Los Antiguos alumnos salesianos de Barakaldo solemos proponer en este blog artículos que se publican para su difusión entre los asociados y los que quieran seguirnos.
No solemos hacer comentarios à las noticias pero en esta ocasión sí queremos decir que al leer ayer en un periódico la publicación de RELIGIÓN DIGITAL nos parece oportuno hacer una aclaración.
En el periódico se daba a entender que los de los curas de Gipuakoa y Bizkaia era algo que tenía relación y conjunción en el tiempo: NOS PARECE UNA MANIPULACIÓN INTERESADA.
Sólo decir a nuestros lectores que LA CARTA DE LOS CURAS DE GIPUZKOA ES UNA "CARTA PROTESTA" por decirlo de alguna forma , y LA DE LOS CURAS DE BIZKAIA ES UNA CARTA DE "PROPUESTAS" PARA TENER EN CUENTA EN EL NUEVO PLAN DE EVANGELIZACIÓN y que se ha hecho llegar al Sr. Obispo para ofrecerle sus puntos de vista con un CARÁCTER PRIVADO Y HACE YA TIEMPO, AUNQUE SE PUBLIQUE EN RELIGIÓN DIGITAL EL DÍA TREINTA DE JULIO
Querer igualar el significado deambos escritos y hacerlos coincidir en el tiempo nos parece una MANIPULACIÓN ,
Dicho esto os proponemos la lectura de la carta de los curas de Bizkaia que si se ha hecho pública es porque alguien, faltando al respeto a todos los demás y por intereses personales, lo ha hcho público.
Texto íntegro de la carta del Foro de Curas de Bizkaia
Por una Iglesia sinodal, misionera y en comunión
Hacia una nueva Asamblea Diocesana
Propuesta del Foro de Curas de Bizkaia
La Asamblea del Foro de Curas de Bizkaia ofrece al Consejo Episcopal la siguiente reflexión para que traslade al proceso de "discernimiento" que se abre, a partir del curso pastoral 2014-2015, en nuestra diócesis.
1.- La situación social y eclesial actual
Constatamos un escandaloso aumento de la injusticia y de la pobreza, así como la aparición de nuevas "periferias" que nos interpelan con particular fuerza. Los datos que se podrían aportar en este sentido son tan abrumadores que corremos el riesgo de mirar al pasado con añoranza (la mayor parte de las veces, ingenuamente) o de sumirnos en una especie de depresión colectiva (tan desmedida como paralizante).
Constatamos, igualmente, que la mayoría de las comunidades y movimientos que acompañamos están experimentando un progresivo envejecimiento y una disminu- ción, particularmente llamativa, de jóvenes en su seno. El mismo presbiterio diocesano ha envejecido, mermándose notablemente su capacidad evangelizadora e innovadora.
Su relevo generacional, además de numéricamente insuficiente, en no pocos casos, no parece ser el más idóneo para los tiempos en los que nos estamos adentrando. Si bien es cierto que se han dado pasos importantes (que no podemos echar en el olvido), también lo es que no faltan los retrocesos e, incluso, los vacíos. Nosotros queremos llamar la atención, concretamente, sobre
-un déficit de coraje misionero y evangelizador;
-la crisis de comunión que se ha acrecentado estos últimos años en nuestra diócesis;
-la progresiva devaluación del papel de los diferentes consejos diocesanos en el gobierno de la iglesia;
-la idoneidad y viabilidad de una remodelación pastoral y de curia presididas más por el criterio de optimizar el decreciente número de presbíteros que por una intervención, creativa y sinodal, de las comunidades y de las personas directamente concernidas.
-la pérdida de significatividad de la Iglesia en la sociedad de la que formamos parte.
2.- Afrontar sinodalmente la situación presente y futura
La entidad de las urgencias que detectamos, la improcedencia de seguir haciendo cansinamente lo mismo, la necesidad de recuperar un coraje evangélico colectivamente mermado y la gran importancia de disponer de un proyecto diocesano hacia el que volver a caminar esperanzadamente nos urgen a proponer la celebración de una nueva Asamblea Diocesana que nos permita afrontar, sinodal y corresponsablemente, éstas y otras cuestiones que se puedan estimar urgentes.
