- 2.403 mujeres a nivel nacional y a unas 4.500 a nivel internacional. Son las vidas que ha salvado de la trata la Fundación Amaranta, la ONG que coordina la obra social de las adoratrices. La directora general de dicha organización, Pilar Casas, nos explica lo importante que es que abramos los ojos a la realidad de la explotación sexual de mujeres y niñas que ha echado raíces ahora hasta en España.
¿Quién es Pilar Casas?
Soy monja adoratriz y directora general de la Fundación Amaranta. Justo ahora, estoy terminando mi servicio.
¿Qué es la "Fundación Amaranta"?
Es la ONG creada por la congregación de adoratrices para impulsar y apoyar su obra social en todo el mundo. Desarrollamos proyectos nacionales, los "Proyectos adoratrices", bajo el paraguas de la "Fundación Amaranta", que ahora son "Proyectos Fundación Amaranta". Colaboramos en partenariado, como Fundación Amaranta, con los proyectos internacionales de adoratrices. Por tanto, desarrollamos el área de cooperación internacional en aquellos países donde las adoratrices desarrollan actividad.
Es un organismo, vuestra ONG, que se ocupa de todo lo social de la congregación en todo el mundo.
Sí. Apoyando y dando soporte técnico a la obra social de adoratrices como "Fundación Amaranta".
En cooperación internacional, tenemos proyectos en Francia, en Marruecos y en Tánger. Y en España en Gijón, Orense, Valencia, Baleares, Granada, Tenerife y Algeciras.
En Madrid, desarrollamos toda la actividad de sede. Es la sede central de la organización.
Estáis en muchos los países del mundo. ¿Cuántas sois, las adoratrices, en este momento?
Somos unas mil. Estamos en cuatro continentes, en África, en América Latina, en Europa y en Asia.
¿Cómo andáis de vocaciones?
En Asia, muy bien, como en todas las congregaciones. En América Latina menos y en España tenemos una novicia y una postulante.
¿A qué crees tú que se debe que, en España en concreto, la vocación religiosa en general no siga atrayendo a la gente joven?
Lo veo en dos partes: la parte interna y la externa. La parte interna es que las congregaciones religiosas nos hemos metido de lleno en las obras sociales. Por ejemplo, en nuestro caso, de las adoratrices, porque nuestra actividad configura nuestra esencia. Nuestra fundadora, crea la congregación para atender a las mujeres en contextos de prostitución. Y, antes de crearla, ella ye estaba en esa tarea.
Para hacer pastoral juvenil, de Iglesia, hace falta una dedicación plena. Hace falta que tengas personal dedicado específicamente a este acompañamiento de jóvenes. Pienso que, todas las congregaciones hemos hecho un esfuerzo muy grande, por acompañar a los jóvenes de nuestros entornos. Que vean cuál puede ser su respuesta a una llamada de Dios. Pero bueno, estamos ahí.
Personalmente, creo que si tenemos laicos comprometidos con nuestra misión, laicos enamorados de Micaela, y que están respondiendo a su llamada de Dios desde su laicidad, a lo mejor lo que ocurre es que la Iglesia está girando en una dirección que todavía no conocemos.
¿Vislumbráis que puede nacer algo nuevo de vuestros carismas?
Hablo por el movimiento de laicos que nosotros tenemos. Voy a reuniones y veo a jesuitas, a franciscanos, salesianos y, a lo mejor, hay un grupo numeroso de laicos y un religioso. Pasa con nosotras mismas, cuando voy a reuniones con mi personal, llevo un montón de laicos adoratrices.
En este sentido, veo que la Iglesia está dando un giro. Los últimos mensajes del Papa no hablan solamente de la vida religiosa, están hablando de "Iglesia: despertad, despertad, despertad". Pero todos.
Me parece muy interesante que tengamos esa misión de esperanza y de futuro. De que Dios sigue llamando, no tengo ninguna duda. Pero sigue llamando, en concreto a las congregaciones religiosas, a ser unos pocos que acompañan y forman parte de unos muchos que tienen la misión y la llamada a ser adoratrices, desde otros estados.
Vuestro carisma sigue siendo muy actual. Además, ahora, al cuidado de las mujeres de la prostitución, se ha sumado la lucha contra la trata de personas. Eso, es algo que llega mucho a la gente joven.
