Jesús se ve que conocía la costumbre riojana. Cuando se asan chuletas
al fuego encima de la parrilla, se echa sal a las ascuas, para que
tomen fomento y se enciendan más.
Es sorprendente cuando me encuentro con algún texto de personas,
creyentes o no, que me impresionan y me hacen pensar. Una tarea a
realizar como misión evangelizadora es dar a conocer lo bueno y lo
positivo. Hay muchas películas y libros y videos... Qué labor más bonita
y cómo animan. Después de ver Silencio, muchas personas nos
interrogamos tanto, por lo menos, como si viéramos una película
religiosa.
Los que estamos con problemas de tensión arterial, nos ponen poca sal
en las comidas. Y da la impresión de que en nuestra iglesia andamos mal
de tensión y enseguida se nos sube de tono, y rechazamos y no
descubrimos a Jesús en lo no religioso.
Ayer me encontré con un señor a quien le falta una pierna y va sobre
una bicicleta: “voy a la cárcel de jóvenes porque un joven quiere hablar
conmigo” y allá se va y rocía de sabor la vida y abre horizontes.
Por las noches en el verano está el campo plagado de luciérnagas.
Pequeñas lucecitas. Si damos a conocer menos discursos pero más hechos
positivos, con un poco de sal, eso son lucecitas. Ahí creo que está mi
misión como cristiano.
Ya lo decía Helder Camara: “La sal tiene que estar mezclada con las
alubias” Si no, no da sabor. Nuestras experiencias no las podemos dejar
guardadas en nuestro arcón, sino en la vida, saliendo al periódico,
dialogando en las pequeñas terrazas de la vida, del trabajo, de la
diversión.
Me sorprende. Soy aficionado a escribir cartas al director en el
periódico y sé que hay muchas personas que lo leen y que llegan a pensar
a favor o en contra, pero intento que transmitir el sabor de la vida.
La comida demasiado salada no hay quien la coma, con un poco de sal, da gusto.
No se trata de atiborrar de grandes enseñanzas. Con una pizca de sal,
especialmente si tiene humor, cala y penetra más. Me va sucediendo que
los últimos cuatro domingos, se me ha ocurrido un chiste en cada
evangelio. Y eso cala. Somos sal y luz con la vida, la palabra, los
hechos. Aunque a veces la sal escuece las conciencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario