El
padre explicó que “hubo un pequeño problema” cuando se supo que no
estaban casados por la Iglesia, pero “que se resolvió” rápidamente
Francisco ha bautizado hoy a 32 niños en la capilla Sixtina, entre ellos
Giulia, una niña de siete meses, hija de una pareja italiana casada por
lo civil. Los padres se lo pidieron el pasado 25 de septiembre durante
la audiencia general de los miércoles y el papa accedió.
Los progenitores, Ivan Scardia y
Nicoletta Franco, son militares en la localidad toscana de Grosseto y
tienen otra hija, Giorgia, de cinco años. Scardia explicó a los medios
italianos que hubo “un pequeño problema” al inicio cuando se enviaron
los documentos al Vaticano y se supo que no estaban casados por la
Iglesia, pero “que se resolvió” rápidamente.
Durante la ceremonia, el pontífice ha dado incluso permiso a las
madres para que den el pecho a sus hijos dentro del adoratorio. “Si los
niños tienen hambre, madres, dadles de comer sin pensarlo dos veces,
porque son las personas más importantes que se encuentran aquí”, ha
dicho. A diferencia de sus predecesores en eventos de este tipo,
Francisco evitó dar una larga homilía e improvisó un breve discurso
sobre la infancia.
“Tenemos aquí un coro con nosotros, pero el coro más hermoso es el de
los niños que hacen ruido. Algunos lloran porque no están cómodos,
otros porque tienen hambre”, ha comentado a los padres, a quienes ha
pedido que no se sientan intimidados por los espectaculares frescos de
Miguel Ángel.
La tradición de bautizar niños en la capilla Sixtina para recordar el
bautismo de Jesús la inauguró Juan Pablo II y generalmente son hijos de
residentes o empleados de la Ciudad del Vaticano. Se trata de los
primeros bautismos de Jorge Bergoglio como pontífice.
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