Nuestra fundadora ya relata historias, en 1860, de situaciones de mujeres que eran víctimas de trata. De hecho, la congregación nació porque la santa fue a ver a una mujer, a la que llamamos "La mujer del chal", al hospital.
La santa visitaba el hospital con otras mujeres ricas de Madrid. En una de esta visitas, se encontró con una mujer, en el hospital de San Juan de Dios, que tenía un chal de cachemira encima de la cama. Le preguntó de dónde lo había sacado, y la respuesta que le dio relata la historia de una verdadera situación de trata.
Una vez, cuenta que fue a rescatar a una mujer en esta situación a una casa de prostitución y que le temblaban las piernas, porque, en el piso de arriba, estaban las personas que la tenían encerrada, y no sabía qué iba a decirles.
La trata ha salido ahora a la luz por la realidad y la importancia que tiene en cuanto a falta de derechos humanos, y en cuanto a negocio económico.
El otro día, en la fiesta por los diez años de la fundación, decíamos que es un negocio comparable al del fútbol, por las grandes cantidades de dinero que mueve. La vulneración de derechos y las situaciones de esclavitud de las mujeres es sangrante. Y va en aumento.
Afortunadamente, los Estados dan voz a estas mujeres y reconocen que están ahí. Y todavía, estamos en la lucha de que los gobiernos reconozcan que no estamos haciendo nada por esas menores, que sabemos víctimas de la prostitución y de la trata para la explotación sexual, y nadie las ve. Nadie lo denuncia. Las únicas que las ven y lo denuncian son las otras mujeres a las que acompañamos, que se encuentran en contextos de prostitución y ejerciéndola, y nos avisan.
Eso quiere decir que hay trata en España.
Sí.
Porque siempre pensamos que eso es de otros sitios. Vosotros, ¿tenéis experiencia de que en España hay trata?
Llevo años en este espacio de acompañar a mujeres en contextos de prostitución, y cuidando de los hijos en unidades familiares con este perfil. Siempre lo ha habido.
En el tema de la trata, siempre hablamos de los países de origen como algo de fuera, pero, en estos momentos, podemos decir que España es uno más. Y estamos en una situación verdaderamente de alerta, porque tenemos las famosas redes sociales, en las que los jóvenes están haciendo que sus compañeras, sus novias y sus amigas, entren en una situación que, realmente, podríamos comparar a trata.
Estamos viendo cómo, en territorio español, se desmantelan redes donde participan hombres y mujeres, tratantes españoles que están esclavizando y abusando de menores españolas.
O sea, que hay trata, también de menores, en este momento en España.
Sí. En este momento en España, hay menores en contextos de prostitución, en explotación sexual. Y no sabemos cómo responder a esa realidad, que está ahí.
Y los servicios sociales, ¿qué hacen ante ese problema? Porque vosotros, estáis haciendo, me imagino, una labor de suplencia adonde no llegan ellos.
Fundamentalmente, lo que estamos haciendo es dar la lata, denunciando que esto existe y que no lo estamos viendo.
¿Quieres decir que no os hacen demasiado caso, o que no tenéis demasiado eco en las autoridades?
Sí y no. Nos hacen caso porque realmente estamos consiguiendo cosas. Pero no nos hacen caso porque, cuando tenemos el problema en la mano, nos faltan soluciones.
¿Soluciones, quiere decir recursos?
Sí, pero recursos también quiere decir que existan leyes que acojan y que protejan. Porque cuando tienes una ley, se puede articular un recurso. Pero sin amparo legal, esto es imposible; no podemos demandar que existe una realidad a la que hay que dar respuesta.
¿Por ejemplo, tú eres partidaria de prohibir la prostitución? ¿Crees que la ley debería prohibirla y, por lo tanto, así se terminaría con esa lacra? ¿O no?
Mira, con esa lacra, no se ha terminado en otros países que conocemos: no se ha terminado en Francia porque se haya hecho una ley hace un año, donde se penaliza al cliente. Tampoco en los lugares donde la prostitución es legal, y las mujeres están expuestas en un escaparate, pero con la misma vulneración de derechos y la falta de garantías de acceso a los derechos de ciudadanía.
¿Qué solución propones tú para ese tema?
