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viernes, 4 de julio de 2014

•Recrear el Banco Vaticano: 13 propuestas Xavier Pikaza, teólogo



















Me escandaliza un tipo IOR o Banco Vaticano, que sigue ocupando las portadas de la prensa "religiosa", como aparece hoy mismo en RD 
(cf. El "G8" se convierte en "G9": Parolín pasa a ser miembro permanente:  

Por lo que se puede saber hay diversidad de opiniones, y quizá el mismo Papa Francisco se encuentra dividido :
a. Algunos quieren que las cosas sigan como estaban, con un banco confidencial (y paternalista) que sirva para canalizar las operaciones económicas de la Iglesia católica, desde el Vaticano. Pero en este caso es imposible evitar las críticas que se vienen sucediendo desde el caso del Banco Ambrosiano, con personajes como Marcinkus y muertes como la de Calvi (¡estaba yo en Roma por entonces!).
b. Otros desean que se suprima radicalmente el Banco Vaticano, de manera que los asuntos monetarios de la Iglesia Romana se realizaran a través de los bancos normales de Italia o de cada país. Pero esta solución tiene dos claras dificultades. (a) El Vaticano es un Estado, hoy por hoy, y es difícil que un estado sin Banco… (b) Por otra parte, los bancos normales de Italia y de Europa (del mundo) están en entredicho, pues se han convertido en máquinas financieras al servicio de su propio interés (un capital), en contra de las directrices esenciales del evangelio.
c. Otros quieran crear un banco distinto, y entre ellos parece estar el mismo Papa…, un banco no financiero (separado por tanto de los grandes bancos actuales), que no “crea” dinero, ni presta a interés (¡sin ningún tipo de usura!) sino que simplemente recoge un dinero que algunos cristianos le “prestan” para administrarlo al servicio inmediato (¡o casi inmediato!) de grupos más pobres o de obras de tipo asistencial.
Trece proposiciones sobre el Banco Vaticano:
En línea de principio, yo quisiera situarme en la última línea anterior, que he venido desarrollando en muchas ocasiones en este mismo blog, a partir de mis trabajos sobre el Nuevo Testamento y la Historia de la Iglesia, que en alguna ocasión podré exponer con más detalle. Éstos son los puntos del programa que hoy quiero esbozar:

1. Debemos influir para que la Iglesia en cuanto tal, sea lo que ha de ser, conforme, conforme al evangelio y a sus tradiciones más antiguas: Espacio de comunión de unos creyentes que se abren, en línea de principio, a todos los hombres y mujeres de la tierra. Siendo “espiritual”, su tarea resulta inseparable de un testimonio social de caridad y justicia.

2. En el principio de toda solución ha de ponerse la palabra de Jesús, cuando contrapone a Dios y a Mamón, que no es la simple codicia interior, sino un Capital que quiere Capital, haciéndose centro de la vida de los hombres (Mt 6, 24). En esa línea, el posible Banco Vaticano ha de ser, por tanto, un banco anti-capital.

