(Por Nicolás Pons, S.J.)
- Todos sabemos que en la pasada -pero para muchos no lejana- guerra civil española de 1936-1939, la Iglesia jugó un papel no despreciable en favor de uno de los bandos del atroz conflicto que ensangrentó campos y poblaciones de nuestra patria.
Testigo de ello fue la carta que firmaron los obispos españoles en l937 a favor de los sublevados, y la persecución que sufrieron algunos obispos que no se mostraron tan afectos al nuevo Régimen, como el cardenal Francisco Vidal i Barraquer de Tarragona o el obispo Mateo Múgica de Vitoria. Por razón de creerlos independentistas, 16 curas vascos fueron fusilados por el ejército nacional. Ignoramos si, a lo largo y ancho del territorio español, cayó bajo el fuego de las balas de los insurrectos algún otro sacerdote.( SEGUIR LEYENDO)
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