Creemos que ha llegado la hora de "ser audaces y creativos" en diagnosticar, "repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores" de nuestra diócesis. Y que esta tarea ha de hacerse sinodalmente, "con generosidad y valentía", "sin prohibiciones ni miedos" (Evangelii Gaudium, 33).
El Papa Francisco nos invita a no rehuir el afrontamiento de los problemas y a recuperar el aliento evangélico de manera corresponsable. La sorpresa y la esperanza que, de su mano, han irrumpido en este primer año de su pontificado son referencias importantes que nos estimulan a presentar esta propuesta, a superar algunas actitudes que -aunque comprensibles- ya no son de recibo o que, en todo, caso tendrían que ser debidamente reconducidas en breve.
Nos referimos, concretamente, al instalamiento en la añoranza de un pasado que ya nunca volverá, a la desesperanza o a la intolerancia que semejante fijación generan y al riesgo de acabar siendo una comunidad cristiana residual y encerrada en sus propios problemas, nunca un resto creativo y dinámico.
Y nos referimos también a la manera individualista de afrontar esta situación ("sálvese quien pueda", "que cada palo aguante su vela") quizá porque se ha interiorizado la imposibilidad de nacer de nuevo siendo viejo o porque se percibe el reiterado agotamiento de lo ya experimentado como pastoralmente inviable e improcedente (además de estéril) o porque ya no se perciben pistas de futuro que convoquen colectivamente a la esperanza.
Sin embargo, en la entraña misma de toda comunidad cristiana se aloja la invitación permanente a escuchar y discernir lo que el Espíritu nos está diciendo en este tiempo, a activar la creatividad evangélica y a vivir esperanzadamente. Si nos encaminamos a ser un "resto", vamos a serlo habiendo discernido la voluntad del Señor en semejante proceso y, por tanto, afrontándolo con un proyecto de Iglesia diocesana que sea misio- nero, además de esperanzador y razonablemente viable. Sólo así estaremos poniendo las bases para ser, como lo fueron las primeras comunidades cristianas, una Iglesia realmente seductora y significativa en esta primera parte del siglo XXI.
3.- Hacia una nueva Asamblea Diocesana
Movidos por tal interés y necesidad, juzgamos oportuno plantear al Pueblo de Dios en Bizkaia que discierna la oportunidad y conveniencia (o no) de celebrar una nueva Asamblea Diocesana
Ésta podría desplegarse en un doble y complementario nivel: de diagnóstico, discernimiento, oración y formulación de propuestas en las unidades pastorales, comu- nidades parroquiales, equipos, grupos, movimientos, asociaciones, congregaciones o comunidades de base (integrados por personas que estén dispuestas a iniciar este recorrido con encuentros quincenales o mensuales), y como comunidad diocesana mediante tres encuentros anuales en los que, además de compartir lo que se va analizando, proponiendo, diseñando y facilitar los instrumentos necesarios para seguir adelante, se cuidaría reforzar la esperanza de que es posible y viable un nuevo futuro.
El contenido y formato de los tres encuentros diocesanos anuales tendría que ser determinado en función de la marcha de la nueva Asamblea Diocesana
Esta doble y complementaria vía de unidades pastorales, parroquias, equipos, grupos, movimientos, asociaciones, congregaciones y comunidades de base, por un lado, y de encuentros diocesanos, por otro, culminaría en la celebración de un encuentro final.
Sería deseable que el camino metodológico de la nueva Asamblea Diocesana es- tuviera presidido por las tres clásicas etapas de VER, JUZGAR y ACTUAR.
También sería deseable que todo el pueblo de Dios abriera, al término de la posible nueva Asamblea Diocesana, una reflexión que nos permitiera clarificar qué acentos de su identidad y espiritualidad han de ser preferentes en el servicio a los objetivos y prioridades aprobadas por la Iglesia de Bizkaia.
Finalmente, somos conscientes de que la propuesta de una nueva asamblea presenta indudablemente sus riesgos. Pero consideramos que es necesario asumirlos, para que el discernimiento que se pide sea más atinado y fructífero.
Sólo una vez concluido este proceso, volvería a tener sentido la aprobación de un nuevo Plan Diocesano de Evangelización.