Nosotros, en concreto en ese tema, no nos definimos. Porque lo que nos interesa es acompañar a las mujeres y que ellas decidan cuándo es el momento de abandonar esta actividad. Date cuenta de que no digo ni "trabajo", ni nada que se parezca. Porque lo importante no es la actividad. Es que la mujer se sienta con las capacidades y con los recursos oportunos para no tener que acercarse a este mundo.
¿Muchas de ellas, no lo dejan porque no tienen otra salida? ¿O hay de todo?
No lo dejan, porque no hay posibilidades de encontrar una vida mejor.
¿A cuántas mujeres estáis ayudando vosotras, directamente?
Directamente, en todos los programas que estamos haciendo, estamos ayudando a 2.403 mujeres a nivel nacional y a unas 4.500 a nivel internacional.
Todas estas mujeres a las que estáis ayudando, ¿consiguen dar el paso de abandonar la prostitución?
De todas estas mujeres a las que estamos ayudando, algunas consiguen abandonar la prostitución, y otras consiguen tener las capacidades suficientes para llevar una vida normal con sus hijos. Nosotros, hablamos siempre de acompañar a la unidad familiar.
Cuando una mujer tiene los medios adecuados para organizarse su vida y realizar una tarea de empoderamiento real, realizando un trabajo con el que puede mantenerse y vivir, la mujer abandona la prostitución en el 100% de los casos.
Tenéis historias concretas que demuestran esto, claro.
Claro. Lo que pasa es que nosotros llegamos y acompañamos procesos: la vida. Ofrecemos posturas nuevas, formación y acompañamiento en todo el proceso. Y las mujeres en uno, dos, o tres años, abandonan la prostitución.
Y en el caso de las mujeres víctimas de trata, ellas tienen que pagar una deuda de 30 o 40.000 euros.
¿A las mafias, a los proxenetas?
A las mafias organizadas. Algunas son muy valientes y, con mucho coraje, son capaces dde enunciar, no pagar la deuda y afrontar una vida con muchas dificultades.
Otras, continúan en el ejercicio de la prostitución, haciendo formación y capacitándose. Y, al final, cuando han pagado su deuda, te dicen: he pagado mi deuda. Ya soy libre. Y por qué te dicen "libre": porque estamos hablando de una verdadera esclavitud. De una situación de opresión y de riesgo con las mujeres.
¿Tenéis recursos suficientes como para acoger a esta gente? Imagino que ayudáis a las mujeres que están intentando salir de este mundo, en casas o en albergues. ¿Cómo lo hacéis?
Tenemos casas de acogida, programas normalizados y programas de inserción y de acercamiento al medio. Damos apoyo, primero, en casas de acogida, luego, en pisos de emancipación y más tarde, en pisos de apoyo y en pisos de seguimiento de calle. Tenemos recursos: ¿suficientes?... Nunca es suficiente.
¿La Iglesia, institucionalmente os ayuda, me imagino, a través de Cáritas?
No. Lo que pasa es, que como fundación, accedemos a los recursos de subvenciones y ayudas públicas y privadas. De esta manera, vamos construyendo realidad y ofreciendo los recursos que tenemos.
Lo que ofrecemos es un apoyo integral: de casa, comida, acogida incondicional, apoyo psicológico, apoyo sanitario y jurídico. Y lo más importante, apoyo para la inserción socio-laboral. Porque si no hay trabajo ni vivienda, difícilmente integramos a las personas.
En ese proceso tenéis éxitos, claro. Y supongo, que también algún fracaso.
Cuando uno tiene cáncer y se cura al 60%, tú cómo lo llamarías: ¿éxito, o fracaso?
Éxito, sin duda.
Pues entonces, estamos hablamos de éxitos cien por cien. Unas mujeres llegan al cuarenta; al cuarenta de lo que a mí me parece. Algunas llegan al cincuenta y otras al cien por cien.
Hay mujeres que viven una realidad de gran presión por parte de la familia. Debemos tener en cuenta que la mayoría de las que llegan a Europa, o las mujeres nacionales que integran este mundo de la prostitución, son lo mejor de su familia, muchas veces.
Desde luego, todas las mujeres de origen no nacional, son las mejores. Las familias, las escogen para realizar este sueño migratorio de todo el grupo familiar. Ellas son las responsables de mantener a sus casas. A veces, hay mujeres que están trabajando limpiando, o de dependientas, que han hecho un proceso precioso de empoderamiento y que las ves que siempre están escasas de dinero. Si preguntas, te dicen que, si ganan doscientos euros, tienen que mandar ciento ochenta a sus casas, donde están sus padres y sus hijos.
Y en el caso de las mujeres españolas en esta situación, te dicen: "es que no tengo otra posibilidad para mantener a mi familia".
¿La mayoría, siguen procediendo de África?
No. Tenemos un tanto por ciento muy elevado de Brasil, Rumanía, Camerún y Nigeria por supuesto. Podríamos hablar, sobre todo, de brasileñas, rumanas, República Dominicana y nigerianas.
Las de habla hispana tienen unas posibilidades muy diferentes de las que tienen que empezar con un idioma nuevo. Las de habla africana, tienen una gran presión psicológica y espiritual que las otras no tienen. Las africanas se dicen: "yo no puedo hacer esto, porque el yuyu me va a matar".
¿Qué es el yuyu?
La práctica del vudú. Es un rito religioso que -yo siempre digo- les ata el cuerpo y el alma. Deshacerse de eso es complicado.
¿Hay vudú también en África? Siempre lo asociamos con Haití.
Sí. En Nigeria hay iglesias que practican vudú. Es una especie de religión. Yo diría que es una religión.
En concreto, el rito del vudú se hace, a primera vista, para dar suerte, para propiciar. Y el juramento es: "tú no vas a decirle esto que está pasando a nadie y si lo haces, morirás. O tú, o tu familia". Entonces, las mujeres nigerianas, que son unas mujeres tremendamente fuertes, con un coraje increíble -yo las tengo que querer- se enfrentan a muchas situaciones que les toca a lo más profundo de su ser, que es el espíritu, que es el corazón. Que es el alma. Están amenazadas con eso.
Las mujeres latinas obtienen mucha fuerza y mucho coraje, apoyándose en la religión: ellas creen que Dios las va a ayudar. La nigerianas tienen mucha fuerza y mucho coraje, apoyadas en una religión que las maldice.
Lo tienen más difícil.
Sí. Cuando una mujer nigeriana decide salir de la trata, denunciar e iniciar una vida, no solo tiene que enfrentarse a una situación de fracaso con el proyecto migratorio de la familia, sino que, además, tiene que enfrentarse a la red que la amenaza con una creencia religiosa muy fuerte.
En este décimo aniversario, ¿estáis haciendo balance, mirando hacia atrás para coger impulso hacia adelante?
Sí, así es. En este momento, estamos poniendo en marcha -ya llevamos un año- un proyecto de frontera que llamamos "Mujeres de arena". Es para acompañar y ofrecer apoyo a las mujeres que están en tránsito en frontera. Lo estamos trabajando en Algeciras, en Ceuta y en Tánger, con el propósito de entrar en contacto con las mujeres que van a iniciar este periplo por el mar. Digo periplo, porque suelen llegar por este mar terrible que se traga a las personas. Es un proyecto apasionante, como digo, de apoyo, acompañamiento y de dar herramientas a las mujeres para que puedan, si así lo deciden, solicitar ayuda.
Me ha sorprendido el color de vuestra página de la fundación. Es el color podemita.
Es color amaranta.
¿Qué es amaranta?
Es una planta. Cuando quisimos darle nombre a la fundación se barajaron muchísimos nombres. Pero, de todos los que planteamos a las hermanas de la congregación, salió este. Amaranta es una flor que no se muere nunca. Dicen que los incas lo empleaban como signo de inmortalidad y de fortaleza. Y pensamos que nos representaba bien.
Entonces, es originario de Perú.
De América Latina.
¿Y el color institucional morado?
Porque el morado es el color de esta planta, y también es el color del movimiento feminista. Pero para nosotros, es el color que nos identifica con estas mujeres que no se rinden y con estos profesionales que no se rinden. Y es un signo de empoderamiento y de coraje. De lucha y de afianzamiento: de aquí no nos movemos. Y crecemos y florecemos, seguro.
El Papa os está ayudando mucho en vuestra tarea. Le oigo continuamente hablar y concienciar sobre la lacra de la trata.
El Papa nos ayuda mucho a abrir los ojos, a decir: "no y no a la trata infantil". Estos, como él dice, son niños. Y continuamente está lanzándonos mensajes.
El Papa creó el Grupo de Santa Marta, que es un grupo de obispos y de policías nacionales. Y es el que nos ha impulsado, muchísimo, a las congregaciones a dar respuesta a esta realidad. A intervenir sobre esta realidad.
Nosotros conocemos al Papa. Las hermanas de Argentina lo conocen porque él, ya en Argentina, estaba muy implicado apoyando a los proyectos que trabajaban con mujeres en contextos de prostitución. Lo que quiero decir es, que este interés no le ha venido ahora, que este hombre ya lo tenía en sí. Ya tenía esta preocupación, esta alerta sobre sus feligreses: "cuidado, que hay personas que son explotadas, y hay personas que son tratadas".
Nos sentimos muy apoyadas y muy fortalecidas. Con mucho coraje. Y a cualquier sitio que vayamos decimos: "el Papa dice..,"
¿Te gusta que sea así de claro, de profético, de valiente?
Me encanta. Porque es claro, conciso y va al grano. No hay texturas canónicas; aquí las personas se mueren, las personas son explotadas, las mujeres son masacradas, los niños son abusados..., y esto, no es evangélico.
Es Evangelio puro. En vivo y en directo.
Más claro no nos lo pueden decir: "Es que nos hemos confundido con el derecho canónico..."
No, perdona: Es, que el Papa, el jefe de la Iglesia católica, dice que esto es pecado. Pero no solo dice que es pecado, dice que es una injusticia social.
Y además, nos urge a vivir el Evangelio. Yo creo que no podemos decir más.
¿Qué pedirías, para que se concienciase más, a la sociedad española respecto a este tema?
Que se abrieran los ojos. Que miráramos por la calle y, cuando viéramos a una mujer que está ejerciendo la prostitución, que pensemos que es una mujer que está vendiendo su cuerpo pero, sobre todo, que hay un hombre que lo está comprando.
Que hay un ser humano que compra a otro ser humano, solamente por diversión. Que no podemos comprar a un perro por diversión, pero sí, a un ser humano.
Y que esta gente, cuando pase, vea que esa mujer tiene detrás toda una familia por la que ella está luchando. Que no es una mujer que está en la calle vestida con una falda corta y con unos tacones provocando a los hombres: es una mujer, que está ahí porque no tiene otro sitio donde estar.
Bien dicho.
Por cierto, ¿cómo hacéis para contactar con ellas?
Tenemos diversos medios. Trabajamos con otras entidades, como en una red. Con las fuerzas y cuerpos del Estado, tanto Policía nacional, Guardia civil, policías autonómicas... Hay toda una red de trabajo, información y soporte mutuo que nos facilita el contacto con estas mujeres.
También tenemos unidades de calle, que llamamos de "acercamiento al medio", mediante las cuales acompañamos a mujeres, o les ofrecemos apoyo a mujeres que están en clubes, en pisos o en calle.
Salís en su búsqueda, de alguna manera. La "Iglesia en salida", esa que dice Francisco.
Diría que más que salir en su búsqueda, salimos a ofrecer un apoyo, para lo que tenemos las unidades de calle. Ofrecemos información sanitaria, social y jurídica. Y también, la posibilidad de que vengan a nuestros centros de vida, de atención... Para lo que necesiten.
Me imagino que habréis tenido algún problema, con los proxenetas o con los tratantes, cuando os acercáis al medio. ¿O no?
No. Quizás, en la calle, cuando te acercas a una mujer, inmediatamente se acerca un hombre y te aparta de ella. Pero nosotros, somos muy prudentes porque quienes corren más peligro, cuando hacemos esta actividad, son las mujeres, no nosotros.
No podemos hablar de problemas en el acercamiento en el medio, en general. Pero esto no significa que no haya que ser prudentes, ¿eh? No todo vale.
Ya me imagino que tenéis la experiencia y el saber hacer del que lleva mucho tiempo.
Dices que estás en salida, que dejas la dirección de la fundación. Ahora, ¿a qué te vas a dedicar?
Dejo la dirección de la fundación y paso al área de cooperación internacional. Voy a vivir en Vietnam.
¡Qué bien!
Ahí estoy: entre el ¡qué bien!, y el susto.
Esperamos que desde allí nos cuentes cosas, de vez en cuando, de aquella realidad, que nos pilla un poco lejos.
Seguro, porque estaremos en Vietnam, en Camboya y en Filipinas.
Entonces, seguimos en contacto. Y muchísimas gracias.
Un placer.
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