Desde que el Papa ha acudido a la celebración luterana en Lund, conmemoración del quinto centenario de la reforma de Lutero, se han incrementado las críticas a su persona por individuos y medios de comunicación. Uno de los argumentos con más peso es que ¡Ha besado a la arzobispa que además es lesbiana y está casada con su compañera!, con lo que funden en una misma frase misoginia y sexo. ¿Qué querían, que le hiciera la cobra, un gesto de rechazo del que se habla actualmente?
Olvidan que a Lutero se le incendiaron las ideas contra la Iglesia al oír a unos predicadores, venidos de Roma, predicar indulgencias a los que dieran su óbolo para la basílica de San Pedro. El tintineo de las monedas en las huchas montadas para este menester, decían, se oiría en el cielo y automáticamente quedarían borradas las faltas previas de los donantes. Me parece que la reforma que pedía el fraile agustino estaría muy acorde con la que pidió San Francisco, hecho santo por la Iglesia a la que criticaba, y que luego se encargó de echar agua al vino de su orden.
Todos los movimientos sociales tienen sus razones y la política intervino en los dos bandos haciendo que los razonamientos teológicos y religiosos dieran paso a los votos, a las alianzas y al dinero. Lutero, pero también la Iglesia, se vieron superados por las olas de una Europa embravecida en la que se dieron toda suerte de barbaridades.
En mi juventud se nos impedía entrar en los templos protestantes para rezar, nos decían que los protestantes no irían al cielo, nos impedían casarnos entre nosotros y cuando lo autorizaban, a ella, como en el caso de una amiga mía no la dejaron vestirse de blanco y la ceremonia se celebró en la sacristía.
Hoy han pasado 500 años y no podemos vivir con la memoria histórica llena de resentimientos por los hechos cometidos en el pasado por los dos bandos. Y aunque consideráramos pecadores a los luteranos, que no lo son, Jesucristo comió con ellos y nos aconsejó seguir su camino.
(…)
Dejémonos de discusiones estériles y celebremos junto a nuestros hermanos cristianos sus gozos y sus sombras, tendamos puentes de entendimiento teológico, colaboremos en ayudas a las personas que sufren, lloremos por su mártires que también son nuestros, pensemos en que hay muchas más cosas que nos unen frente a las que nos separan… Esta es la política del Papa, pontífice es tender puentes, a la que nos invita a todos los católicos.
Isabel Gómez Acebo
Religión Digital
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