Mario Mullo Sandoval – Rosa Leiva Valles
OLGA LUCIA ALVAREZ
AL CELEBRAR EL SEXTO ANIVERSARIO SACERDOTAL
Hace pocos días recibí este correo titulado: “En el funeral del P. Gerardo me ha invitado e impulsado a pregonar mi bautismo sacerdotal”
Se trata de Olga Lucia, una amiga colombiana, que hace algunos años vino a Ecuador a realizar la evaluación de una Fundación de desarrollo rural en la cual yo trabajaba. El correo de la Federación Latinoamericana llego a su conocimiento y desde allí retomamos la correspondencia. ¿La curiosidad fue preguntarle como llego al sacerdocio, quien le ordenó, cuál es su parroquia? Ella simplemente me envió unas diapositivas en las cuales se encontraba realizando actividades del ministerio sacerdotal, en medio de familias pobres de un barrio de Bogotá y una fotografía de mujeres ordenadas sacerdotes en otros países.
Ahora me envió el correo del funeral del P. Gerardo, que fue su maestro, asesor, consultor, hermano, amigo, en el cual nos comparte su experiencia de fe de su sacerdocio y ministerio en favor de los pobres de su país. Y que le ha impulsado a pregonar su bautismo sacerdotal.
Olga Lucia, eres un apóstol de Jesús de esta época, como fue María Magdalena y otras mujeres, su apostolado es seguir el ejemplo de Jesús en su medio, no se desespera por las decisiones de las Jerarquías, sigue la voz del espíritu de Dios que está abriendo caminos nuevos para el mundo de hoy.
Este hecho me recuerda una carta de nuestros queridos hermanos Jerónimo y Clelia, en la cual decía que “El celibato obligatorio debe cambiar porque es injusto pues no puede anteponerse a la ley natural y a la ley divina. Luchamos también por otros aspectos; contra el maniqueísmo del sexo, y la discriminación de la mujer. Cuando hablaban de la discriminación de la mujer se referían fundamentalmente a la negación del ministerio sacerdotal con lo cual no estaban de acuerdo.
Creo que las mujeres ordenadas sacerdotes, apóstoles de Jesús, que trabajan por el reino de Dios y su justicia, en el mundo, han sido por la gracia de Dios, por su voluntad, su omnipotencia. Si estos hechos fueran por poder, vanidad, intereses económicos, u otros motivos, las comunidades mismas se habrían encargado de no aceptarlas.
Olga Lucia, felicitaciones por tu sacerdocio puesto al servicio de Dios y de los pobres
Quito, Ecuador, 15 de octubre 2016
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