La nueva película de Paco Arango es cine pero algo más que cine. No
se trata de una inversión en la industria de la diversión sino de un
acto de generosidad hacia los niños que padecen enfermedades graves.
Los ingresos íntegros de "Lo que de verdad importa" irán destinados
para que 120 niños con cáncer puedan disfrutar de una semana alejados de
hospitales y en unas vacaciones para recordar en Barretstown (Irlanda)
un campamento en un castillo perteneciente a Serious Fun Children's
Network, la red fundada por Paul Newman.
Este punto de partida hace de "The Healer", título original, un film
muy especial. El espectador está llamado desde el principio a una
complicidad con la narración. Alec es un ingeniero mecánico inglés que
tiene su vida hecha un lío: sentimentalmente va de pareja en pareja, su
negocio una tienda para arreglar aparatos eléctricos es una ruina y
además tiene una adicción a las apuestas que le lleva a la perdición.
Cuando todo se derrumba, aparece un tío-ángel, que le propone una opción
para salvarse del hundimiento. Acudir durante un año a un pueblecito de
Canadá donde están sus orígenes familiares. Más por imperativo que por
convicción acepta el cable que puede sacarle del desastre. Con su
llegada todo resulta como diseñado por una magia oculta y benefactora
que irá concertando las piezas de su desordenada vida.
Tras el éxito de "Maktub", Paco Arango se lanza con un reparto
internacional: Oliver Jackson-Cohen (Salvando las distancias, Dime con
cuántos), Camilla Luddington (Anatomía de Grey), Jorge García (El gurú
de las bodas) y Jonathan Pryce (Piratas del Caribe: La maldición de la
Perla Negra). El guión del propio director se mueve entre la comedia y
el drama, el realismo mágico latino y el efectivismo hollywoodiense. La
intención es clara, mover a los corazones para ayudar a la
curación-lucha contra la enfermedad y el dolor, especialmente de los
niños.
Una película para la buena-gente que está dispuesta a ponerse en
marcha para echar una mano. Además en "Lo que de verdad importa" el
compromiso en la lucha contra el sufrimiento está profundamente unido a
la fe. Se trata de un film sobre la vocación trascendente a la que
estamos llamados todos los seres humanos.
Construida como una fábula nos habla de las "diosidades" que ya
aparecían en "Maktub", de la providencia de Dios que va guiando a todos
para hacernos curanderos de los demás. Quien ve en esta película una
apología de lo mágico y el curanderismo se equivoca. Lo que realmente
presenta es la gracia divina que transforma el mundo. Así aparece la
desolación del hombre sin Dios, el ensimismamiento en el dolor, la
iglesia como lugar de consejo y acogida, el milagro como intervención
ordinaria de Dios, el descubrimiento de la fe, la protesta jobiana ante
el padecimiento, la esperanza en la vida eterna y el amor sostenido por
la apertura a los débiles.
Ver "Lo que de verdad importa" no es tanto ir al cine como apostar
por una causa: aliviar al sufrimiento. La Fundación Aladina de Paco
Arango necesita embajadores para hacer de curanderos que ayuden a
soportar el dolor de niños y padres cercados por graves enfermedades.
Esta película es sobre todo la invitación a un compromiso.
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