C. Doody
“Sería verdaderamente absurdo si no utilizáramos más los talentos de las mujeres”
“Necesitamos una nueva imagen de la Iglesia, liderada por hombres y mujeres trabajando juntos”
El impulso para que las mujeres tengan el espacio en el liderazgo de la Iglesia que les corresponde por dignidad humana ya cobra dimensiones cada vez mayores. El último en clamar por que se las involucre más en los altos escalafones de la jerarquía ha sido el cardenal Reinhard Marx, quien ha declarado que “necesitamos una nueva imagen de lo que la Iglesia debe ser: una Iglesia mundial liderada por hombres y mujeres de todas las culturas trabajando juntos”.
De acuerdo con lo publicado por La Croix, el purpurado alemán afirmó en un reciente encuentro de mujeres líderes de la Iglesia de Múnich que “estaríamos locos si no utilizáramos los talentos de las mujeres. De hecho, sería verdaderamente absurdo”. Un fuerte reclamo para más protagonismo femenino en círculos eclesiales de uno de los hombres más cercanos al Papa Francisco, quien sustentó su argumento en esta ocasión en el hecho de que ya hay mujeres con altos cargos eclesiales en once de las veintisiete diócesis de Alemania y en cinco de las diez austriacas, “y hay satisfacción por todos los lados”.
El arzobispo de Múnich lamentó que por el momento el sacerdocio solo esté abierto a los fieles varones, una limitación que “ciertamente no está ayudando a la Iglesia a presentarse como una pionera de la igualdad de derechos”. Tal como matizó el cardenal, no obstante, esto del sacerdocio exclusivamente masculino “no quiere decir que solo los hombres manden en la Iglesia”.
“Esto es precisamente lo que no debería ser el mensaje” de la Iglesia al mundo, insistió. “Y esta es la razón por la que quiero enfatizar que los puestos de responsabilidad y los cargos ejecutivos en la Iglesia que están abiertos a los laicos tienen que ser repartidos entre hombres y mujeres”.
Desde su sillón en el consejo asesor del Papa Francisco -el conocido como C-9- el purpurado alemán, tal y como señaló, continuará con su cruzada para que se incluyan más mujeres en puestos decisivos en la Iglesia, si bien reconoce que debido a que “hay algunos en la Iglesia que se aferran a la tradición” hay que tener “paciencia”. “Pero una cosa está clara”, prometió: “las cosas aquí [en Múnich] no serán como antes”. Cambios que, vaticinó el purpurado, podrían incluso llegar hasta el corazón del Vaticano, dadas las “buenas señales” en cuanto a la igualdad de sexos que está mandado el Papa Francisco.
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