3. Desde el comienzo de la Iglesia ha sido importante el tema de reunir y administrar bien el dinero al servicio de los pobres, como aparece de forma impresionante en la Colecta de Pablo a favor de los Pobres de Jerusalén. Él quiere que las iglesias gentiles reúnan desde su pobreza una buena cantidad de dinero, pero no para ponerlo en un banco, sino para llevarlo directamente a Jerusalén, para alivio de los pobres, con gran profesionalidad y trasparencia.
4. Me parece esencial la tarea de los “diáconos eclesiales”, que en Roma y en otras comunidades, tenían la tarea esencial de recoger y administrar el dinero comunitario al servicio de los pobres de la comunidad y del entorno (incluso los “no cristianos”). El Archi-Diácono no tenía un banco donde ponía el dinero para “hacerlo crecer”, sino que lo ponía directamente a disposición de los pobres. No eran pequeñas, sino grandes cantidades, de forma que incluso el Estado Romano quiso requisarlas varias veces, cuando su fisco andaba más vacío.
5. El mal empezó cuando ese dinero de la Iglesia (es decir, de la comunidad) empezó a ponerse al servicio de la Iglesia en sí y de sus obras (edificios…palacios), al servicio de laIglesia-Jerarquía, y no de la iglesia de los pobres, de la humanidad necesitada. En ese momento pudo incluso nacer un gran arte (con templos como Santa Sofía o San Pedro Vaticano), pero se perdió el sentido evangélico del dinero.
6. El mal aumentó cuando, en el signo XIV, tras haber condenado siempre la “usura” (el préstamo con intereses, es decir, el “dinero que crea dinero”), la Iglesia de Roma empezó a reconocerla, de tal forma que incluso el Vaticano se convirtió en gran Banco (siglo XV). En ese momento, la Iglesia “oficial” perdió, en este campo, su base evangélica, y se pudo (de forma directa o indirecta) al servicio del Capitalismo que, en sentido estricto, nacerá un poco más tarde.
7. De esa forma, el dinero que ante era “dinero real” (con un fondo de bienes “materiales”: tierras, metales preciosos…) empezó a convertirse en Capital Virtual, signo y principio de un mercado financiero que ha venido a culminar en estos últimos decenios en la situación de gran crisis que todos conocemos. Ahora sabemos ya, con toda claridad, que ese Capital Virtual, al servicio de sí mismo (de su mercado interno…) es el gran Mamón, el Anti-Dios, el poder que maneja todo y todo puede destruirlo.
8. En esta situación el Banco Vaticano, en cuanto signo de autoridad evangélica (¡si es que puede ser, si es que cree en el evangelio!) tiene que desvincularse totalmente del capital financiero (dinero que crea dinero, a costa de la vida de los hombres). Tiene que hacerlo hoy, no mañana, dejando todas sus cuentas absolutamente claras, trasparentes (como sabía san Pablo, organizando la colecta ¿o es que los monseñores del Vaticano no leen a Pablo).
9. El Banco Vaticano tiene que ser una institución puramente “crediticia”, donde algunos “invierten” dinero, no para ganar (¡ni siquiera para cobrar intereses!), sino para agilizar y expresar la exigencia evangélica de la comunicación de bienes entre los cristianos. La Iglesia sabe desde el principio (¡testigo el evangelio de Lucas!), que la fe en Dios (credere-pisteuein) es inseparable del “crédito” en el campo económico. En esa línea, el Banco Vaticano sólo tiene sentido si deja de ser máquina de hacer dinero (o de camuflarlo, en manos de algunos “patronos”) y se convierte en signo de transparencia económica, no para crear-aumentar dinero, sino para compartirlo.
10. Es muy posible que esa “conversión” del Banco Vaticano exija el abandono del Estado Vaticano (nacido con las armas, crecido con dinero…). Sólo si desaparece el Estado Vaticano, y si las cuentas de su Banco se vuelven transparentes al cien por cien, sin excepción ninguna (¡sin dinero financiero!), podremos “creer” que el Vaticano puede ser cristiano. Por ahora nos cuesta muchísimo.
11. Es también muy posible que el Banco Vaticano tenga que desvincularse de (casi) todas las obras vaticanas (nunciaturas, personal administrativo, guardia suiza, edificios…), adelgazándose hasta el límite, para que sea aquello, que ha de ser: Signo y mediación de la “bolsa común”. Según los evangelios, al mismo Jesús le resultó difícil ese tema de la “bolsa común”, que Judas habría puesto a su servicio, traicionando a su “maestro”. Es normal que los intereses que están en el fondo del G8 o G9 de la transformación del Banco Vaticano terminen llevando a la tumba al Papa Francisco, si “Dios” no lo remedia (¡y Dios quiera remediarlo!).
12. Una vez que el Banco Vaticano sea lo que ha de ser, en línea de evangelio, una vez que lo sea y lo muestre (¡que lo veamos, que lo vean los no cristianos…!), podremos hablar de una “conversión del dinero” (tema de fondo del evangelio de Lucas). No harán ya falta documentos como muchos de aquellos que han escrito los papas en los últimos siglos, hablando de una cosa y haciendo otras. No, no les condeno. Muchos han hecho lo que han podido… pero en general han podido poco (¡quizá no han creído!).
13. Por eso he dicho que me escandaliza la cuestión del Banco Vaticano. ¿Es que los monseñores del G8 o G9 no creen en el evangelio? Quizá creen, pero en un sentido sobre todo espiritual…; quizá no acaban de saber que el evangelio es espiritual y material, tiene mucho que ver con el dinero de los pobres. ¿Será demasiado ilusorio el pensar que Banco Vaticano puede convertirse en Banco no sólo para los pobres, sino de los pobres?
Seguiré pensando en esto. Buen día a todos, buen trabajo a los hermanos del G8 o G9, con el Hermano Francisco.

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