Este
artículo denuncia el comportamiento de la banca y de los gobiernos e
instituciones que controla, responsables de la falta de crédito
existente hoy en España.
Si usted, lector, no está indignado es que no sabe qué está pasando en
su país. Seguro que es consciente de que la situación económica y social
del país no está yendo bien. En realidad, está yendo muy mal. El
desempleo ha alcanzado niveles récord en la Unión Europea
y en España. Y las agencias internacionales más fiables dicen que la
economía española no alcanzará los niveles de desempleo que tenía antes
de que se iniciara la crisis hasta veinte años (sí, ha leído bien,
veinte años a partir de ahora).
Y puesto que el desempleo juvenil es el
doble del general, estos pronósticos quieren decir que estamos quemando
nuestro futuro, pues muchas generaciones jóvenes estarán en una
situación desesperada, habiendo sido convertidas en inservibles. Esta
situación de los jóvenes está también afectando negativamente al futuro
de la Seguridad Social, contradiciendo, por cierto, el famoso argumento
de que el problema de las pensiones es que hay
demasiados ancianos y muy pocos jóvenes. La falacia de este argumento
queda claramente al descubierto en la crisis actual. El problema de las
pensiones no es que no haya jóvenes sino que no hay trabajo para ellos.
Este es el problema que el famoso argumento catastrofista basado en la
transición demográfica oculta.
Esta crisis ha sido consecuencia de unas políticas públicas
llevadas a cabo por gobiernos bajo el mandato de instituciones
altamente influenciadas por la banca, tales como el Banco Central
Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional.
Se lo digo yo, que soy Catedrático de Políticas Públicas y he visto
muchos casos antes, en otros continentes, que experimentaron crisis muy
semejantes. En realidad, a finales del siglo XX, Latinoamérica sufrió
una situación muy parecida.
Estos bancos que tienen una enorme influencia política (muy, pero que
muy marcada en España, donde el gobierno Rajoy es un mero instrumento
de la banca), están forzando e imponiendo políticas que son la causa de
la crisis. Cito solo un detalle. El gobierno Rajoy está recortando y
desmantelando el Estado del Bienestar de España (lo mismo ocurre en
Catalunya con el gobierno de Artur Mas), recortando y recortando gasto y
empleo público a fin de reducir el déficit y la deuda pública. Estos
recortes están contribuyendo a destruir empleo y bajar la demanda que
debería estimular la economía.
Ahora bien, a pesar de los recortes, la deuda pública española
continúa subiendo y subiendo, ascendiendo ya a 664.000 millones de euros
(lo cual es mucho dinero).
Usted y yo pagamos los intereses de esta deuda, que representa ya el
segundo capítulo del presupuesto del Estado después de la Seguridad
Social. Este dinero suyo y mío va a los bancos que han comprado esta
deuda. Hoy los bancos españoles tienen casi la mitad de esta deuda,
299.000 millones. La pregunta que debe hacerse es: ¿Y de dónde saca el
banco el dinero para comprar la deuda? Pues, mire usted, por mucho que
le sorprenda, procede de préstamos públicos. Cada año los bancos
españoles piden prestado dinero al Banco Central Europeo, BCE, una
institución pública (que no funciona en realidad como un banco central,
sino como un lobby de la banca), a unos intereses bajísimos, menos del
1%. El BCE se lo presta para que los bancos se lo presten a usted y a
mí, y a las pequeñas y medianas empresas, y así se resuelva el enorme
problema de falta de crédito que ha paralizado la economía. No sé si
usted ha intentado conseguir un préstamo de la banca. Si lo intenta,
verá que no es fácil. ¿Y, por qué no es fácil, si reciben tanto dinero
del BCE?
La respuesta no es difícil de ver. Los bancos ganan mucho más dinero
comprando deuda pública a unos intereses muy altos (que el discurso
oficial indica que el Estado necesita ofrecer para que los Estados
puedan conseguir prestado dinero de los bancos), de un 4%, 6%, o incluso
13%. Imagínese el chollo que significa que reciban dinero a menos del
1% y con ello compren bonos que les generan una cantidad de dinero
muchas veces mayor que la que pidieron prestada del BCE. ¿Se da cuenta?
Y, sepa usted, que los banqueros en España están entre los mejor pagados
de la Unión Europea. Y los bancos más importantes de España han estado
entre las empresas con mayores beneficios. Si después de leer todo esto
no se ha indignado, es que no me he explicado bien.
Pero si me ha entendido bien, entonces prepárese para incrementar su
nivel de indignación, pues todo esto es totalmente innecesario. Todo
este enorme sufrimiento, incluido el elevado desempleo, es totalmente
evitable. Es, repito, innecesario y dañino y existe única y
exclusivamente para el beneficio primordialmente de la banca. La
solución a esta situación es extremadamente fácil. El BCE debería
prestar el mismo dinero, no a la banca privada, sino a los Estados, y
dejar que estos lo ofreciesen a usted, a mí y a las pequeñas y medianas
empresas, al mismo tipo de interés que el Estado lo recibe del BCE. Mire
que fácil.
Y usted preguntará ¿Y por qué no se hace así? Pues porque la banca
tiene un enorme poder sobre el BCE, sobre las instituciones que
gobiernan la Eurozona, sobre el gobierno español y, no lo olvide, sobre
los medios de información y persuasión. Y un ejemplo de ello es que este
artículo que ha estado leyendo no se publicará en ninguno de los cinco
rotativos más importantes del país. De ahí que le sugiera que lo
distribuya ampliamente entre amigos y familiares, porque la escasísima
democracia que tenemos tiene que cambiarse y ello empezará por tener una
ciudadanía informada, que es lo que no tenemos.
Artículo publicado por Vicenç Navarro en el diario digital EL PLURAL, 13 de enero de 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario