos crisis es precisamente porque no vemos a Jesucristo, entre otras cosas. Estamos con un Dios que nos hemos fabricado.
El "diosito".
El "diosito", que es según la medida de cada cual, pero vívelo con el Evangelio. Es una asociación de cristianos. Sí, Cristo. Jesús de Nazaret, el crucificado por Poncio Pilato. Ese.
En realidad, el Reino de Dios hay que hacerlo acá. Yo creo que el Padrenuestro no es tanto una oración como una síntesis de lo que deberíamos vivir nosotros. Analicémoslo.
Recuerdo que en la Facultad teníamos un programa de radio, y hubo una discusión sobre fe. Había dos compañeras que no eran creyentes y nos dieron una lección tremenda, porque nos obligaron a rezar el Padrenuestro y a detenernos detrás de cada frase, a decir qué sentíamos y qué significaba para nosotros. Nos tumbaron. Hubo momentos en los que no sabíamos describir lo que sentíamos cuando decíamos: "el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy", "Perdona nuestras deudas"... Nos plancharon.
Porque lo repetimos como papagayos. Repetimos cliché. Utilizamos un léxico obsoleto que no dice nada. Como cuando preguntas a los estudiantes qué quiere decir salvarse. ¿Salvarse de qué? ¿De qué estamos hablando?
-De una redención; Jesús vino para morir...
-No; lo mataron.
-Nos redimió.
-No; nos ofreció un camino que depende de mí seguirlo, y redimirme y liberarme de lo que me impide vivir con humanidad cada día, hasta dar mi pellejo si es necesario.
Yo vivo mi humanidad radicalmente. Con una mentalidad profundamente humana. Nadie es tan humano como Jesús. Y ese Jesús humano nos incomoda porque nos compromete, nos cuestiona y mejor nos quedamos con el Cristo de los simples, al que rezo y le pido, le adoro y le canto.
Y le dejo en la iglesia y me vuelvo a casa.
Y yo feliz. Hay una necesidad de repensar mucho estas cosas. Y lo están haciendo maravillosamente Pagola y Castillo. Nos están llamando la atención sobre esto. Efectivamente, tenemos que repensar desde el mundo del siglo XXI. Desde la realidad en la que estamos para que esto hable hoy. Porque si no habla, estamos perdiendo el tiempo.
Parece que estamos siendo un poco pesimistas, pero yo creo que no. Me está resultando una conversación bastante emocionante y esperanzadora porque, en el fondo, lo que tenemos que intentar hacer es seguir viviendo esa fe. Y eso implica también esa denuncia.
¿Eres optimista? ¿Tienes esperanzas con respecto al futuro? ¿Seremos capaces de seguir avanzando en ese camino de Jesús?
Aunque tenga dudas, tengo esperanza y lo veo en muchos jóvenes.
Creo que los jóvenes nos dan qué pensar. Debemos escucharlos más. Son, obviamente, el futuro. En su anonimato religioso, muchos son más cristianos que quienes nos llamamos cristianos porque viven la pasión de Jesucristo. Es maravillosa la entrega y la generosidad de nuestros jóvenes. Ellos salen del individualismo en que la sociedad de hoy nos ha imbuido; esta indolencia frente al sufrimiento. Los jóvenes están esperando respuestas.
Para mí, lo triste es ver que cantidades ingentes de jóvenes, en Perú al menos, se unen a las iglesias evangélicas. Y, ¿dónde están nuestros jóvenes católicos? No es competencia, somos tan cristianos unos como otros. Pero, por qué los católicos no ponemos atraer a los jóvenes. Mi respuesta es: porque estamos en clichés. Seguimos dando vueltas y no nos damos cuenta de que nos va distanciando del mundo. Los jóvenes buscan respuestas a preguntas que nosotros no planteamos. Y damos respuesta a lo que ellos no preguntan.
Y, en buena medida, no somos capaces de dar esas respuestas porque nuestro léxico y nuestras liturgias son rígidas y acartonadas.
Jesús nunca conoció Roma.
Y cuando fue a Jerusalén terminó por el patio de los caballos.
Es que la fe se vive. Por eso, los jóvenes van más bien a los evangélicos. Porque tienen un sermón que palpita, que mueve, contagia y toca las fibras vitales. No son intelectuales; son vi-ta-les. Tienen vida. Nosotros tenemos mucho cerebro pero pocos pies y poco corazón. Es ahí donde tengo que invertir y eso supone una revolución. Y eso no lo estamos trasmitiendo a los jóvenes.
Yo siempre soy optimista porque el Papa -al menos para mí- genera mucho optimismo.
¿Es una revolución Francisco, o lo que conlleva su ministerio? Porque al final no deja ser un hombre -volvemos a los talentos- que está en un lugar determinado, desarrollando los talentos que tiene. No vamos a endiosar a nadie.
Lo hace muy bien y le necesitamos. Que Dios le dé mucha salud y esté muchos años. Su mensaje nos dice que es fácil hacer el bien. Pero que tenemos que desprendernos de nuestros complejos de superioridad.
Es fácil si lo tienes aquí.
Es el concepto semítico del bien; que no es verdad filosófica. Y eso lo hemos perdido porque se occidentalizó tanto, influyó tanto la filosofía griega, que ahora nos cuesta salirnos de ese mundo para entrar en el pensamiento encarnado. Este pensamiento no es lo mismo en Perú, que en Alaska o en Pekín.
O en el gueto que en el palacio.
En los pueblos jóvenes al sur de Lima, adonde tengo la suerte de ir cada semana o dos, he aprendido horrores de la gente: necesitan vida. Y nos piden que compartamos vida.
Gracias, Eduardo. Ha sido un placer, porque a veces estas conversaciones ayudan para revivir y alentar el corazón.
Yo disfruto, créeme. Pero me cuestionan y me critican. Aunque no me hago mala sangre y, por encima de todo esto, escucho. El inicio de la sabiduría es saber escuchar: tengo dos orejas y una sola boca.
Gracias mil por la acogida. Y por esta conversación tan interesante.
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